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En apenas tres días el protagonista de esta historia ha pasado de estar a punto de morir ahorcado a encontrar una familia que lo ha acogido en su casa sin dudarlo un segundo y a pesar de contar ya con dos gatas. El perro al que habían colgado de un árbol en Arredondo el pasado miércoles ... y que fue rescatado in extremis por un vecino duerme en un piso de Santander desde el sábado, con los afectos y el cariño que -a la vista de lo que ha sufrido- no ha tenido nunca.
Aunque en un primer momento el vecino que le salvó la vida lo bautizó con el nombre de 'Pancho', porque le recordaba al perro que salía en los anuncios de la lotería en televisión, su nueva familia ha decidido llamarlo Robin, pero no en referencia al superhéroe que acompaña a Batman en sus aventuras, sino a un villano del lejano oeste al que colgaron de un árbol y sobrevivió.
Susana Bedia y su pareja, dos amantes de los animales que eluden cualquier tipo de protagonismo, se conmovieron con la historia de este can y decidieron darle un final feliz. «La decisión de acoger a Robin fue repentina porque no teníamos pensado, al menos de momento, tener un perro, ya que contamos con dos gatas y estábamos cubiertos. Pero cuando vimos la historia nos dio tanta pena que decidimos dar el paso sin pensarlo», cuenta Susana, que deja muy claro que «no hemos hecho nada que no haga cualquier persona con sensibilidad y cariño a los animales».
El mismo día en el que El Diario Montañés hizo público el cruel suceso en el que se vio envuelto Robin, el pasado viernes, Susana y su novio se pusieron en contacto con el vecino que le salvó la vida, Gonzalo, para quedar con él y recoger al animal al día siguiente.
Cuando se presentaron en Arredondo y le invitaron a pasar a su coche, Robin no lo dudo un segundo. Dos desconocidos le estaban dando una segunda oportunidad en la vida. «Tiene bastante buen aspecto para estar abandonado. No parece que esté desnutrido y, en principio, parece que está castrado, pero es algo que nos sorprende porque no tiene chip y es raro que alguien que lo abandona se tome la molestia de castrarlo», comentaba Susana horas antes de llevarlo al veterinario para ponerle el chip y hacerle una revisión.
Aunque todavía se está adaptando tanto a su nuevos dueños como a las dos gatas con las que comparte hogar (Cleo y Lena), Robin ya se muestra como un perro «muy cariñoso» y «espabilado». «Para ser un perro maltratado es muy confiado y se está acostumbrando muy rápido a nosotros y a estar en el piso».
Susana aprovecha la ocasión para animar a la gente a que se implique ante situaciones como esta y adopten animales tan necesitados. «Este perro va a vivir muchísimo mejor de lo que va a vivir el sinvergüenza que lo colgó en el árbol, porque sus dueños le van a resolver todos los problemas que tenga», señala.
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