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A principios de mayo de 2019 llegó la primera máquina a la obra del nuevo acceso al Puerto de Santander desde la autovía a A-67. Una pilotadora que se encargaba de consolidar con hormigón el terreno de marisma frente al centro comercial que acoge ... El Cortes Inglés, el primer paso antes de realizar el resto de actuaciones. Por aquellas fechas, los conductores que habitualmente entran a la capital desde Torrelavega se encontraron un carril cortado, señales amarillas en la calzada y limitaciones de la velocidad para incorporarse a la avenida de Parayas (S-10). La actuación tenía un periodo de ejecución de 24 meses.
Si empezamos a contar desde entonces, todavía estaría en plazo. Lo que pasa es que, oficialmente, la obra comenzó en septiembre de 2018, cuando se firmó el acta de replanteo y la unión temporal de empresas formada por Dragados, Geocisa y la cántabra Ascán y comenzó las labores de oficina. El cronómetro se puso en marcha en ese momento y tendría que haberse parado antes de las pasadas Navidades. Pero no. Lejos de estar inaugurada, está concluida al 75%, según confirma el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. La otra cuarta parte aún está por hacer.
Con la calculadora en la mano y a tenor de la información que ofrece el departamento que dirige José Luis Ábalos, el nuevo acceso al Puerto de Santander desde la A-67 no entrará en funcionamiento hasta finales de año. Así, habrá acumulado un retraso de alrededor de 15 meses respecto a los tiempos inicialmente previstos. Se conseguirá entonces que el Puerto tenga una entrada independiente a la que lleva a Nueva Montaña y al centro de Santander, y esto permitirá aligerar el tráfico en esta zona conflictiva, punto habitual de congestiones.
OBJETIVO DE LA OBRA
ESTADO ACTUAL
PRESUPUESTO DE 23 MILLONES
Además de que las máquinas tardaron casi medio año en empezar a actuar desde que comenzó a correr el plazo, hay dos motivos que explican el retraso acumulado, principalmente. Primero, las dificultades que hubo para encontrar una ubicación provisional para la creación de un aparcamiento de camiones que sustituyera a la Ciudad del Transporte (Citrasa), afectada por la actuación. Mientras se habilitó este espacio en el polígono de Candina, las máquinas estuvieron a media actividad. El otro motivo que expone el Ministerio -se adjudicó cuando todavía era Fomento, en la época del cántabro Íñigo de la Serna al frente de la cartera- es el modificado en el proyecto que acordó el pasado mes de septiembre con la UTE. Un modificado que supondrá un sobrecoste de dos millones de euros, aproximadamente, hasta elevar el presupuesto de la obra a los 22,9 millones.
La pandemia, en cambio, no ha influido en el ritmo de los trabajos. Muy al contrario, la escasa densidad de vehículos durante el confinamiento más estricto posibilitó adelantar algunos trabajos, igual que en la obra del nuevo ramal de la A-67 entre Sierrapando y Barreda que permitirá acabar con el nudo de Torrelavega.
La de la capital del Besaya es la segunda inversión más importante por presupuesto del Gobierno central en Cantabria y esta de Santander, la segunda. Lo más costoso en el caso del nuevo acceso al Puerto es la construcción de una glorieta elevada de 103 metros de diámetro sobre la A-67 y las vías de ferrocarril que acceden al Puerto, acompañada de los ramales correspondientes de entrada y salida. La actuación se completa con la reurbanización de los terrenos afectados dentro de la actual Ciudad del Transporte y con la dotación de alumbrado, defensas mediante pretiles y barreras y cartelería y señalización del nuevo enlace.
Actualmente, se ha llevado a cabo toda la cimentación por medio de pilotes prefabricados en las diferentes estructuras -la gran glorieta aún no se aprecia desde la carretera, pero sí el lugar sobre el que se asentará-, así como sus correspondientes encepados y pilas que servirán de apoyo a la futura estructura metálica.
De hecho, las estructuras metálicas de esa glorieta se encuentran en fase de construcción y ensamblaje. Cuando acabe ese proceso, serán las grúas las que se encargarán de colocarla a modo de puzle. A la vez, se están llevando a cabo los trabajos para generar zonas de aparcamiento dentro de la Ciudad del Transporte.
La obra de la autovía A-73 que comunicará Aguilar de Campoo con Burgos y permitirá ahorrar 33 kilómetros y 20 minutos en el viaje a Madrid desde Cantabria acumula tantos contratiempos que es difícil hacer una cronología lógica que explique los retrasos. De los siete tramos que forman el proyecto, sólo los más cercanos a Burgos -los más cortos- han entrado en funcionamiento. De los restantes, uno está en ejecución aunque la actuación tendría que haberse inaugurado hace más de un año. Otro más está en información pública a efectos de expropiación. Lo más curioso es lo que ocurre con los que quedan, que desde hace más de tres años se encuentran 'caducados' y esperando su revisión para adjudicar.
Los planos y estudios que se hicieron en su momento han quedado desactualizados. Tanto en lo que tiene que ver con los procedimientos constructivos como en los costes. Se trata de los tramos Aguilar de Campoo-Báscones, Pedrosa-Santa Cruz del Tozo y Santa Cruz del Tozo-Montorio. En unos casos fueron adjudicados en su momento pero las empresas quebraron y no se llegó a mover ni un centímetro cúbico de tierra y en otros fue la lentitud de la Administración lo que los ha dejado viejos. El Ministerio confirma en una respuesta parlamentaria al PSOE que no han avanzado desde entonces y «es necesario licitar contrato para redactar la actualización».
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