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Cerca de tres mil cien salmones y truchas han utilizado el ascensor instalado hace apenas tres año y medio en la presa de Palombera. Gracias a este innovador equipamiento, se ha recuperado un amplio espacio del cauce medio del río Nansa a donde, a lo largo de siete largas décadas, les resultaba imposible llegar al no poder superar la infranqueable barrera que hasta ese momento suponía los 20 metros de desnivel de la presa. Son datos que, sin duda, resultan esperanzadores, pero será a partir del próximo año cuando se conocerá en toda su dimensión la verdadera repercusión que tendrá en el futuro este nuevo ingenio para la tan ansiada recuperación del Nansa como un río salmonero. Una situación que cambio a partir de la década de los 40 del pasado siglo en la que se comenzaron a construir diferentes presas a lo largo de su recorrido.
En noviembre del año 2020 la empresa Acciona, que se hizo en en 2010 con la propiedad de las centrales hidroeléctricas de la cuenca del Nansa, puso en funcionamiento un novedoso ingenio hidráulico que, a diferencia de los que se habían venido instalando en el río en el pasado, tenía como objetivo mejorar medioambientalmente el río, facilitando especialmente la llegada de los salmones al cauce situado aguas arriba de la presa de Palombera.
En estos apenas 40 meses, 191 salmones lo han podido conseguir gracias al ascensor, pero será a partir del próximo año cuando los primeros salmones que fueron desovados en la primavera del año 2021 deberían regresar, cumpliendo el ciclo por el que pasan su primer año de vida en el río y los tres siguientes en el mar, antes de ese esperado regreso que se podrá contabilizar a partir de noviembre de 2024.
En este periodo de funcionamiento del ascensor los datos anuales han sido muy desiguales. En el primer año se contabilizaron 127 salmones, mientras que en los dos ejercicios posteriores fueron tan solo once en cada uno de ellos, datos que han obedecido a circunstancias ajenas a la instalación, ya que en los años 2022 y 2023 fueron especialmente anómalos por la sequía, lo que incluso obligó en algunos momentos a decretar la veda de la pesca del salmón en plena temporada, por la escasez de agua en los cauces de los ríos.
Los datos del actual ejercicio, del que aún faltan cinco meses para completarlo, vuelven a ser positivos, con 47 salmones contabilizados. En este mismo periodo de tiempo se anotaron 2.895 truchas que han logrado remontar la presa de Palombera, con unas cifras muy similares en cada ejercicio cercanas a los 750 ejemplares todos los años.
Estas cifras son a juicio de Alfredo López Escudero, director de Explotación de la Presa de Palombera, «realmente positivos», tanto desde el punto de vista económico como especialmente el ambiental, al considerar que «el ascensor de salmones ha tenido una repercusión muy beneficiosa en la zona, al generar varios puestos de trabajo durante su construcción y ayudar así a revitalizar la economía de la comarca». «Las infraestructuras ejecutadas en el río Nansa, como las escalas de peces de Celis y Vendul y especialmente el paso por la presa Palombera, han permitido recuperar unos 50 km del hábitat natural del salmón, cumpliendo su objetivo de forma satisfactoria», señala.
Cerca de tres millones de euros ha venido invirtiendo la empresa Acciona en todas estas actuaciones con las que se están intentando compensar las alteraciones biológicas del río provocadas por las cuatro presas hidroeléctricas construidas el pasado siglo en un corto recorrido del cauce del Nansa.
Desde la Sociedad Cántabra de Fomento de Caza y Pesca también se valora muy positivamente el esfuerzo que se viene realizando para la recuperación del Nansa. «Sin lugar a dudas la actuación del ascensor en la presa de Palombera es muy beneficiosa, como ya se está viendo, por ello les estamos muy agradecidos a Acciona», afirma su presidente, Manuel Borbolla. No obstante, pese a reconocer que el ascensor claramente cumple su función, de lo que no se muestra tan seguro es que la escala para descender funcione igualmente. «Se ha instalado una rejilla, pero no sabemos si los alevines la utilizan o terminan siendo arrastrados al canal hidroeléctrico», señala. Será algo que se podrá valorar con mas exactitud con los datos que se obtenga el próximo año con la llegada de los nuevos salmones que han cumplido todo su ciclo en el Nansa.
Desde la puesta en marcha del ascensor, los salmones y las truchas se encuentran en la base de la presa de Palombera con una serie de pequeñas basas artificiales llamadas artensas, dotadas de un vertido continuo de caudal de agua que hace de efecto llamada para atraerlos hasta una cabina metálica sumergida en el agua, que es elevada mediante un cabrestante hasta la coronación de la presa.
Allí, mediante un sistema de canaletas, se deposita a los peces en el embalse de Palombera, siendo monotorizadas, por lo que se conoce con exactitud el número de ejemplares que lo han utilizado.
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