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El obispo de Santander, Arturo Ros, ha hecho un llamamiento a la sociedad cántabra «a vivir con intensidad la caridad» durante las fechas de la Navidad para que «seamos capaces de compartir y vivir estos días con más dignidad». «Hay que estar con la gente ... y hacerla compañía para ser feliz», afirmó el prelado este lunes durante su tradicional felicitación navideña. Según señaló, esta época «nos tiene que tocar el corazón y ser caritativo con la gente», porque «si no la Navidad será un tiempo ruidoso y pasajero». «Tenemos que salir al encuentro de la gente que más lo necesita, porque si no el misterio no habría pasado por nosotros», subrayó.
Sobre el periodo navideño, Ros apuntó que tiene un «sentimiento agridulce» porque hay días con «buenas noticias, como el nacimiento de Jesús, o los deseos de cada uno», pero que también está «la otra parte, que es la más importante, porque es la que nos interpela». «Sigue habiendo mucha gente que no tendrá lo suficiente para cenar en Nochebuena o comer en Navidad o también otra mucha que estará sola», continuó el obispo, quien opinó que la soledad «es uno de los grandes dramas de esta sociedad».
Por ello, abogó por construir «una gran familia diocesana». El Obispado ya está en «camino» de lograrlo, pero «hay que emplearse a fondo para conseguirlo». «Vivimos muy influenciados por tantas cosas que nos pasan en el entorno, que muchas veces nos enfriamos en las relaciones y eso no es bueno», añadió. Para combatir esta situación Ros defendió que «hay que vivir unidos y en comunión unión, ya que la gran riqueza que tiene una comunidad es cómo es cada uno». «Eso es un regalo», matizó, alegando que «yo no quiero tener hijos pródigos, sino que estén en casa y que si se han ido, que vuelvan y sean felices».
Respecto a su valoración sobre el 2024 y también sobre su año como obispo de Santander, Ros prefiere que «lo haga la Diócesis». Hay que dar tiempo para que las cosas hablen por sí mismas, pero yo no puedo pedir a los demás que sean buenos si yo no lo soy», reflexionó. Pese a ser escueto en su balance, el prelado afirmó que tiene que dar «gracias a Dios por este año porque me siento muy agradecido por tantas cosas buenas recibidas».
Sobre los retos del próximo años, el obispo adelantó que «ya están trabajando de cara al 2025» porque está la «preocupación» relacionada con la atención permanente en el monasterio de Santo Toribio de Liébana, ya que la orden Franciscana anunció en abril que dejarían la custodia del Lignum Crucis, dada la elevada edad de la escasa media docena de monjes que lo habitan y la inexistencia de relevo generacional. «En el 2025, va a ser el gozo de tenerlo solucionado, si Dios quiere», celebró.
Igualmente, sobre su actividad durante estos días, Ros señaló que este martes estará en el penal de El Dueso, en Santoña, para celebrar una eucaristía y que por la tarde estará en la Cocina Económica de Santander porque «sorprendemente son muchos» los que acuden a este lugar. Este miércoles, el día de la Navidad, se llevará a cabo una misa en la Catedral y el resto de la semana realizará alguna visita, como el viernes que acudirá a Potes y a pueblos de la comarca de Liébana. «No voy a aburrirme», bromeó el prelado.
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