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La escalada de nuevos casos de coronavirus (sólo el lunes se diagnosticaron otros 78... y ya van 425) está haciendo que se precipiten decisiones para amortiguar la sacudida de la epidemia en la red hospitalaria del Servicio Cántabro de Salud, confiando en que sea suficiente para no llegar al colapso. «Está habiendo más ingresos de los esperados», admiten las Gerencias, que tratan de despejar al máximo el resto de la hospitalización, administran como pueden los equipos de protección y se enfrentan al aumento de bajas en sus plantillas. Ya son 42 los sanitarios que han dado positivo, y no se puede precisar los que están pendientes de prueba como consecuencia de la creciente demanda y la falta de test.
Una cuestión esta última que se trata de paliar en la medida de lo posible con el nuevo laboratorio habilitado de forma exprés en el Instituto de Investigación Valdecilla (Idival), para reforzar al de Microbiología de Valdecilla, que no da abasto. Esta iniciativa, a cargo de científicos voluntarios del propio Idival, del Ibbtec y de la Universidad de Cantabria, aspira a doblar el número de pruebas que se hacen diariamente. El reto es llegar a las mil entre ambos circuitos, concentrándose el laboratorio del hospital en los pacientes ingresados y su personal; y el de refuerzo, en los casos sospechosos detectados en centros de salud, residencias y cuerpos esenciales, canalizados a través del puesto de triaje instalado por el 061 en El Sardinero. Allí se recogen las muestras de profesionales sanitarios, trabajadores de atención a la dependencia, farmacéuticos, policías, bomberos... con síntomas compatibles con el Covid-19 (no es un punto abierto a la población general). Hasta ahora se había recibido un goteo de personal (cerca de cien muestras se recogieron el lunes), pero ayer se podían ver colas de coches. Al volante, miembros de los colectivos más expuestos al virus para someterse a las pruebas, sin necesidad de salir del vehículo. Un proceso al que se accede por indicación de Salud Pública. En su primer día de plena actividad, el laboratorio del Idival procesó unas 400 muestras, remitidas después a Microbiología de Valdecilla, aunque desde hoy tendrá capacidad para hacer el proceso de análisis completo.
El avance del virus, en plena ebullición, obliga a adaptar los recursos de forma urgente un día sí y al siguiente también. Y aún es miércoles. Queda una «dura semana» por delante hasta el esperado pico máximo de la pandemia, según la previsión de Sanidad, que arrastrará para entonces a más de un millar de afectados, sin contar los que se puedan añadir cuando los ansiados test rápidos enviados por el Ministerio lleguen por fin a la región y pongan nombre a los síntomas que comparten una parte de la población sin diagnosticar (si ahí la semana pasada Sanidad ya hablaba de más de mil casos, echen cuentas...). El balance de incidencia publicado ayer, que se corresponde con la situación del día anterior, sitúa la cifra de infecciones activas en 404. De esas personas, más de la mitad (226) permanecen en aislamiento domiciliario. Los otros 178 son los que luchan contra la enfermedad en la cama de un hospital. Una proporción que se repite entre los nuevos diagnósticos. Así, el lunes 36 pacientes pudieron volver a casa con las indicaciones y medidas preventivas para evitar el contagio, pero otras 38 fueron ingresados, como mínimo (y siempre que no surjan complicaciones) los 14 días que se requiere de aislamiento.
Estancias largas que se acumulan al ritmo que sube la curva de la epidemia, que en los últimos tres días ha sido más rápido en Cantabria que en ninguna otra comunidad de España (se han duplicado). Y ha sido en ese margen de tiempo también donde se han sucedido la mayoría de los fallecimientos, que Sanidad sitúa en nueve de forma oficial, tras la muerte de dos mujeres, de 88 y 95 años, y un varón, de 87 años, con múltiples patologías. El Gobierno desveló ayer que el número de positivos en las residencias de mayores, que es el nicho más sensible a la infección, supera el medio centenar. Mientras, los curados se mantienen en 12, que fueron los detectados entre el 29 de febrero y el 8 de marzo, que ya han pasado las dos semanas de proceso vírico. Una cifra que se elevará el próximo fin de semana, cuando cumplan la cuarentena los diagnosticados hasta el 15 de marzo, que ya sumaban casi 40 más.
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Es ese abultado y creciente número de ingresos el que ha obligado a avanzar escenarios más complicados. La Dirección de Valdecilla, que contaba con que esta semana iba a tener suficiente con 180 camas adicionales, ya el lunes vio que como mínimo debía habilitar 250 para responder a la demanda (acumula 118 ingresos por Covid-19), ampliando también el número de puestos de UCI, que ayer ya acogía a 18 pacientes con coronavirus (cuatro más de los que se recogía en el parte oficial, del lunes). Para despejar la hospitalización, una vez suspendida toda la actividad quirúrgica no urgente, además de derivar pacientes de otras patologías a Santa Clotilde, se han empezado a remitir también al Centro Hospitalario Padre Menni, que puso 40 camas a disposición de Sanidad.
También el Hospital Sierrallana, con 225 camas de hospitalización, se prepara para situaciones cada más pesimistas. Ayer, decidió suspender la atención pediátrica de urgencias, que se concentrará en Valdecilla, para ganar espacio y personal en la lucha contra el coronavirus. Ha despejado la planta del Hospital de Día (reubicada en las nuevas instalaciones del Centro de Atención a la Dependencia) y está acondicionando el gimnasio para que acoja puestos de observación sirvan para aliviar la presión en el servicio de Urgencias en caso de saturación. Y no se descarta buscar emplazamientos alternativos para ingresar a los pacientes en caso de que se llene en pleno pico de la epidemia. Su número de pacientes infectados es de 34, aunque supera la veintena los casos sospechosos pendientes de los resultados. La buena noticia ayer en el hospital de Torrelavega fue la respuesta a la petición de termómetros digitales, una carencia resuelta gracias a las donaciones de farmacias y particulares. En Tres Mares, la cifra se ha elevado a siete casos ingresados, y en Laredo ya cuentan con 19.
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