¿Nuevo presupuesto?

Un Presupuesto es como un jarrón de porcelana, donde laboriosamente se han elaborado cada una de sus partes, pero cualquiera de ellas esconde ‘hallazgos’ asombrosos. Así, aún sin Presupuestos del Estado para 2018, pero en base tanto al objetivo de estabilidad presupuestaria como a la regla de gasto, conocemos las ‘líneas generales’ del Presupuesto del año que viene para Cantabria: 2.729 millones. Un 3,1% más respecto a 2017 en gasto no financiero, lo que supera las previsiones más halagüeñas de crecimiento del PIB (2,7%). Cifra que hay que compararla con el abultado importe de deuda regional acumulada: 3.025 millones. El presupuesto es un plan a corto plazo aunque en la mayoría de las veces está lejos de ejecutarse tal y como se ha diseñado. La subida de ingresos es demasiado optimista, si bien se continúa aplicando una presión fiscal más elevada que en otras regiones y la reforma fiscal es mejorable pues sigue sin tocarse ‘a la baja’ el IRPF. Además, como si de una novela de suspense se tratase se vislumbra la foto móvil del cambio de ‘cromos’ entre Consejerías respecto a 2017. Aún beneficiándonos de nuestra ventajosa posición en un modelo de financiación autonómica que será reformado próximamente, hay que descontar que, según cómo se negocie, puede limitarse el margen de maniobra para Cantabria en años venideros.

Si bien la apuesta por más gasto social es loable, son múltiples las «asignaturas pendientes»: el elevado nivel de endeudamiento, la falta de medidas para crear empleo y la necesidad de impulsar sectores económicos estratégicos.