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El 'Aula Blas Cabrera' es una de las «joyas del verano de la UIMP». Ayer se inauguró su séptima edición, dirigida por Diana López Barroso, que, entre otras cosas, es Premio Nacional de Investigación para Jóvenes en el año 2022. En el plantel de ... ponentes que durante esta semana ayudarán a comenzar sus carreras científicas a los futuros investigadores del país, hay muchos galardonados con premios análogos al de la directora. Ayer, junto con López Barroso y la vicerrectora Matilde Carlón, compareció uno de ellos: el reputado bioquímico Mariano Barbacid, científico de referencia internacional en el ámbito del cáncer.
Barbacid y el resto de profesores del Aula -entre ellos, la bióloga molecular y astronauta Sara García-, tratarán de lograr un objetivo: «Orientar a estos jóvenes recién graduados hacia la investigación; que vean en la investigación una profesión real y de futuro, que es necesaria para la construcción de una sociedad más madura y avanzada», resumió López Barroso. Es decir, además de la transferencia de conocimiento que procuran las charlas, el curso se concibe como un espacio para la motivación. «Y esa es la labor que tenemos nosotros durante esta semana».
El Aula cuenta este año con 79 alumnos, seleccionados en función de sus expedientes. Al igual que los profesores, estos jóvenes proceden de diferentes campos: la medicina, la biología, ingenierías varias, física, psicología, filología, química, magisterio o historia. «Necesitamos científicos y qué mejor cantera que estos alumnos» de un Aula que se celebra en colaboración el Ministerio de Ciencia, destacó López Barroso.
Para ella, la carrera científica es una «carrera absolutamente de fondo» que requiere «formarse», precisamente, en investigación. López Barroso también reclamó una inversión sostenida en ciencia, porque «la ciencia requiere invertir y esperar para ver los frutos». En España se van haciendo «pequeños cambios» en este sentido, hay «evolución hacia mejores tipos de contratos y condiciones laborales de los investigadores». La transformación va lenta pero progresa.
Ahora también hay «bastantes opciones» para trabajar en el país o irse fuera, un paso que no debe verse como algo negativo -«es interesante irse a otro sitio a aprender otras formas de trabajar»- siempre y cuando haya un «buen sistema» de retorno que permita a los científicos regresar a España «en buenas condiciones», y lejos de la «precariedad».
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