Ocho meses para una cosecha desigual

A miles de cántabros les favorecen, eso sí, algunos avances en derechos laborales y pensiones: más de 70.000 perceptores del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) vieron aumentar su nómina en enero en la región y unos 140.000 pensionistas se han garantizado que su prestación subirá en línea con el IPC anual. Pero en inversiones reales, al hacer balance entre lo prometido por el equipo de Sánchez y lo realmente avanzado, hay poco que contar: los 22 millones de euros desembolsados para ayudar a financiar la deuda del hospital Valdecilla - que se agradecieron después de años de espera- o que Torrelavega ya está viendo los trabajos preliminares para la obra del 'nudo', el ramal entre Polanco y Sierrapando que descargue de vehículos la A-67, un proyecto muy perseguido. Otro, la construcción de los espigones de La Magdalena, por el contrario, quedó en suspenso en la idea de buscar un acuerdo entre Administraciones. Tras la convocatoria de elecciones, esta decisión puede quedarse en el limbo una temporada.

El 'ciclo Sánchez', que empezó en junio con la intención de durar un suspiro y luego se fue alargando, arrancó oficialmente con una bienvenida por parte de Cantabria. El bipartito PRC-PSOE se las prometía muy felices por dos motivos. De un lado, el PSOE es socio en Peña Herbosa. De otro, la gran sintonía entre Miguel Ángel Revilla y el socialista siempre fue evidente. El primero alabó en público al segundo a menudo.

Esto no fue obstáculo para que el cántabro le apretara las tuercas a Pedro Sánchez en su primer encuentro. El socialista le invitó a Moncloa a finales de julio y Revilla volvió con la promesa de que todos los proyectos comprometidos por anteriores Ejecutivos (y nunca cumplidos) verían por fin la luz e incluso se acelerarían. Aunque empezó a pasar el tiempo y, cuando llegó la hora de la verdad en forma de Presupuestos Generales del Estado, Cantabria se llevó, una vez más, menos de lo apalabrado: las inversiones caían un 9%. Con el agravante de unas elecciones autonómicas y municipales a la vuelta de la esquina, el regionalista retomó la senda reivindicativa que tantos réditos le da al PRC elección tras elección. Llámese tren a Bilbao, tren a Madrid (o ambos) o el pago de la Fundación Comillas, por citar solo algunos de sus grandes éxitos de la reclamación política.

A la denuncia de Revilla y del PP, contestó el delegado del Gobierno Pablo Zuloaga diciendo que la región se beneficiaba de 58 millones más debido a la mejora de la financiación autonómica, a la batería de medidas sociales y a que la intención era ejecutar las partidas, algo que no ocurría con el Gobierno Rajoy. Ahora este debate, las declaraciones y las contradeclaraciones son agua de borrajas.

La hemeroteca dice que los dos ministros que más rentables le han resultado a Cantabria en este tiempo son José Guirao, el ministro de Cultura que hizo posible el convenio con el Reina Sofía en el mes de julio, y María Jesús Montero (responsable de Hacienda) que trajo bajo el brazo la financiación de Valdecilla el pasado diciembre. También José Luis Ábalos (Fomento) ha dado algunos pasos para ir adelante con proyectos que vienen de atrás, como la Fundación Enaire, finalmente en marcha tras haberse generado algunas dudas durante meses. Ábalos vino a la autonomía en tres ocasiones y su presencia generado el triple de morbo mediático que la de los demás, por la imposible papeleta de competir con todos los anuncios realizados durante el año y medio precedente por su antecesor, el 'popular' Íñigo de la Serna, que desplegó una campaña de propaganda sin precedentes sobre los proyectos de su departamento.

Ábalos firmó la integración ferroviaria en octubre (un compromiso con el Gobierno regional y Santander de liberación de espacios), pero alargó plazos sobre diversas obras comprometidas como el Palacete de Cortiguera y el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander (MAS). En el tren de Altas Prestaciones se irá más lento y en el tercer carril a Vizcaya también.

El primer miembro del Gobierno Sánchez en pasar por Cantabria fue Teresa Ribera, ministra para la Transición Ecológica quien, apenas aterrizada en su responsabilidad, pasó de puntillas por conflictos como la depuradora de Vuelta Ostrera (amenazada de derribo) o el futuro de los diques de La Magdalena, que en septiembre quedarían paralizados. Precisamente una de las visitas de uno de sus altos cargos, Hugo Morán, secretario de Estado de Medio Ambiente provocó más interés que la gran mayoría de ministros.

Porque muchos de ellos solo se desplazaron por motivos puramente institucionales, como la ministra de Industria, Reyes Maroto, Josep Borrell (de Asuntos Exteriores, que es un asiduo a la UIMP y estuvo en dos ocasiones), el de Agricultura, Luis Planas, la de Administraciones Públicas, Meritxell Batet, o el de Ciencia, Innovación y Universidades, Pedro Duque. Para actos políticos del PSOE se acercaron Luisa Carcedo (Sanidad) e Isabel Celaá (Educación) si bien la primera también estuvo de gira por la Cantabria más castigada por las inundaciones en enero. El último miembro del Gobierno Sánchez en venir a Cantabria fue el propio Pedro Sánchez, hace una semana, para un acto político. Pero el presidente ya solo hablaba de Cataluña.