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Nuevo hallazgo de arte prehistórico en Alfoz de Lloredo

Nuevo hallazgo de arte prehistórico en Alfoz de Lloredo

Investigan si unas pinturas localizadas en la cueva del Linar tienen origen paleolítico. Los espeleólogos encuentran también restos óseos de un hombre del siglo IV y una vaina de puñal del II a. C.

José Carlos Rojo

Santander

Miércoles, 11 de septiembre 2024, 06:57

A la sala que esconde estos tesoros arqueológicos, que hasta ahora permanecían ocultos, se accede por una grieta angosta. «Hubo que abrirse camino retirando puñados de sedimento», cuenta José Ramón Saiz, uno de los cuatro espeleólogos que el 25 de julio de 2023 accedió a la conocida cueva del Linar, en La Busta (Alfoz de Lloredo) para topografiar espacios que hasta entonces permanecían inexplorados. Ninguno imaginaba que allí iban a encontrar un valioso premio, los restos arqueológicos más importantes hallados en los últimos años en Cantabria. De un lado, varias pinturas rupestres de posible origen paleolítico;de otro, los restos óseos de un hombre que vivió entre los siglos III y IV, en el Bajo Imperio romano; y una vaina de puñal, de bronce, que se puede datar en el siglo II antes de Cristo (a. C.).

«Esta cavidad es muy conocida desde hace un siglo;pero a esta zona concreta nadie antes había entrado», expone Saiz. Es una grieta muy cercana al acceso, de la que mana una intensa corriente de aire frío, un síntoma de que al otro lado se extienden amplias galerías.

Con las linternas los espeleólogos iluminan la cavidad y otorgan dimensión al vacío negro y con el láser comienzan a tomar medidas que luego se trasladarán al ordenador. «¿Puedes ir por allí?», le pregunta Saiz a su compañera, señalándole un recodo que parece comunicar con otra sala. Y cuando cinco minutos después ella regresa casi muda, con los ojos vidriosos, todos saben que ha encontrado algo. «No creíamos lo que estábamos viendo. Salimos deprisa a llamar a Manolo», recuerdan.

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Esta vaina de puñal se halló por su intenso color verdoso. Está datada en el siglo II antes de Cristo. Se han encontrado otras parecidas en Villanueva de Teba (Burgos), pero nunca antes en Cantabria.

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Manuel González Morales es miembro, como ellos, del Club Espeleológico Ábrigu, además de catedrático de la Universidad de Cantabria (UC), divulgador y exdirector del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (Iiipc). «Fui tan pronto como resultó posible y activamos todos los protocolos que están establecidos para estos casos», confirma. Lo primero es la comunicación al Gobierno autonómico, para asegurar los restos en un entorno que resultaba demasiado accesible para los expoliadores. Un cierre que llegó este verano, casi un año después de la comunicación. Un tiempo en el que los descubridores mantuvieron el secreto. «Es un hallazgo importante porque se trata de unas pinturas que podrían datarse en el Paleolítico. Son muy rudimentarias, lo que podría indicar que son bastante antiguas», explica el experto, que presentó el hallazgo el pasado jueves en el ciclo de conferencias de Prehistoria de Puente Viesgo. Lo más llamativo es que alguna de ellas está realizada con arcilla, algo que no es nada común. «Se han visto otros ejemplos en Europa;pero no es normal», detalla González Morales.

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Estos restos humanos pertenecen a un hombre que vivió entre los siglos III y IV. Probalemente cayó por una torca y terminó muriendo en la cavidad. El esqueleto está muy calcificado, lo que dificulta su estudio.

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Dos caballos y una hiena

Una de las representaciones parece mostrar dos figuras tintadas en ocre que parecen corresponder a las figuras de unos caballos. Otra de ellas, con estilo moteado, aprovecha la forma de la roca para evocar los cuartos traseros de una hiena o un leopardo.

Los restos humanos se encuentran en una sala contigua. Justo bajo una antigua torca que hoy permanece sellada. «El esqueleto del hombre está muy bien conservado y parece que puede tratarse de alguien que falleció entre los siglos III y IV, en el Bajo Imperio romano», indica el catedrático. «Es posible que se precipitara al abismo por accidente y que anduviera merodeando por la zona hasta que terminó muriendo, probablemente de frío». Los huesos están muy calcificados, fundidos con la roca, lo que dificultará su estudio.

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Vista parcial del techo de las pinturas. Están pintadas en ocre y tienen un tamaño pequeño. Parecen mostrar, de modo muy rudimentario, las formas de dos caballos.

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En ese mismo espacio, en lo alto de un cono de sedimentos, que se encuentra justo bajo la boca de la torca que un día estuvo abierta al exterior, semioculta bajo capas de arcilla, ramas y huesos de todo tipo de animales que cayeron en esa trampa natural, los espeleólogos hallaron una vaina de puñal, de color verdoso, que se podría fechar en el siglo II a. C. «y que está maravillosamente conservada». La reliquia ha sido trasladada ya al Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (Mupac) para su restauración y estudio. «Hay otras similares en una necrópolis de la Edad de Hierro encontradas en Villanueva de Teba (Burgos);pero salvo otro ejemplar hallado en Asturias, no se conocen más en la zona litoral peninsular», detalla González Morales.

Las frases

Catedrático e investigador

Manuel González Morales

«Son pinturas muy rudimentarias, lo que hace sospechar que son realmente muy antiguas»

Espeleólogo y descubridor

José Ramón Saiz

«Esta cavidad es muy conocida desde hace un siglo, pero a esta zona nadie antes había entrado»

Espeleólogo y descubridor

Luciano Sedano

«No creíamos que fuera real hasta que se confirmaron las sospechas con la comprobación de los expertos»

«Ahora, lo más importante es documentar bien todos los restos encontrados y diseñar el proyecto de investigación para ver si, a inicios de 2025, puede comenzarse con los trabajos propiamente dichos», explica el investigador, que señala la importancia de tomar más muestras del esqueleto del hombre, y que apunta a la necesidad de datar con exactitud las pinturas parietales. «Hasta ahora se ha entrado con los medios justos y con cuidado de no interferir en ningún punto de la cueva que pudiera albergar patrimonio de algún tipo. Por eso es preciso comenzar la investigación».

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Representación de un carnívoro realizada con arcilla. No es nada habitual encontrar muestras parietales realizadas con barro. En este caso, parecen los cuartos traseros de una hiena o de un leopardo.

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A día de hoy, los cuatro participantes de la expedición que encontraron este premio arqueológico aún celebran su hallazgo. «No creíamos que fuera real hasta que se confirmaron nuestras sospechas con la comprobación de los expertos. Es como un sueño», insiste Luciano Sedano, que accedió a la cavidad aquel 25 de julio del pasado año junto al ya citado José Ramón Saiz, Amparo Herrera y Raquel Pacheco.

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