Nuevas maneras de ser profesor

La Consejería del popular Sergio Silva acordó esta medida con los sindicatos ANPE y Comisiones Obreras –dos de los cinco representados en la Junta de Personal Docente–. Para Silva, reimplantar la sustitución parcial de la jornada lectiva doce años después de su supresión significa abrir una «ventana de oportunidades» al profesorado cántabro. Para Rus Trueba (ANPE) y Conchi Sánchez (CC OO), se trata de un buen «punto de partida» que permitirá aligerar el trabajo en los centros educativos y mejorar las condiciones laborales de los docentes.

Por lo pronto, Educación ya ha publicado en el Boletín Oficial de Cantabria (BOC) la convocatoria para que los docentes de 59 años en adelante puedan solicitar la sustitución de la jornada lectiva en el curso 2024-25. De cumplir con los requisitos, esa sustitución será de cuatro horas lectivas en el Cuerpo de Maestros y de tres entre el profesorado de Secundaria. Una comisión de coordinación pedagógica se encargará de dar luz verde a las peticiones.

No se trata, en ningún caso, de reducir la jornada laboral, sino de dedicar una porción semanal de la misma a tareas que no son dar clase. Además de las mencionadas anteriormente, la convocatoria recoge como alternativas a ña docencia directa las actividades dedicadas a promover la salud escolar, al trabajo en la biblioteca, a los fondos europeos, a la acreditación de competencias o a la internacionalización.

La Consejería calcula que solo el próximo curso 1.095 docentes podrán recuperar un derecho reconocido en 2006 y extinguido en 2012 al calor de los decretos y las medidas de la crisis económica.

Porque la recuperación de la sustitución de la jornada parcial de los docentes cántabros ha implicado la modificación, a través de la Ley de Acompañamiento a los Presupuestos Generales de la Comunidad Autónoma para 2024, de la Ley 2/2012, de Medidas Administrativas, Económicas y Financieras para la ejecución del Plan de Sostenibilidad de los Servicios Públicos, una normativa aprobada en tiempos de Ignacio Diego (PP), de nombre extremadamente largo y que, en definitiva, impedía abordar este asunto.

No obstante, no todas las organizaciones sindicales dieron en marzo su visto bueno al pacto. STEC, de hecho, lo califica de «mal acuerdo» porque «reduce menos horas» de las que se fijaron en 2006 «y deja fuera a la mitad del colectivo docente», entre ellos, los profesores sin destino definitivo.

En este reportaje, cuatro docentes que han solicitado la sustitución de la jornada o que valoran hacerlo próximamente, exponen sus experiencias, sus ventajas y también sus críticas a esta nueva y vieja medida.

Veronique Sobrado ya ha solicitado la sustitución parcial de la jornada lectiva para el curso próximo 2024-25. Cumple los requisitos ampliamente. El trámite no le ha resultado nada complicado: ha completado la documentación requerida, indicando las actividades que puede desempeñar en esas horas en las que quedará 'liberada' de la docencia directa, y lo ha entregado todo en su centro educativo. Profesora del IES Villajunco, ella optará por trabajar en la biblioteca del centro. De hecho, suya fue la iniciativa de «comenzar una colección de cómics» en el instituto santanderino, una fantástica forma de promover la lectura entre el alumnado y también de interesarle «por muchas otras disciplinas», apunta.

También pintora y fotógrafa –durante todo el mes de abril ha expuesto 'La vie en rose' en el espacio Tabacalera de la capital cántabra–, Sobrado revela que, a sus 60 años, su vocación docente sigue siendo fuerte; pero que, al mismo tiempo, cree que impartir clases no es la única manera de contribuir a la formación de la juventud, «que es lo mejor de la sociedad». «Es muy importante poder aportar en función de tu experiencia», reflexiona.

La suya como profesora –en concreto, como profesora de francés en la etapa de Secundaria– es amplia y ese bagaje le ayuda a relacionarse con sus estudiantes, que «son muchos» porque es una lengua viva que «sigue despertando interés»; a compartir con ellos «una visión amplia» de la vida, en ocasiones a darles un consejo certero, y también a explicarles cosas que considera importantes sobre Francia, su país natal, que suele visitar en su compañía dentro de la programación de viajes escolares. La pasada semana recalaron en la localidad de Biarritz. «Creo que disfrutaron mucho».

A Rodolfo Gutiérrez no le pesa en absoluto dar clase, pero cree que también puede ayudar a su centro educativo aliviando el peso que soporta a cuenta de la «eterna burocracia». Los fondos europeos han supuesto una estupenda inyección económica en etapas como la de FormaciónProfesional, a la que Gutiérrez lleva 39 años vinculado, pero también han traído consigo un notable papeleo que es preciso resolver en tiempo y forma. Y a esa tarea quiere entregarse este profesor del IES Montesclaros de Reinosa una vez se acoja a la jornada parcial de sustitución. «Van a ser tres horas para cambiar de actitud y para echar una mano al equipo directivo con la burocracia. Son horas para seguir trabajando», resume.

Gutiérrez ha cumplido 61 años, así que es candidato a comenzar con la jornada a partir de septiembre. Cree que es el último gran cambio profesional que protagonizará antes de jubilarse. Aunque quién sabe, porque habla con mucho entusiasmo de la enseñanza, de las aulas, de su alumnado, de las empresas –en Reinosa, «las empresas se están implicando porque ven que los alumnos salen muy preparados»– y de una FP a la que «solo le falta un empujoncito más para consolidarse» como alternativa de pleno derecho en la educación superior. Como profesor o como jefe de estudios adjunto, Gutiérrez ha «luchado» por la FP toda su vida.

Gutiérrez celebra la recuperación de este derecho porque cree que en la educación, en la FP, «hay muchas actividades –charlas, entrevista con empresas, proyectos, mentorías, tutorías...– que son alternativas a la docencia» y que merecen tiempo y dedicación. «Hay muchas formas de ayudar y de ser profesor. Y de intentar mejorar todos los aspectos que rodean a un centro».

Como maestra, Eneida Bustamante se propone «darlo todo hasta el último día». Y en ello está. No solo se implica con sus alumnos, con las clases de música y con la coordinación del área de interculturalidad del CEIP Portus Blendium de Suances, sino que ha decidido involucrarse en un buen puñado de proyectos de largo recorrido. «Mil proyectos», apunta, risueña, y se pone a explicarlos con entusiasmo genuino. Entre ellos, figuran el intercambio escolar con un centro educativo de Francia –Bustamante también ha sido profesora de francés durante 19 años–, las actividades que rodean al programa Erasmus, o el proyecto Observa-acción, que se basa en el canje de experiencias educativas con docentes de Castilla y León. «Este proyecto me gusta mucho, mucho. E igual nos metemos en otro..».

Así las cosas, recuperar la jornada de sustitución parcial le parece un acierto. Ella, que ha superado los 60 años, podrá solicitarlo para el curso que viene. Destinará ese «tiempo valioso» a sus proyectos presentes y futuros. «Necesitamos tiempo para todas estas cosas, y esas horas me van a venir muy bien para estar con los niños, para hacer proyectos. Me parece muy bien que podamos recuperar un derecho que ya teníamos en 2006. Desde mi experiencia personal, es un tiempo muy valioso».

Y si a Bustamante le gusta meterse en tantos charcos educativos, su colegio incentiva ese interés. Es «un colegio muy activo. Yo estoy muy a gusto aquí, creo que me mantiene joven», dice Bustamante, que al poco cuenta que le gustaría armar un concierto en el colegio. Eso es ser maestra para ella: «Meter horas por lo niños y trabajar hasta el último día dándolo todo».

Para Raúl Aguado es claramente positivo recuperar el derecho a la sustitución parcial de la jornada lectiva que los docentes cántabros perdieron «de golpe y porrazo» en 2012. «Ahora, que es un momento diferente, es de justicia recuperarlo, pero hay que recuperarlo en su integridad», matiza.

Profesor de Lengua y Literatura en el IES Marqués de Santillana de Torrelavega, Aguado lleva 34 años dando clase. «Me encanta mi trabajo y lo disfruto muchísimo, pero también creo que hay que dejar espacio a la gente más joven», apunta. Por eso, si bien dedicar unas horas a tareas fuera del alula es un buen punto de partida –Aguado sopesa aún si acogerse o no a la sustitución en el futuro–, cree que la norma, en Cantabria, se ha quedado coja.

Para empezar, «es una medida que también implica muchas renuncias». En su caso, abandonar la jefatura del Departamento de Lengua y Literatura, compuesto por diez docentes. Al imponerse como requisito un determinado número de horas de docencia directa, habría de dejar este puesto para acogerse a la sustitución parcial. «Da la impresión que solo quieren reducir carga lectiva», lamenta.

Además, observa «restricciones muy severas», empezando por el sesgo que supone comenzar aplicándola entre los docentes de 59 años en adelante –con 57, él habría de esperar–, así como el establecimiento de un listado de tareas alternativas a la docencia «muy cerrado». A él, por ejemplo, le gustaría catalogar y digitalizar el archivo histórico de su instituto, casi centenario y con una historia cuajada de grandes nombres; pero no podrá. «Mi idea era dedicarme a su mantenimiento, pero no está contemplado».