«Los nuevos sistemas van a permitir que no haya que sacar los líquidos ni los dispositivos en los controles»

–Nació en Torrelavega pero ha desarrollado su vida fuera de Cantabria. ¿Cuál es su vínculo con esta comunidad?

–Mi familia es riojana pero mi padre fue a trabajar por motivos profesionales a Torrelavega, donde nacimos tanto yo como mi segundo hermano. Luego, cuando tenía tres años, nos fuimos de allí, también por motivos profesionales de mi padre. Desde entonces he ido mucho de vacaciones a Cantabria, sobre todo de pequeña a veranear a Isla, donde volví hace dos años, pero no tengo un vínculo familiar ni de amigos porque ya no queda nadie de aquella época.

–Ha recibido recientemente el premio 'Ingeniero del año 2024'. ¿Qué supone este galardón?

–La verdad es que me siento sobrepasada. Es algo que no me esperaba y estoy muy agradecida. Creo que ese reconocimiento no es solo mío, sino de todas las personas con las que he trabajado, mayormente en AENA, donde llevo ya 22 años, así que prácticamente toda mi trayectoria profesional la he desarrollado aquí. Es un reconocimiento tanto los equipos como los jefes que he tenido y que sigo teniendo, que son los que hacen que te desarrolles personal y profesionalmente. En el mundo aeroportuario, sin los equipos es imposible realizar cualquier trabajo por la envergadura de lo que supone, tanto desde el punto de vista de infraestructuras como de servicios u operativos.

–El sector aeroportuario es una pieza fundamental a nivel económico y social. ¿Qué retos afronta como directora general de aeropuertos de AENA?

–Hay cuatro grandes áreas en las que enfocamos los grandes retos que debemos afrontar actualmente en AENA. En primer lugar está la Dirección de Planificación. Los aeropuertos van a experimentar en los próximos años una profunda transformación. Al principio de la década de 2000 se hicieron actuaciones que los dotaron de mayor capacidad, pero con el crecimiento de tráfico hemos visto que hay que adecuarlos de nuevo. Es un proceso que es complejo y requiere de mucha anticipación. A nivel regulatorio también tenemos el Documento de Regulación Aeroportuaria (DORA), que tenemos que actualizar cada 5 años, además de la negociación de las tarifas cada año, y ese es otro reto.

–¿Y en materia de gestión aeroportuaria?

–En la parte de operaciones y aeropuertos es donde está el negocio aeroportuario puramente dicho, en el sentido de la gestión en tiempo real. Estamos experimentando transformaciones muy profundas también a nivel regulatorio por directivas europeas en cuanto a normativa de seguridad, en todo lo referente a la entrada de las personas de terceros países y el control de fronteras. En ese cambio, liderado por el Ministerio del Interior, implica hacer actuaciones importantes. Estamos empezando a acometer obras de mucha envergadura en los filtros de seguridad en los principales aeropuertos, que se irán trasladado al resto.

–¿En qué van a afectar esos cambios a los pasajeros?

–Estamos trabajando continuamente para ver cómo mejoramos la señalización y para que la experiencia del pasajero sea lo más confortable posible. Uno de los puntos de mayor estrés son los filtros de seguridad, y estamos empezando a adaptarlos para poder instalar las máquinas que harán posible no tener que sacar los líquidos ni los equipos electrónicos. Ese va a ser un cambio importante.

–Cuenta con una brillante trayectoria profesional y actualmente es directora general de Aeropuertos de Aena. ¿Qué hitos destacaría de ese recorrido?

–Primero destacaría la propia carrera de Ingeniería Aeronáutica, en la que me especialicé en aeropuertos. Si bien en ese periodo tuvo asignaturas de aeropuertos, de transporte aéreo, de navegación aérea… era una carrera fundamentalmente centrada en las matemáticas y en la física. Así que fue cuando realmente empecé en el mundo profesional cuando comencé a aprender de este negocio. A nivel operativo, destacaría sobre todo el paso por el aeropuerto de Valladolid, porque para mí realmente fue como hacer un máster. Es una infraestructura donde hay menos personas trabajando y en la que tienes que conocer más áreas. También tuve la oportunidad de conocer a unas personas que me enseñaron mucho, así que fue en allí donde realmente aprendí lo que era un aeropuerto.

–Después del de Valladolid llegó el aeropuerto de Ibiza.

–La experiencia de Ibiza fue fantástica por la gran estacionalidad que tiene el aeropuerto. Allí, durante la temporada de invierno te dedicas a hacer todos los trabajos para planificar el verano y cuando empiece esa época ya solo hay tiempo para reaccionar a las incidencias que se puedan producir y para resolverlas.

–Entonces fue nombrada directora de Barajas, el mayor aeropuerto de España y uno de los más importantes de Europa. ¿Cómo afrontó semejante reto?

–La oportunidad del aeropuerto de Barajas fue trabajar en lo que llamamos un 'hub', es decir, un espacio donde llegan pasajeros y sus equipajes de aeropuertos tanto destinos nacionales como europeos y salen hacia destinos internacionales. Todo todo tiene que hacerse el tiempo y forma. Para mí fue algo muy interesante, porque además el aeropuerto de Barajas es uno de principales del mundo, de los principales 'hubs'. Si en Valladolid hice el máster, el doctorado fue Baraja.

–¿Qué aptitudes personales y profesionales le han permitido desarrollar una trayectoria así?

–Me considero una persona muy trabajadora. Igual no soy tan brillante intelectualmente o como ingeniero, diría yo, pero sí que trabajo mucho. Intento siempre que las cosas, cuando no se dan, no sea porque yo no haya puesto todo de mi parte. Así que una de mis aptitudes creo que es el trabajo, algo que viene de fábrica porque es algo que siempre he visto en mi casa. Mi padre siempre me decía de pequeña que a la sociedad sabía que devolverle lo que le había dado a uno, aunque entonces no lo entendía. Ahora, al trabajar en una empresa con un componente de servicio público tan importante, creo que tenía toda la razón.

–Hay mucha gente muy trabajadora, pero no todos tienen un currículum como el suyo. Algo más tiene que haber...

–Me gusta aprender de muchísimos temas. Eso es lo que yo puedo aportar, ese trabajo y el interés por aprender cosas nuevas. Aprender es algo realmente fundamental, y la verdad es que espero seguir aprendiendo hasta el día en que me muera.

–Como mujer, ¿cómo valora el cambio que está afrontando la sociedad en materia de igualdad?

–Desde los estudios y a nivel profesional siempre me he movido en un entorno muy masculino, pero nunca me he sentido tratada de una manera diferente. Aena es una compañía que me ha ido proponiendo grandes oportunidades y que basa su filosofía desde hace muchos años en la meritocracia. No tengo ninguna duda de que el tratamiento y las oportunidades que ofrece son iguales para todos.

–Además de ingeniera es licenciada en Historia del Arte. ¿De dónde saca el tiempo?

–Supongo que es gracias al amor por el arte y por la historia que nos inculcaron mis padres. Aparte de hacer deporte, de estar con los amigos y con la familia, es lo que me ayuda precisamente a rendir más en mi plano profesional, el hacer esas paradas, visitar exposiciones, estudiar arte… Ahora, de hecho, estoy con el doctorado. Creo que no se puede entender a una persona sin el componente científico y sin la humanística. Para mí es fundamental. La cultura también es esencial para hacer crecer a las sociedades.