Sanidad obliga por sorpresa al ocio nocturno a cerrar a las tres de la mañana

«Ahora mismo somos la única comunidad de España que tiene esta limitación; en todas las demás están trabajando con el horario que fija su licencia, con certificado covid y sin él. Todos tenemos vendidas ya reservas para las tres grandes fechas: Nochebuena, Nochevieja y Reyes. ¿Qué vamos a hacer ahora?», se lamenta Tomás Sánchez, representante del ocio nocturno en la Asociación de Hostelería. El presidente, Ángel Cuevas, ya ha anunciado que este mismo lunes presentarán un recurso contra una decisión que hace peligrar su campaña de Navidad, una de las mejores del año.

Cuevas recordó que el ocio nocturno en Cantabria lo conforma medio millar de negocios, entre pubs, discotecas y bares especiales. «A un pub, si le quitas una hora en Navidades, le haces un agujero en la caja, y a una discoteca, si haces que cierre a las tres, le quitas todo».

La entrada en vigor del pasaporte covid, como requisito necesario para acceder a los espacios donde se bebe y se come y, por tanto, se prescinde de mascarilla, fue anunciada como una medida que evitaría restricciones más severas para la hostelería, pero únicamente en lo que respecta a los aforos, una salvedad de la que también se excluye al ocio nocturno: en la tercera de las nueve páginas de la resolución de la Consejería de Sanidad publicada en el Boletín Oficial de Cantabria del 3 de diciembre, se indica que, en los niveles 1 y 2, siguiendo las recomendaciones del Ministerio respecto a las actuaciones coordinadas frente al covid, el límite horario para esa actividad serán las 03.00 horas. Paradójicamente, es ahora el propio Ministerio de Sanidad el que se muestra contrario a la adopción de limitaciones, al entender que la exitosa campaña de vacunación, sumada a la utilización generalizada de mascarilla en interiores, es suficiente para frenar la sexta ola.

Para Ángel Suárez, propietario de Rosé y Coppola, en Santander, la decisión de la Consejería es «un sinsentido que nos va a arruinar». «Cuando la mayor incidencia se daba entre la gente joven, nos cerraban porque sí; ahora que se registra entre los niños, igual, y eso que no vienen a nuestros locales. Aquí cerramos el ocio nocturno como única medida contra la pandemia. Pero el ocio nocturno, además de los empresarios, los camareros y los empleados, también son los distribuidores, los fabricantes... es toda una cadena económica que se van a llevar por delante».

«Es un atropello más al sector –coincide Jacinto Zataraín, dueño del pub Malaspina–. Desoyen las recomendaciones del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria, interpretan el incremento del índice de contagios de forma torticera en detrimento de un sector, el ocio nocturno, cuyo rango de clientela está fuera del referido crecimiento y nos hunden las Navidades causando un daño de imposible reparación. Su premura en las publicaciones de cada una de las múltiples restricciones solo genera inseguridad jurídica, además de una complejidad altísima a la hora de aplicar con eficacia esas medidas».

En opinión de Zataraín, a los responsables del Gobierno regional «no les interesa la realidad sanitaria y mucho menos las consecuencias económicas derivadas de sus decisiones arbitrarias, jamás fiscalizadas. Necesitamos políticos que bajen de su nube y conozcan la realidad del ciudadano y del pequeño empresario».