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El Zoo de Santillana del Mar amplía su familia con la llegada de la orangutana de Sumatra, Oihana, la primera de la especie nacida en el zoo en los últimos diez años. La pequeña llegó al mundo el pasado 3 de julio tras un ... parto sin dificultades, pero con problemas posteriores tras las complicaciones con la retención de la placenta de su madre, Tuah, de 27 años: «Nos encontramos a la madre con la bebé por la mañana y estábamos locos de contentos pensando que todo había ido bien, hasta que nos dimos cuenta que de que Tuah no había soltado la placenta y eso ponía en peligro su vida y la de Oihana. Los veterinarios intervinieron y, tras dos inyecciones de oxitocina, consiguieron que la expulsara», cuenta a este periódico Maribel Ángulo, copropietaria del Zoo de Santillana, mientras da de comer «un poco de bizcocho casero» a la pequeña con menos de un mes de vida.
La llegada de Oihana, que pesó alrededor de 1,400 kilos, fue especial no solo por la «ternura que da ver a un bebé», sino porque la especie de los orangutanes de Sumatra está en «peligro crítico de extinción con solo 152 ejemplares en los zoológicos de Europa». De hecho, el Zoo de Santillana del Mar es el único centro de España en el que se puede encontrar esta especie con un total de siete animales tras la llegada de la pequeña Oihana. Ahora mismo, en el centro cántabro conviven dos familias: Tuah y Budi, progenitores de la recién nacida y de su hermana Nuba, la última cría nacida en el Zoo a finales del año 2010, y otro grupo con Victoria y Juliana y Dahulu. Todos ellos forman parte del Programa de Conservación de la especie en el que participa el Zoo de Santillana desde el año 1994.
Tuah es una hembra experimentada que ya ha criado a dos hijos, pero los propietarios del recinto todavía se sorprenden de su «delicadeza e increíble cariño e instinto maternal» con el que cuida a Oihana, a la que habitualmente mira y se acerca «como si fuera a darle un beso».
Las hembras de orangután de Sumatra esperan hasta que sus hijos cumplen entre 7 y 10 años para volverse a quedarse embarazadas: «Dedican tiempo a enseñarle todo a ese bebé y cuando consideran que ya se vale por sí mismo, entonces deciden volver a criar, pero antes no», cuenta Ángulo, quien estima que la esperanza de vida de estos animales ronda entre los 50 y 60 años, pero la edad fértil «acaba más o menos como la de los humanos», por lo que las hembras «no pueden tener muchos hijos».
El nombre de la pequeña tiene historia. Y es que 'Oihana' significa selva en euskera. Un nombre que en cierta medida hace homenaje a la infancia del propietario el recinto, José Ignacio Pardo Santayana, en las zonas verdes de Escoriaza (Gipuzkoa). Además, el nombre fue elegido también por la primera niña que visitó a la recién nacida y que quiso que se llamara como ella.
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