Nostalgia

También resisten los nostálgicos de la educación segregada. Cantabria estaba combatiendo esta discriminación pedagógica, a la que ahora también somos libres de encadenarnos. Así que, después de retirar la subvención al colegio Torrevelo, el Constitucional dice que tiene derecho a separar niños y niñas y a ser subvencionado pese a ello. Como el tráfico de armas desde Santander, no se puede detener con la fuerza moral lo que no es ilegal.

En realidad la discriminación no sólo habita entre géneros, aunque sea la más ruidosa. Algunos colegios –desconcertante arbitrio pedagógico– también separan a gemelos y mellizos desde las aulas de infantil a voluntad de cada centro, sin criterio unánime. A un niño con síndrome de Down le arrebataron su verano azul en el campamento de Hazas de Cesto. Como los padres no se resignaron al silencio, el ruido de la prensa solucionó lo que antes de propagarse no tenía solución.

Veremos si se atienden otras reivindicaciones. Ayer en Santander hubo pasacalles previo al chupinazo de las fiestas de Santiago, rebautizadas civilmente como Semana Grande. Otra manifestación, de ciudadanos roncos ante oídos sordos, contra el fracasado ingenio MetroTUS enmendado a parches que prolongan su agonía. Se van por las ramas sin ir a la raíz. Dicen que en una novela la parte más difícil de inventar es el final. Pero hay trucos para salir airosos, ya nos ilustró Bradomin que lo mismo da triunfar que hacer gloriosa la derrota. Que nos salven ya del purgatorio, nos merecemos una rectificación.