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El primer temporal de viento, lluvia y nieve no solo ha complicado el tráfico en las carreteras cántabras, también en los trayectos ferroviarios, que esta mañana se han visto interrumpidos (desde las 6.30 a las 9.05 horas) por el mal tiempo -como el ... Alvia a Madrid- y «por un desprendimiento de tierra» entre Los Corrales y Las Fraguas, según Adif, afectando a los viajes entre Santander y Reinosa.
Está interrumpida la circulación entre Los Corrales y Las Fraguas por un desprendimiento de tierra, afectando a los trenes que circulan entre Santander y Reinosa. Personal de Adif está trabajando para solucionar esta incidencia lo antes posible.
— INFOAdif (@InfoAdif) December 9, 2024
El trastorno para los pasajeros ha sido mayúsculo. Primero en la estación de tren de Santander, a las siete menos diez de la mañana, donde los viajeros suben al convoy con toda normalidad, ponen rumbo a Torrelavega y a pocos kilómetros de llegar -«en medio de la nada», cuenta Noive Fernández, una de las pasajeras-, les tienen esperando 20 minutos «sin ninguna explicación». Se reanuda la marcha y llegan hasta la estación de tren de la capital del Besaya. Allí, por la megafonía interna del vagón les trasladan que «debido al temporal de nieve» no pueden continuar la marcha, pero que serán trasladados hasta Reinosa en autobús. «Estuvimos esperando a ese autobús hora y cuarto dentro del tren», señala Fernández.
El segundo capítulo de la odisea llega a las 9.40 horas, a la altura de Reinosa, donde agentes de tráfico desvían el autobús porque la autovía está cubierta por un manto blanco. «Paramos en una estación de servicio donde había muchos autobuses y camiones», explica la pasajera. Más de veinte minutos después, vuelven a subir al autobús, pero no para continuar el viaje por autovía, sino para zigzaguear por el centro de Reinosa hasta la estación, donde les informan de que «tras una hora de espera» un tren les llevará hasta Palencia y desde allí, en otro tren, a la capital de España, donde se prevé llegar «con una fuerte demora», según la explicación de Renfe, a las cuatro de la tarde.
En resumen, tres trenes distintos, trayecto en autobús con incidencia también por carretera y casi cinco horas de retraso. «Y por supuesto, un día de reuniones y trabajo perdido», apunta Fernández.
El aparatoso viaje de los pasajeros de primera hora se ha ido repitiendo con los que venían detrás. José Ramón Echevarría debía haber cogido el tren en la estación de la capital cántabra a las siete y cuarto de la mañana. Aún era de noche cuando en las pantallas informativas señalaban la incidencia. «No nos dejaron subir al tren, directamente fuimos en bus hasta Las Fraguas para recoger a otros pasajeros y de ahí hasta Reinosa para coger un tren de cercanías hacia Osorno, donde hemos cambiado nuevamente de tren», dice Echevarría, que aunque critica el «lamentable» estado de las vías y del servicio, destaca la profesionalidad de los trabajadores del tren: «Gracias a David, el maquinista, y a Cristina, la interventora, la odisea no ha ido a más».
Y en sentido inverso, pasajeros que inocentemente han querido llegar hoy a Cantabria sin imprevistos se han visto en el inevitable caos de paradas, trasbordos y retrasos. Es el caso de la escritora Gabriela Wiener, que presenta libro esta tarde en la librería La Vorágine, en Santander, y que lleva más de cuatro horas «atrapada» en un tren en la estación de Palencia. «Íbamos a continuar la marcha en autobús, pero nos dijeron que las carreteras también estaban bloqueadas por condiciones climáticas», señala Wiener, que perderá una clase que tenía prevista a las dos de la tarde.
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