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Cantabria ha sufrido en las últimas semanas una nueva oleada de robos de guacamayos, una especie atractiva por su capacidad de hablar y cotizada en el mercado. Piélagos, Comillas y Udías han sido algunos de los puntos donde ejemplares de esta especie avícola han sido ... sustraídos por la fuerza, ante la impotencia de sus propietarios, que advierten de que los ladrones responden a un modus operandi estudiado y organizado entre varias personas.
«No me han llevado un animal, me han llevado a un niño de 7 años», comenta Silvia Pellón, la propietaria de Sira, una hembra de guacamayo azul robada en su finca de Vioño de Piélagos hace algo más de una semana. Todavía está conmocionada por lo sucedido. Según cuenta, entraron al voladero que tiene en su finca para llevársela. La acorralaron. Utilizaron una escalera y un palo para poder cogerla. «Estamos destrozados. A Sira la había educado mi hijo de 18 años y era más que un guacamayo para nosotros», lamenta.
La mujer ha denunciado el robo ante la Guardia Civil, que ahora investiga los hechos. Fue a raíz de publicarlo en redes sociales cuando se pusieron en contacto con ella otras personas que también habían sufrido sustracciones de sus guacamayos últimamente, uno de ellos, que se quedó en tentantiva, ese mismo día en Udías.
El testimonio de Beatriz Moro, vecina de Comillas, arroja algo más de luz sobre el modus operandi que utilizaron, en este caso, los ladrones. Uno de ellos acabó detenido. Hubo juicio pero la propietaria asegura que el ladrón salió impune y el guacamayo no ha sido devuelto.
Este robo se remonta al pasado 12 de diciembre. Eran las cinco menos cuarto de la tarde y a esa hora Beatriz estaba preparando en el interior de su casa una papilla para dar de comer a los ejemplares más pequeños que tenía en su finca. Fue una llamada telefónica de alguien conocido que estaba viendo lo que pasaba desde el exterior lo que la alertó. «¡Te están robando un loro!», la advirtieron. Para entonces, los dos ladrones que habían entrado en su finca -había otros dos en un coche- ya se habían llevado un guacamayo rojo de menos de un año y estaban tratando de llevarse a otro cuando fueron sorprendidos por la Policía Local.
Según relata la mujer, y conforme a los dos testimonios de los testigos que declararon en el juicio, tres de los integrantes de la banda se dieron a la fuga y los agentes que acudieron por una llamada de teléfono de un testigo solo pudieron interceptar a uno de ellos y llevarlo a la comisaría de Comillas. «Llegado el juicio, ni siquiera se presentó. El ladrón sigue en la calle y no he recuperado a mi guacamayo», reprocha la mujer.
Para Beatriz Moro, lo peor no es el valor económico de la pérdida, «es la indefensión». Estos ejemplares pueden superar los 2.000 euros en el mercado y triplicar su precio cuando llegan a adultos y se convierten en reproductores. «Me han robado a un bebé. La gente se piensa que es como tener un perro. Pero el vínculo con el animal es mucho mayor», explica esta mujer, que también lamenta que han violado su seguridad entrando a su propiedad con impunidad: «No he recuperado mi guacamayo y nadie me da una explicación».
En Udías, el mismo día que robaron a la guacamayo azul llamada Sira, Jorge Nigoya revela que alguien entró en su finca con la intención de robar. No es la primera vez que le pasa, pese a tener videovigilancia y dos mastines. «Estamos indefensos. Se trata de una banda que campa a sus anchas», expone.
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