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El AVE a Madrid lleva más de dos décadas en el debate político de Cantabria. En sus distintas vertientes. Primero, por lo acertado o no de convertir este proyecto en la principal reivindicación al Estado en materia ferroviaria mientras se acentuaba el deterioro del servicio de Cercanías. Más tarde, por las distintas soluciones técnicas que se pusieron sobre la mesa para hacer viable la obra –qué partes tenían que ser puramente de alta velocidad y cuáles de tren de altas prestaciones en las zonas con orografía más adversa en las que los precios se disparaban– hasta alcanzar la alternativa definitiva. Y siempre por las sucesivas patadas adelante que ha dado Madrid a la obra, que durante el Gobierno de Rodríguez Zapatero llegó a adjudicar el contrato y finalmente se volvió a meter en el cajón con la llegada de la crisis mientras sí se avanzaba en otros territorios. Ahora, con las máquinas ya trabajando sobre el terreno, parece que el AVE entre Santander y Palencia «ya no tiene marcha atrás», como repite el presidente Revilla, satisfecho con el fruto de sus reivindicaciones y con un nuevo objetivo entre ceja y ceja:el tren a Bilbao.
Mientras más de 200 personas se encuentran trabajando sobre el terreno en los dos tramos en los que los avances son más evidentes (el segundo y el tercero, que transcurren entre la salida de la ciudad de Palencia y Osorno), este asunto ya no monopoliza la inminente campaña electoral como era costumbre. Hay cierta refriega política, pero en otro tono. El PRC reclama para sí los méritos y dice que todo ha sido posible gracias a la presión del diputado Mazón en el Congreso y a la firma del 'papeluco' que asumió Pedro Sánchez, el PSOE subraya que ha tenido que llegar un presidente socialista para que empiece a ser realidad este tren («ahora son hechos, no palabras», dice Zuloaga) y el PP opina que los avances son mínimos. De hecho, su líder y candidata a la Presidencia, María José Sáenz de Buruaga, publicó recientemente un vídeo desde Campoo en el que lamentaba que, tras 20 años, en Cantabria aún no hay un calendario para la llegada del primer AVE a Reinosa y en el que defendía que lo poco que se ha hecho es gracias al trabajo que adelantó durante su etapa el exministro Íñigo de la Serna.
Todos ellos tienen algo de razón. Porque los tramos palentinos del AVE (unos 80 kilómetros)están avanzando según los plazos previstos y el Ministerio de Transportes mantiene la fecha de 2027 para su entrada en funcionamiento, pero las incertidumbres son mayores en el tramo entre Alar del Rey (cerca del límite entre las provincias) y Reinosa, donde acabará la línea de alta velocidad cuando se construyan otros 44 kilómetros. El pasado mes de octubre el Ministerio aprobó la declaración de impacto ambiental y definió los trazados después de analizar diversas alternativas, pero también advertía de que aún quedaban «dos o tres años»para que arrancara ahí la actuación. Desde la capital campurriana y hasta Santander será ya un tren de altas prestaciones –las mejores necesarias se están llevando a cabo–, no de alta velocidad debido a los condicionantes económicos y ambientales.
El último hito en la parte palentina del AVE se produjo a comienzos de mes, con la formalización del contrato del tramo Osorno-Calahorra de Boedo. Está ya adjudicado, pero no ha dado tiempo a que comiencen las obras. Como tampoco han empezado las obras en el tramo más cercano a Palencia capital. Son unos escasos 1,3 kilómetros, pero muy complejos porque implican sortear el entramado de carreteras y vías (incluida la vía ordinaria del ferrocarril a Santander, que discurrirá paralela a la del futuro AVE) que existe en la salida de la ciudad, en las inmediaciones de la estación. «Esto lo pusieron hace cosa de diez días. He oído que es para las obras del AVE, pero no tengo ni idea», afirmaba el pasado martes un paseante habitual señalando una baliza rotulada con la leyenda '100+440'. Efectivamente es para el AVE, porque ese es el punto kilométrico que da inicio al nuevo trazado, donde ya se han hecho algunos trabajos previos. Además de esas balizas, también se aprecian los primeros metros sobre los que se asentará la vía. Antes estaban repletos de matorral y ahora han sido cubiertos con gravilla para facilitar la inmediata entrada de las máquinas.
Máquinas que ya se ven en el tramo siguiente (Palencia Norte-Amusco). En Monzón de Campos, la localidad donde Revilla congregó en 2011 a 2.000 personas alrededor de 700 kilos de buey asado para protestar contra el entonces ministro, José Blanco, por la paralización del proyecto un año antes, se amontonan cientos de traviesas junto a la estación. «Eso no tiene nada que ver con el AVE. Llevan ahí mucho tiempo. Pero sí que están trabajando en otros sitios», comentaba María, una vecina del pueblo. Desde el castillo se pueden ver las obras de las que habla la mujer. Diferentes estructuras –la base de futuros puentes sobre los que se colocarán los raíles– que están unidas por un camino de tierra. El trazado, a lo largo de hileras de terreno desbrozadas en algunas zonas o ya excavados en otras entre campos de cereal, ya se aprecia perfectamente en este tramo. Y mucho más en el tramo siguiente (Amusco-Osorno), el primero donde hubo actividad en otoño de 2021.
Hay actividad, y los ingenieros confirman que va a más. «Yo me he incorporado hoy. Nos dijo el novio de mi madre que buscaban gente y he venido con mi hermano», cuenta Daniel, un gijonés que nunca había trabajado en una obra y que se incorpora inicialmente para dos meses. Su intención es «aprender»y, si se hace al tajo y a lo de vivir con su cuadrilla en un pequeño hotel de Frómista –esperaba encontrar en el pueblo algo más de gente joven–, «quizás aguantar»los tres años de obra que quedan por delante y que están suponiendo también una inyección económica para la zona. Ese día, en el restaurante Van-Dos de la localidad, dieron de comer a 29 currantes del AVE.
«La obra civil es oro para sitios como este», reconoce una de las ingenieras. Explica que se ha hecho mucho trabajo de drenaje y estructuras, pero faltan las más importantes. Destaca el momento crítico que supondrá el año que viene el desvío provisional de la A-67 a la altura de Santillana de Campos, la zona donde el tramo del AVE tiene que cruzar de la parte derecha de la autovía en dirección a Cantabria a la izquierda. No descarta que a partir de ese momento álgido puedan surgir contratiempos y se trastoque el calendario, pero por ahora «se están cumpliendo los plazos».
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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