El nuevo Plan de Carreteras incluye proyectos millonarios que abarcarán varias legislaturas

Son proyectos que requerirán más de una legislatura para que pasen del plano a la realidad, por su complejidad y por el necesario cumplimiento de unos plazos administrativos insoslayables. «Para acabar una carretera de éstas, alguna vez hay que empezarlas, y eso es lo que vamos a hacer esta legislatura», asegura Media, que plantea empezar con las obras de aquellas cuyo proyecto esté ya desarrollado en cuanto haya presupuesto disponible; en las que no, se trata de dar los primeros pasos. «Hay una voluntad clara y real de hacer todas».

El Gobierno ha anunciado que destinará más de 120 millones de euros en estos grandes proyectos durante esta legislatura. Algunos, como la carretera Mogro-Mar, la variante de Sarón, el enlace entre Liaño y Morero o la carretera de Pisueña, podrán estar concluidos antes de que se consuman sus cuatro años de mandato; otros aspiran a estar en ejecución en ese plazo, y algunos más se conformarán con allanar todo el trabajo previo al inicio de las obras.

La conexión entre Potes y Reinosa es el proyecto más ambicioso del Plan de Carreteras de Cantabria 2023-2030, y también el más caro, con un coste previsto de cien millones de euros. Se trata de una vieja demanda de las comarcas de Campoo y Liébana, una obra que ya estuvo sobre la mesa del Gobierno de Juan Hormaechea, pero que nunca se llegó a ejecutar.

Esa carretera incluirá un nuevo tramo de la CA-183, enlazando Brañavieja con la CA-184 en Pesaguero, atravesando la comarca sur del valle del Nansa por el municipio de Polaciones. En estos momentos ya se han dado los primeros pasos para encargar la redacción del estudio informativo. Desde ahora y hasta que el nuevo vial sea una realidad pueden transcurrir, si no hay otros problemas, nueve o diez años. Se trata, para Media, del proyecto «más transformador» de todos. «Se trata de una carretera que estructura Cantabria, y que contribuye a solucionar los problemas de tres comarcas: para la de Liébana se traducirá en la mejora de sus accesos; las de Nansa y Campoo necesitan inversiones que generen actividad, y esta carretera es una obra que va a contribuir a mejorar los servicios sanitarios y a impulsar el turismo y la economía. Va a suponer una transformación total».

Los técnicos analizarán varias alternativas de trazado e incluso alguna de ella podría afectar a alguna otra comunidad autónoma. En base a distintos criterios se elegirá la solución «más óptima».

Media informó esta misma semana en el Parlamento que el pasado 26 de septiembre se emitió la orden de estudio correspondiente al estudio informativo y al estudio de impacto ambiental.

El proyecto no es nuevo. Ya en el año 1988, con Juan Hormaechea en la Presidencia, el Servicio de Carreteras elaboró un documento de cómo podría ser el enlace: un nuevo vial de diez kilómetros entre la carretera de acceso a El Chivo y el mirador de Piedrasluengas. Fue firmado por los ingenieros Manuel Del Jesus, Luis Lázaro y Rafael Castañeda.

Tanto esta carretera como el proyecto de renovación del vial entre Entrambasmestas y Vega de Pas no formaban parte del catálogo de actuaciones contemplado en el Plan del anterior Gobierno. Según el consejero, esta última resulta necesaria una vez que hay voluntad de retomar el proyecto del teleférico de Vega de Pas. «No podemos llevar 250.000 personas a un pueblo y que no tengan por dónde llegar. No se puede hacer un teleférico y dejar la carretera así», resume.

El gasto estimado para su ejecución es de 18,5 millones de euros. Media ya anunció la redacción del proyecto, que afecta a los once kilómetros de trazado de la CA-263, desde la intersección con la nacional N-623 hasta la de la CA-262 en Vega de Pas. El elevado coste de la actuación se debe a las dificultades derivadas de la orografía de la zona, las estructuras afectadas, las intersecciones y los pasos por núcleos habitados.

«Las trece mayores carreteras que aparecían en el anterior Plan 2014-21 están sin hacer. Nosotros vamos a abordar muchos de esos proyectos de los que no hay ni un papel hecho». Uno de los que, en teoría, ya debería estar funcionando es el de la carretera entre Requejada y Suances. «A mí me gusta la playa de Tagle, pero he dejado de ir porque en verano me cuesta hora y media llegar, y vivo en Santander». Esa obra, con una inversión prevista de unos cincuenta millones, y que contempla la construcción de un viaducto, es otra de las principales actuaciones programadas, aunque cumplir los plazos administrativos supondrá que su adjudicación se realice a finales de esta legislatura, para iniciar y concluir las obras durante la siguiente. El retraso en la ejecución de la obra, prevista por el anterior Gobierno, ha provocado que la validez de la declaración de impacto ambiental haya caducado, por lo que será necesario actualizar tanto este documento como el estudio informativo.

Y hay más. El enlace de Villaescusa con el Llano de la Pasiega supondrá la imprescindible conexión del futuro centro logístico con la S-30 y, por tanto, con la red de autovías. Con el estudio informativo ya redactado, se encuentra pendiente del estudio de impacto ambiental. A este vial se destinarán 23 millones de euros.

El polígono de Morero también se verá beneficiado por la entrada en funcionamiento de su conexión con el enlace de Liaño, un nuevo tramo de la CA-144 que enlazará la S-10 y la S-30. La demora en la realización de los trabajos y el encarecimiento que han sufrido los materiales durante ese tiempo obligará a licitar nuevamente la obra tras revisar el presupuesto, que ahora se cifra en 17,4 millones de euros, con un plazo de ejecución de treinta meses. Se prevé que el concurso se publique en breve.

El proyecto de la variante de Renedo, incluido en el convenio firmado con ADIF para su financiación, está actualmente pendiente de aprobación. Su presupuesto ronda los 18 millones.

Más avanzado se encuentra el de la variante de Sarón, con la adjudicación de la obra prevista para este mismo mes, con un presupuesto de licitación de 17,5 millones y 32 meses de plazo para completar los trabajos. La nueva carretera contribuirá a aligerar el tráfico en la localidad, evitando de ese modo los continuos atascos que se producen en ese nudo.

Menos costosa será la variante de Los Corrales de Buelna, cuyo estudio informativo se está elaborando. Se valoran tres alternativas para una obra que alejará el tráfico pesado del casco urbano del municipio y mejorará su seguridad vial. Costará ocho millones y los trabajos durarán quince meses. También se está redactando un proyecto modificado que recoge las peticiones realizadas por los municipios afectados por el plan de mejora de trazado y ampliación de la CA-322, en el tramo entre Mogro y Mar. El documento estará listo a finales de noviembre, con lo que la obra estará en situación de salir a concurso durante 2024. Se calcula que supondrá una inversión de seis millones de euros, y su ejecución durará 18 meses.

«Aparte del beneficio por la entrada en funcionamiento de las obras, estas inversiones van a ayudar a las empresas de construcción en Cantabria, van a contribuir a generar empleo y actividad, a que se paguen impuestos... es una rueda que, cuando la pones en movimiento, beneficia a mucha gente», concluye Roberto Media.