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Las resacas dificultan el pensamiento fluido, y la que procedió a las elecciones del 28-A no fue precisamente de las que se calman con un ibuprofeno. Larga y pesada. Cinco meses después de la última cita con las urnas en unos comicios generales y ... de los intentos fallidos por colocar un presidente del Gobierno en La Moncloa, los cántabros tienen que volver a elegir una papeleta. Todavía no han asentado el estómago de la última borrachera electoral y ya han sido convocados a otra fiesta de la democracia. Desde la pasada madrugada, con el inicio oficial –el oficioso es imposible recordar cuándo comenzó– de la campaña, tienen por delante una tarea aún más complicada que la de decidir entre algunas de las opciones que acuden a la contienda:la de valorar si los que votaron entonces se vuelven a merecer su confianza.
PSOE
La alegría desbordada de la última noche de elecciones generales en Bonifaz da muestra de la importancia que dieron los socialistas a sus dos diputados, que también significaron la victoria electoral. Ahora, quedarse igual y repetir resultados sería una victoría, más grande aún teniendo en cuenta el previsible crecimiento en el bloque de la derecha en toda España.
Los seis partidos con opciones de hacerse con uno de los cinco escaños al Congreso de los Diputados en juego en la región se lo toman como una reválida. Y como en el ámbito académico, el que más tiene que perder cuando se anula un examen es el que sacó la mejor nota. Los socialistas encaran la cita del 10-N con dudas e incertidumbres después de un triunfo de primavera que calificaron como histórico. Como también histórica fue la entrada del regionalismo en las Cortes o la derrota sin paliativos, incluso en la plaza de Santander, del PP. Sí hubo motivos para las celebraciones en la sede cántabra de Ciudadanos, que escaló hasta la tercera posición, justo después de los conservadores, un cajón del podio que ahora, pese a los mensajes triunfalistas que se escucharon este jueves en la tradicional pegada de carteles, firmarían por repetir.
PP
El PP tiene claro que después del disgusto histórico del mes de abril está en condiciones de volver a ganar en Cantabria. El CIS certifica la subida y la recuperación del segundo escaño, pero por detrás de los socialistas. Insisten en que votar al PRC es apostar por la marca blanca del PSOE y en el riesgo de dividir el voto de la derecha hacia Cs y Vox, como ocurrió en la anterior cita.
Después de 26 años como eterno segundón y de asimilar la idea de que Cantabria era un feudo conservador inexpugnable, los de Pablo Zuloaga recuperaron la hegemonía en abril de la mano de Luis Santos Clemente, un desconocido fuera de los ambientes sindicalistas y gracias el impulso de los aires nacionales y a la fragmentación del voto en la derecha. Dos diputados para ganar por encima del hombro a PP, Cs y PRC, y también a Vox y Unidas Podemos, que se quedaron fuera del reparto, los primeros por 10.000 votos. Ahora, pese a que la encuesta del CIS dice que la victoria volverá a tener color rojo y repetirán porcentajes, el ambiente es distinto, con una parte muy importante de su electorado, incluso de la militancia, todavía incapaz de asimilar que la izquierda no haya sido capaz de ponerse de acuerdo. De la euforia a la frustracción y ahora, quien sabe si en una parte importante a la abstención. Toca hacer lo que lograron hace medio año: movilizar.
CIUDADANOS
El discurso de Ciudadanos es que están peleando por el segundo diputado por Cantabria. Eso exigiría ser primera o, al menos, segunda fuerza política en la región, un escenario que no dibuja ninguna de las encuestas que se han conocido hasta ahora. Con un contexto nacional de caída de los naranjas, mantener el actual diputado (Rubén Gómez) sería el mejor de los males.
Mientras Pedro Sánchez subía el pasado martes las escaleras del escenario del Palacio de Festivales de Santander antes de tomar la palabra, dos miembros de la Ejecutiva regional del PSOE opinaban que el revulsivo del portavoz en la capital, Pedro Casares –promovido desde Ferraz y Bonifaz–, como cabeza de lista en sustitución de Clemente no sería suficiente. Cruzaban los dedos para no ser segundos o incluso terceros.
El miedo es la fuga de votos hacia un partido refugio para los votantes de centroizquierda como el PRC. A pesar de ser cuarto, José María Mazón fue uno de los grandes protagonistas de aquella noche electoral y también de las crónicas políticas del último medio año por su apoyo a la investidura de Sánchez, el único diputado no socialista que le dio el 'sí'. Su mensaje machacón estos días es el de que son la voz de Cantabria en Madrid y la mejor manera de conseguir que lleguen a la región las infraestructuras que reclaman gracias a su capacidad negociadora. A izquierda, pero si se diera el caso y a pesar de que en Peña Herbosa tienen como socios al PSOE, también a derecha. Para los de Revilla también es una reválida, pero los regionalistas tienen pocas dudas de que mejorarán sus resultados a pesar de que el CIS dice que su escaño está bailando entre ellos y Ciudadanos.
PRC
El PRC hizo historia hace medio año con su primer diputado nacional y sus líderes están convencidos de que subirán la apuesta con un segundo representante en Madrid. La proyección pública de Mazón como único congresista ajeno al PSOE que apoyó la investidura de Sánchez y la obsesión por reclamar las infraestructuras son sus armas para convencer al votante.
Las caras menos tensas en esta precampaña electoral se han visto en el PP. Saben seguro que crecerán en votos y hasta la encuesta de Tezanos (responsable del CIS) les da dos diputados, los mismos que al PSOE. La confianza es tal que cualquier crecimiento que no sirviera para recuperar la hegemonía en Cantabria sería una noticia mala o regular. Los conservadores repiten con Diego Movellán como cabeza de lista y un par de cambios en su candidatura. Con casi la misma oferta, pero con un discurso más centrado siguiendo las directrices de Madrid, aspiran impulsar el triunfo de Pablo Casado, que volverá la próxima semana a Cantabria. En clave autonómica, su idea fuerza es que Sánchez margina y discrimina a la región con la complicidad del PRC.
VOX
La visita hoy del líder nacional, Santiago Abascal (Palacio de Festivales de Santander, 12.00 horas), ejemplifica la apuesta de Vox por conseguir un escaño por Cantabria. En las pasadas elecciones se quedaron a unos 10.000 votos y ahora dan por hecho que esta vez sumarán los apoyos suficientes para llevar a Emilio del Valle a Madrid. Creen que no habrá abstención en la derecha.
«Perrito faldero del PSOE» llama Rubén Gómez, candidato de Cs, a los regionalistas, que también se han subido a ese argumento. Las malas perspectivas de Albert Rivera lastran también a los naranjas en Cantabria e incluso hay quien da por perdido el escaño que sí consiguió el 28-A con relativa comodidad. La prueba de que la formación tiene pocas esperanzas es que ninguno de sus líderes nacionales ha cruzado –ni tiene pensado hacer salvo sorpresa– el puerto de Pozazal y prefieren centrarse en territorios donde tienen más posibilidades. Pese a todo, el discurso oficial es que esperan el segundo diputado.
UNIDAS PODEMOS
De los grandes partidos, Unidas Podemos fue el que se quedó más lejos del escaño en abril, pero las encuestas no son especialmente negativas. El 10-N concurren a con una fórmula novedosa:de conseguir diputado, será dos años para Luis del Piñal (Podemos) y los restantes para Leticia Martínez (IU). Creen que el voto útil al PSOE no lastrará esta vez sus opciones.
Vox y su candidato, Emilio del Valle, están justo en el escenario opuesto. Crecidos por el aliento de las encuestas –el CIS no, pero varias empresas privadas le dan el diputado por Cantabria– y convencidos de que esta vez sí. Con los votos que sumen y con los que se dejen los demás por el camino fruto de un hartazgo que creen que a ellos no les va a afectar, apuestan por tener un asiento entre los cinco en juego.
Como los otros cinco grandes –hay otras siete formaciones, desde animalistas a comunistas, liberales o humanistas–, también Unidas Podemos (Podemos e IU, que de sacar escaño se lo repartirán dos años cada uno) abrieron este jueves la campaña en la capital. Ellos aspiran a conservar los apoyos que tuvieron en la noche de caras largas de abril y sumar a socialistas desencantados o los que recurrieron hace seis meses al voto útil dentro de la izquierda.
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