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A las siete y media, en los bares de la calle Vargas había varios grupos preguntándose si vendría gente o no. «Ya empiezan a llegar, ... vente», decía una mujer por teléfono. Y sí que se congregó un gentío en la intersección de la calle con Eulalio Ferrer y en las inmediaciones de La Alameda. Pero la lluvia se notó y hubo bastantes menos que el miércoles. Según la Policía Nacional, ochocientas personas, aunque la sensación general es que el cálculo se quedó algo corto. Fácilmente 1.200 en torno a una pancarta con el lema 'Amnistía No' y una foto de Pedro Sánchez con una nariz de Pinocho y pidiendo su dimisión. La tarde transcurrió sin incidentes, aunque una parte del grupo, como el miércoles, marchó hasta la Delegación del Gobierno a última hora y se cortó el tráfico a su paso.
«Este viernes, 10 de noviembre a las 20.00 horas, concentración de protesta contra la Amnistía y el Golpe de Estado provocado por Pedro Sánchez, frente a la sede del PSOE de Cantabria. Pásalo». Tras la quedada del miércoles, que reunió a unas 4.000 personas, este es el mensaje que circuló para repetir. Como ese día, sin convocante oficial y sin comunicación previa –sí se ha hecho para la del domingo, organizada por el PP en la Plaza de Pombo– a la Delegación. Visto el precedente, se dispuso un «operativo preventivo» y siempre a distancia de los que se concentraron (hubo Policía Nacional y agentes de la Policía Local colaboraron con el tráfico).
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La permamente amenaza de lluvia durante el día restó algo de fuerza a la protesta. En número y en intensidad. Muchos paraguas. Aunque el grado de cabreo de los que sí fueron no se apagó con el agua. Al contrario, la confirmación del acuerdo entre PSOE y Junts avivó la indignación de los que optaron por salir a la calle en Santander. Al empezar, megáfono en mano, un hombre indicaba que «cualquier gesto violento» les quitaba «la razón». Cerca de ellos estaba Leticia Díaz, de Vox, junto al diputado de su partido en Cataluña Toni López. No hubo ningún altercado, pero sí una cascada de gritos contra el presidente, Puigdemont, la amnistía, la manipulación y los dirigentes socialistas (incluidos los cántabros). Del «España 1 y no 51» al «Sánchez canalla, Cantabria no se calla» pasando por el «que te vote Txapote» y un buen listado de insultos: felón, traidor, separatista, hijo de...
Algo menos de una hora estuvieron allí y, cerca de las nueve, los más jóvenes encabezaron una marcha por el centro de la ciudad. Unas trescientas personas siguieron con su protesta ante la Delegación durante un buen rato. Se marcharon, eso sí, dejando claro que piensan volver.
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