«Ómicron sí es más atenuada, pero no tanto como parecía»
Margarita del Val | Viróloga e inmunóloga del CSIC ·
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Margarita del Val | Viróloga e inmunóloga del CSIC ·
«Nos adelantamos al virus poniendo la tercera dosis: antes venía muy bien; con Ómicron es necesaria»José Ahumada
Santander
Domingo, 23 de enero 2022, 07:29
La química, viróloga e inmunóloga Margarita del Val (Madrid, 1959) lleva décadas desarrollando una labor puntera en los estudios de las enfermedades infecciosas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Durante la pandemia, que ha hecho del suyo uno de los rostros científicos más populares, ... el público ha podido comprobar que, además de talento para la investigación, tiene grandes dotes divulgativas, y ha ayudado a muchos a entender cuestiones como el comportamiento del virus o el funcionamiento de las vacunas.
–¿Cuál es la situación de la sexta ola en España?
–Esta oleada la encaramos al principio con solo un 1% de los mayores de 60 años pendiente de vacunar, cuando en Europa el porcentaje era diez veces mayor, así que la afrontamos con más optimismo. La oleada ha empezado con Delta, pero Ómicron la ha reemplazado en pocas semanas, porque se ha adaptado al nuevo hábitat, con un número muy alto de personas con inmunidad adquirida por la vacuna o por infección natural, y en ese entorno Ómicron ha ganado. Hemos observado que Ómicron parecía más suave, pero porque estábamos viendo a personas con inmunidad, y sobre todo jóvenes: todavía no ha pasado tanto a personas mayores. Esa variante parecía leve entre jóvenes y vacunados, pero en esas mismas condiciones también lo era Delta. Cuando se ha empezado a calcular qué ocurre con Ómicron, sin sesgos y con tranquilidad, y eso es muy reciente, se ve que mientras con Delta esperábamos que el 5% quedasen no protegidos frente a enfermedad grave, con Ómicron ese porcentaje ha crecido y son más del 50% los que no están protegidos frente a la enfermedad grave. Hemos pasado del 5 a más de un 50%, y Ómicron, aunque es más leve que Delta, no es diez veces más leve: la bajada en la gravedad de la enfermedad no compensa la pérdida de eficacia con dos dosis de la vacuna. Y además de esto, parece que vamos a tener como cinco veces más casos que en olas anteriores.
–¿Y qué se puede hacer?
–La tercera dosis mejora mucho la eficacia de la vacuna frente a Ómicron. Se la pusimos a mayores e inmunodeprimidos porque eran los únicos a los que hacía falta, porque la vacuna se estaba manteniendo bien en el resto, pero por precaución hemos ido bajando a los grupos de edad en los que aún no había bajado la eficacia –60 años, 50, 40...–. Hicimos bien en no fiarnos del virus, y nos hemos adelantado a él poniendo la tercera dosis. Antes venía muy bien, pero con Ómicron es necesaria. Para quienes no sean de tanto riesgo, debemos tomar medidas que sean asumibles: vacunación de tercera dosis, ventilación y mascarilla. Y también teletrabajo durante unas semanas allá donde se pueda, para evitar los contagios en serie. Estamos a tiempo de enfriar esta ola.
ómicron
–Su predicción es que a finales de enero comenzará a aflojar la ola.
–No es una predicción, es ver lo que pasó el año pasado. A lo largo de febrero se irá resolviendo el conjunto de la oleada, incluyendo la caída en la mortalidad, pero ahora mismo no sabemos hasta dónde va a subir esta mortalidad, ni tampoco la enfermedad grave. Todavía no lo hemos visto, y con este virus estamos siempre ante cosas inauditas.
–¿Le parece que esa idea de que Ómicron es menos agresiva ha hecho que el virus se tome más a la ligera?
–Creo que ha habido gente que se lo ha tomado un poco más a la ligera porque se dijo muy pronto que era más leve, y es una idea que vino de fuera de España. Todos queremos que esto acabe y nos ha ganado eso, y es un espejismo: sí es más atenuada, pero no tanto como parecía.
–También hay quien ve en el contagio masivo una oportunidad de alcanzar la inmunización natural.
–Tiene sentido: después de la vacunación, quien se infecte adquirirá una inmunidad más completa y se consolidará la memoria inmunitaria. Para cada persona en particular, si no es de un grupo vulnerable, será bueno pasar la infección. Pero si todos se infectan a la vez, el porcentaje de los que pueden acabar graves, con cinco veces más casos en esta oleada, empieza a ser demasiado. Quizás la gente ha olvidado el componente social de los números de los que se contagian: no podemos ser todos a la vez.
sexta ola
–¿Qué piensa de la medida de obligar a utilizar la mascarilla al aire libre?
–Habría sido más importante concentrarse no en una protección adicional donde el aire es más limpio, sino proteger mejor donde pueda estar más contagioso, que es en interiores. El énfasis debe hacerse en informar mejor de la transmisión en interiores y que no se diga solo 'distancia-manos-mascarilla', sino 'ventilación-vacunas-mascarilla'.
–Cantabria acaba de retirar la exigencia del pasaporte covid porque no ha servido para frenar los contagios.
–Prueba de que no vale tampoco hay. Ninguna medida es infalible, ni siquiera la vacunación. Frente a Delta esperábamos que un 5% no estuviese protegido frente a la enfermedad grave, pero se ha demostrado que no es infalible. El certificado vacunal tampoco lo es, ni ventilar, si somos muchas personas. Ni la distancia, ni la mascarilla... Pero todo vale, todo cuenta. Ahora tiene menos sentido el pasaporte porque Ómicron ha encontrado su hábitat natural entre vacunados.
–A veces da la sensación de que las ondas suben y bajan, independientemente de lo que se haga.
–Las olas las empezamos nosotros con nuestro comportamiento, y en los sitios que hay más miedo se contienen más, y en los que hay más exceso de confianza se contagia más. Y, desde luego, bajarlas las bajamos nosotros. Mientras haya personas vulnerables, los virus no bajan las oleadas, solo las bajan cuando hay pocas. Ahora mismo, con Ómicron, no sabemos cuándo va a acabar de haber gente vulnerable, porque se transmite bien entre vacunados. No sabemos si infecta al 50, al 60 o al 70% de los vacunados, ni cuándo dejará de tener personas a las que transmitirse.
mascarilla al aire libre
–Si las siguientes mutaciones se dan a partir de Ómicron, ¿la vacuna protegerá menos?
–No lo sabemos. Antes se sugería que las siguientes variantes serían a partir de Delta y se ha producido algo que no teníamos bajo el radar, así que no sabemos de dónde puede llegar otra variante. Si nos infectamos con Ómicron con red, es decir, después de estar vacunados y con tres dosis, tendremos inmunidad frente a Ómicron, y si después viene algo muy distinto, esa inmunidad nos valdrá bastante, pero no tanto.
–¿Cuántas dosis van a hacer falta? Vamos por la tercera y ya se está empezando a hablar de la cuarta.
–Al sistema inmunitario hay que dejarle descansar entre estimulación y estimulación, hacer las vacunaciones muy seguidas no es bueno para él. En las infecciones crónicas en que hay un virus que no para nunca se agotan los linfocitos, y eso mismo puede ocurrir si se inmuniza muy repetidamente. Tres dosis puede ser, pero a lo mejor hay que pensar que, si hiciese falta una cuarta, quizás debería ser dentro de un año, y a lo mejor con una mezcla de varias variantes de las que estén entonces circulando.
–¿Han tenido algún papel los no vacunados en esta sexta ola?
–La posibilidad que tienen los no vacunados de infectarse es más alta que antes, y el riesgo personal para ellos es más alto que antes, o al menos tan alto como antes. A mí eso ya me preocupa lo suficiente, porque si alguna de estas personas enferma grave va a contribuir a que socialmente el impacto de la oleada sea más fuerte. No sé cuál ha sido el papel de los no vacunados en transmitir la infección, pero sí creo que sigue siendo importante que se vacunen. Les recuerdo que hay una quinta vacuna aprobada en Europa, que en algún momento estará disponible en España, basada en una tecnología más convencional, si lo que les preocupaba eran esas nuevas tecnologías.
contagio
–¿Cree que la vacuna debería ser obligatoria?
–Creo que en España sigue sin hacer falta. A quien no quiere es difícil obligarle, porque puede recurrir a fraudes para obtener el certificado vacunal, y con eso no conseguimos nada. Siempre he pensado que en un país como España, que tenemos una cultura vacunal muy buena, no sería útil obligar. Si estuviese en otros países del Este de Europa, mucho más castigados por la falta de vacunación, a lo mejor tenía que pensar de otra manera.
–Buena parte de los fallecidos en Cantabria en esta sexta ola son gente muy mayor. ¿Hay que empezar a pensar en el covid como otra causa de muerte natural?
–No te lo diré hasta que no vea cómo pasamos este invierno vacunados. A lo mejor después es más grave o menos grave que la gripe; a lo mejor es como otros coronavirus catarrales, que ni te enteras. O a lo mejor, si logramos instalar la cultura del aire más limpio, resulta que no es tan inevitable. Quizás con una mayor limpieza del aire nos quitamos varias enfermedades respiratorias y a lo mejor ya no son tan graves para las personas mayores.
–¿Cómo será la convivencia con el coronavirus en el futuro?
–Ómicron se contagia más fácilmente entre vacunados, pero no sabemos si se contagia más fácilmente entre los no vacunados, a lo mejor es igual que Delta. Lo que pasa es que Ómicron ha encontrado un filón entre los que tenemos inmunidad, que en Europa somos la mayoría de la población: ha encontrado un nuevo hábitat y se ha adaptado para multiplicarse en él. No sé si cuando la mayoría estemos inmunizados frente a esta variante nos tiraremos unos meses o incluso unos años con incidencia puntual y sin grandes oleadas, no lo sé, puede pasar de todo. Y cuando aparezca una nueva variante, si es que aparece, a saber.
–No resulta muy tranquilizador, la verdad.
–Los otros coronavirus habrán pasado también por esto. Tenemos cuatro coronavirus catarrales, alguno de los cuales se sabe que empezó hace 130 años, otro hace varios siglos. Saltaron de un huésped, de un animal conocido, a la especie humana. Unos vinieron de los ratones, otro del ganado vacuno, otros no se sabe de dónde vinieron. Esos coronavirus no varían: son catarrales, se han adaptado al hábitat y son bastante controlables por nuestra inmunidad. Nos infectamos regularmente: ellos se transmiten, nosotros no enfermamos gravemente y coexistimos, o sea, que se puede llegar a eso. Y este es un coronavirus y los otros también, y hay muchos de ellos que son de la misma familia que este. Podría ser que no hubiese tantas variantes, que no hubiese tanta capacidad de sorprendernos y sobresaltarnos. Está todo muy abierto. Primero vamos a ver cómo pasamos este invierno, que es lo que necesitamos saber todavía.
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