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Institución centenaria, además del contexto social, económico y cultural que ha marcado la evolución del proyecto en los últimos años, el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (Mupac) se postula ya como epicentro de un proyecto cultural ambicioso y eje de un territorio ... hiperconectado con el patrimonio como semilla común. El impacto en lo cultural, económico y científico está ya medido. Y la repercusión tanto en el ámbito turístico como social se augura como un motor de proyección para muchas otras actividades canalizadas por la nueva infraestructura. Es por ello que el proyecto del nuevo Mupac no se circunscribe a la construcción de un nuevo edificio que sirva de sede definitiva al museo.
El deslumbrante diseño del estudio Mendoza Partida, la culminación de casi cien años de espera para contar con una sede definitiva y noble y el final de los debates, muchas veces bizantinos, que se han sucedido en las dos últimas décadas, dan paso ahora a una planificación que comprende ámbitos mucho más complejos que lo puramente material y físico. «Ofrecer a la ciudad un edificio amable que invite a ser visitado, a ser experimentado dentro de una escala accesible y armónica con el singular entorno de Puertochico». Esta es la definición básica del proyecto. Una edificación de geometría singular y una tectónica cercana a lo artesanal y la fabricación manual, intentando representar una serie de estratos que responden a la esencia de su vocación. Con esta estrategia se integran dos programas diferentes: el espacio administrativo y el nuevo Mupac en un mismo lenguaje.
El futuro rostro es conocido: un trayecto vertical que empieza en el luminoso atrio central con una escalinata-grada que recibe al visitante y continuará mediante una serie de escaleras escultóricas que hilvanan las áreas de exposiciones permanentes distribuidas en dos plantas consecutivas. El área de exposiciones temporales culminará la visita en la planta más alta del museo, la cual se abrirá a lo que será una de las terrazas-mirador de la ciudad.
El paso de Vicepresidencia y Cultura para dar salida a un proyecto enquistado y que parecía inerte o inamovible, resulta fundamental y necesario para que la institución, cien años después de su fundación, pueda desarrollar plenamente las funciones de «conservación, investigación y divulgación que tiene asignadas y prestar de este modo el servicio a la sociedad a la que se debe».
El vicepresidente del Gobierno regional, Pablo Zuloaga, remarcaba el pasado viernes que «el mejor futuro de Cantabria está detrás de un proyecto como este que permitirá aprovechar por fin todo el patrimonio rupestre de Cantabria». Además, no será solo un museo, sino «un motor de conocimiento, de investigación y de generación de empleo gracias a los arqueólogos que desarrollarán su labor de Cantabria para el mundo». Un proyecto mucho más ambicioso cuyo objetivo es situar a Cantabria a la cabeza de la gestión de un patrimonio en el que esta Comunidad Autónoma se distingue: el prehistórico y, en particular, el arte paleolítico. 75 cuevas con arte rupestre y una de las mejores colecciones de arte mueble paleolítico del mundo constituyen –subraya Roberto Ontañón, director del Mupac– «un legado con valores reconocidos al más alto nivel internacional y también un recurso cultural dotado de unas enormes potencialidades en términos de desarrollo económico y social que, sin embargo, no han sido suficientemente reconocidas». Este patrimonio «debe desempeñar un papel crucial en la consecución de un desarrollo integrador y sostenible y puede contribuir decididamente a revitalizar el territorio», apunta el director de las cuevas de la comunidad.
La adecuada gestión del patrimonio prehistórico de Cantabria supone, en este sentido, un activo innegable para el desarrollo de una economía de impacto en la región, una seña de identidad con potencial más que suficiente para ser la marca reconocible de esta comunidad autónoma a nivel mundial. Un activo, en opinión de Ontañón, que «puede favorecer un desarrollo sostenible, una articulación de los recursos del territorio más equilibrada, que puede contribuir a la desestacionalización y a la mejora de unas condiciones laborales no exentas de precariedad de una parte importante del sector turístico o del de la investigación».
La cultura, el patrimonio cultural y el arqueológico en particular constituyen parte integral de la identidad y, a juicio del director del Museo, también parte fundamental de nuestro futuro. «Si somos capaces de combinar este recurso con nuestra capacidad innovadora y emprendedora, podremos generar impactos económicos de calidad que nos permitirán además contribuir a la lucha contra la despoblación rural, un reto importante para Cantabria en los próximos años».
El Museo de futuro, según ha resaltado Zuloaga, «supone un gran activo, un elemento esencial para conseguir que nuestro pasado sirva de base para generar nuevas oportunidades para la economía y la sociedad de Cantabria». El proyecto tiene por objetivo convertir al museo «en un foco de generación y transferencia de conocimiento a la sociedad, en un centro de actividad científico-técnica y de transformación digital en un marco de reindustrialización en clave digital». Tal como se ha venido recalcando, como declaración de principios, aspira a potenciar «la creación de empleo de calidad y no sólo en el sector del turismo y los servicios; también en el de la ciencia y la técnica, y no sólo en el sector público sino también en el de las pequeñas y medianas empresas, tecnológicas, de gestión patrimonial y turísticas». En palabras del vicepresidente, «un motor de dinamización económica y social en clave de economía de la ciencia y la cultura».
El futuro equipamiento ya en marcha en el solar de Puertochico intenta, asimismo, proyectar el museo desde Santander al territorio de la comunidad. No se trata de limitar sus previsibles impactos a la capital sino al ámbito regional. Constituirá el nodo central de una red de sitios interconectados a los que irradiará actividad: las siete cuevas prehistóricas abiertas al público con el Centro de Arte Rupestre de Cantabria, en Puente Viesgo, y otros yacimientos arqueológicos visitables en la región. Este 'territorio conectado' incluye además al Museo Nacional de Altamira, con el que se estrecharán aún más los vínculos ya establecidos; la Universidad de Cantabria, con un instituto y varios grupos de investigación cuya aportación es esencial en el marco de este proyecto: y el Centro de Categoría 2 sobre Arte Rupestre y Patrimonio Mundial, de próxima implantación en Santillana, que servirá de plataforma para la definitiva internacionalización de nuestro patrimonio prehistórico.
El nuevo Mupac se verá, así, convertido en «un Polo de competitividad en I+D+i en investigación, conservación y difusión del patrimonio prehistórico llamado a ser un referente internacional en esta materia».
Zuloaga ha reiterado durante estos años que la construcción del nuevo Mupac representaba un proyecto prioritario en esta legislatura para el Gobierno regional. En la consecución ha hecho partícipe al trabajo desarrollado por equipos de gobierno anteriores para avanzar «en una hoja de ruta clara» y ha ensalzado la colaboración institucional con el Ayuntamiento de Santander en materia de tramitación administrativa y urbanística.
En sus comparecencias, tanto Zuloaga como la directora general de Acción Cultural, Gema Agudo, vienen destacando que el nuevo Museo permitirá contar en Cantabria «con un gran centro de difusión e investigación del arte rupestre, convirtiéndose en eje central de la divulgación del patrimonio arqueológico regional». Esta nueva sede «también va a representar un motor económico, posibilitando el impulso del turismo cultural con una oferta sostenida en el tiempo».
Hace nueve meses hubo un punto de inflexión cuando el Gobierno transformó la sala Pereda en una caverna prehistórica, en la puesta de largo ante la sociedad cántabra del Mupac. Entonces Zuloaga elogiaba ya el consenso entre administraciones que ha permitido hacer realidad este proyecto y «que cierra un debate que ha estado abierto durante décadas». Un Mupac al que Zuloaga ha atribuido siempre, no solo valor cultural: «También hablamos de economía, de turismo y de investigación».
Impulso a la investigación básica y aplicada, y a la conservación del patrimonio prehistórico a nivel nacional e internacional.
Mejora del patrimonio prehistórico de Cantabria en términos de conocimiento, preservación y difusión (en el marco de una gestión sostenible del mismo).
Desarrollo de la actividad museística y de proyectos de investigación financiados: fomento directo de empleo de calidad vía actividad científico-técnica e impulso del turismo nacional e internacional.
Dinamización económica y social a escala local, regional, nacional e internacional, incluyendo áreas rurales desfavorecidas ('Territorio conectado').
Empuje a la acción cultural y social del Mupac mediante su renovada exposición permanente y el desarrollo de actividades didácticas y divulgativas, tanto presenciales como online, que materialicen la transferencia del conocimiento generado en términos de concienciación y disfrute del patrimonio prehistórico por parte de la sociedad.
Impacto económico importante en términos de creación de empleo directo e indirecto, ya calculado, que demuestra la rentabilidad de esta clase de inversiones.
Optimizar la gestión del patrimonio prehistórico de Cantabria y situar a nuestra región en el lugar que le corresponde en el panorama nacional e internacional en ese ámbito.
Efecto inmediato y a largo plazo con la dotación de los recursos humanos y materiales suficientes, con un equipamiento científico-técnico de excelencia y un plan de digitalización del patrimonio prehistórico ya en marcha.
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