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El último año hidrológico cántabro se cerró el pasado 30 de septiembre convertido en el cuarto más seco desde 1965. Los pluviómetros, vacíos tras una ... primavera y un verano donde escasearon las lluvias, arrojaron un dato que por aquel entonces comenzaba a despertar los fantasmas de la sequía. Incluso después de un mes de enero que pasará a la historia como el que trajo las peores inundaciones que se recuerdan en la región. Ya lo advierten los expertos, que el cambio climático trae un recrudecimiento de los fenómenos extremos. «Hay mucha energía en el sistema y a episodios de tiempo seco puede sucederle semanas de lluvia, que además cada vez son más torrenciales», aclara José Luis Arteche, responsable cántabro de la Agencia Estatal de Meteorología.
Y en ese organismo recopilaron ayer todos los datos de lluvias de noviembre para sacar conclusiones de récord. «Ha sido uno de los meses más húmedos en Cantabria. En muchos lugares se ha convertido en el mes que más lluvia acumulada ha medido desde que tenemos registros», confirma Arteche, que pone el foco en el máximo histórico:«En la estación que tenemos en el alto Miera, en Saco, que pertenece al municipio de Soba, se han acumulado en todo el mes hasta 1.108 litros por metro cuadrado. Es la mayor cifra que se conoce de cualquier mes del año y en cualquier punto de Cantabria».
Para hacerse una idea de la dimensión de ese número, en Santander, que ha registrado este pasado mes hasta 20 días seguidos de lluvia en el observatorio del aeropuerto Seve Ballesteros –lo que supuso también un máximo histórico– se acumularon 397 litros por metro cuadrado. Mucho menos,aunque también suponga un segundo puesto desde que funciona el medidor en esta ubicación. «Para ver este número superado hay que remontarse a 1983, cuando cayeron 406 litros por metro cuadrado», cuenta Arteche.
Ha habido, además, otros territorios en los que se han alcanzado máximos. «En Treto se ha llegado a los 420 litros por metro cuadrado, el más alto allí desde 1978. Como en Villacarriedo, que se llegó a los 512 litros;y en Tresviso hubo 648 litros, también otro máximo», revela el responsable de Aemet.
Las principales poblaciones de la región también tuvieron, como Santander, cifras que quedarán en los registros de máximos. Torrelavega recogió en la estación de Sierrapando 436 litros por metro cuadrado;mientras que Reinosa acumuló 185. «Esta última parece no muy alta comparada con los otros, pero hay que tener en cuenta que es un territorio donde no llueve tanto como en el resto. Es tan excepcional como las demás que hemos dicho».
Todos estos episodios de precipitaciones dejaron jornadas de lluvia torrencial que desencadenaron desbordamiento de ríos e inundaciones. La gota fría causó estragos en Cantabria a finales de octubre y más adelante, en noviembre, ha vuelto a generar problemas por culpa de la excesiva cantidad de agua caída en muy poco tiempo. «Es un fenómeno típico de nube tormentosa. Son las que tienen una formación vertical, que acumulan mucha agua, y cuando bajan con la borrasca que viene del Cantábrico y chocan con la cordillera, descargan en muy poco tiempo grandes cantidades de agua», explica Arteche.
El pasado día 8 llegaron a caer en Santander 36 litros por metro cuadrado en una sola hora. Fue uno de los aguaceros más intensos que se recuerdan en el aeropuerto Seve Ballesteros. Esa misma jornada, en Soba, se acumularon 94 litros por metro cuadrado. Tanta agua caída en tan poco tiempo colapsa aliviaderos y desagües, con lo que la incidencia es más llamativa. «El modelo estacional ya avanzó que iba a ser un otoño húmedo, pero no pensábamos que lo fuera a ser tanto;en realidad no depende de nada concreto. No quiere decir que a partir de ahora todos los veranos sean secos y todos los otoños vayan a venir como éste», aseguran en Aemet.
Tampoco nadie auguró que fuera a ser tan frío, porque no es común que las primeras nieves lleguen tan pronto. Las estampas invernales se adelantaron esta vez a noviembre, cuando el día 14, por ejemplo, los termómetros dejaron en la región mínimas como las de Alto Campoo, con -4,2 grados. Y es que el viento del norte ha mantenido alejado el anticiclón durante todo el mes.
«Las sucesivas borrascas, que se establecieron en el sur de Inglaterra, han permanecido ahí todo noviembre y han traído tiempo muy desapacible.Todas ellas, especialmente las más importantes, las que tuvieron nombre, son las que nos han condenado a un invierno adelantado. No tiene por qué convertirse en una norma;pero en este caso las casualidades han querido que el anticiclón se quedara atrapado en las Azores, sin poder venir», resume Arteche.
De cara al puente que se avecina, confirma que los modelos apuntan a que hará buen tiempo. «Aunque el domingo por la tarde puede estropearse. A lo largo de la semana podremos afinar más».
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