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Desde 2003, año desde el que se tienen datos de muertes por violencia machista, once mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas en la región. La última fue en septiembre del año pasado, cuando fue encontrado en las inmediaciones de la Peña ... del Cuervo el cadáver descuartizado de un mujer, de nacionalidad guatemalteca y vecina de Ciudad Real, que convivía con su pareja, natural de Colombia. Su familia en Ciudad Real había denunciado su desaparición.
Esta lista negra comenzó en 2003 con la muerte de Felisa Puente Ruiz, de 37 años, que fue apaleada y estrangulada por su excompañero sentimental, Alfonso Negrete, en el domicilio de este, situado en el primer piso de la calle del Medio número 7, en Santander. La víctima, que sufría una enfermedad mental y trabajaba en Ampros, fue hallada muerta por los agentes de la Policía Nacional en la casa del agresor. Ella ya le había denunciado diez años antes por perseguirla después que ella quisiera acabar con la relación. El jurado desestimó una petición de indulto y declaró culpable a Alfonso Negrete, para el que se pedían 15 años de prisión.
En septiembre de 2004, Sandra Pinto, una joven de 31 años, fue asesinada por su novio, invidente. Sandra, separada desde hacía dos años, y sin hijos, vivía en Cabezón de la Sal con su familia, pero encontró la muerte en Torrelavega, a manos del que en ese momento era su novio, un invidente cinco años menor que ella, con el que mantenía una relación que ella trataba de finalizar. Fue juzgado por un jurado popular y condenado a 15 años, aunque en 2013 ya estaba en la calle.
Ese mismo año, en la calle Francisco Iturrino, de Santander, Elisa Calderón Zubillaga fue asesinada por su marido, José Carlos, que le pegó un tiro en la cabeza cuando ella jugaba con su hija, de 21 meses, y dos sobrinas. Ella ya le había denunciado por malos tratos, pero seguía compartiendo vivienda con su maltratador. El día del fallecimiento de la mujer, José Carlos llamó por teléfono al padre de Elisa y le dijo que le iba a matar a él y a su hija. Fue condenado a 29 años de prisión.
En noviembre de 2007, en Puente Arce, un hombre de 79 años asesinó a su esposa, Basilisa Saturio Fernández, de 76 años, cortándola el cuello con un cuchillo de cocina en la casa de la hija de ambos, donde la mujer se había marchado a vivir después de denunciar a su marido por agresión –un mes antes– y abandonar el domicilio matrimonial en Santander. El asesino, Mariano Rodríguez González, Fue condenado a 19 años de cárcel. Pero mientras estaba en prisión preventiva (antes del juicio), Mariano fue ya condenado por amenazas a una de sus hermanas.
En mayo de 2007, Gina Calderón moría asesinada en Carrejo (Cabezón de la Sal) a manos de su compañero sentimental, Javier López, de 35 años y vecino. Gina, de 42 años, origen colombiano y modista de profesión, murió estrangulada, según la autopsia, aunque el homicida también la había asestado numerosas puñaladas en casa de Javier López, donde se había quedado a dormir. Al asesino le cayeron 13 años.
En septiembre de 2013, en Caloca (Pesaguero), Juan Carlos Pérez Vejo mató a su novia, María Cruz Gutiérrez, de 44 años (natural de Barrio, en Vega de Liébana). El asesinato lo cometió en una pista forestal entre Caloca y Casavegas (Palencia), ya en terreno palentino, por lo que este crimen no cuenta como una mujer muerta en Cantabria. En 2017, Pérez Vejo se suicidó en la cárcel de El Dueso, ahorcándose con una sábana. Había sido condenado a 18 años de prisión, de los que sólo cumplió cinco entre rejas.
Ese mismo año, Loida Gemima Almuerco, una mujer de origen peruano de 29 años que llevaba diez años residiendo en España fue asesinada en la calle del Río de la Pila (Santander) a manos de fue su expareja en la práctica (oficialmente seguían todavía casados), Augusto Adán Pacheco, también de origen peruano y de 37 años; ella ya le había denunciado por malos tratos físicos, en 2011, y por eso ya no vivían juntos. El asesino fue condenado a 11 años de cárcel tras ser juzgado por un jurado popular
En junio de 2015, Marián Quintana, una mujer de 40 años y madre de dos niños fue acuchillada por su marido en el domicilio familiar en Herrera de Camargo; el asesino la apuñaló en el corazón y la dejó muerta en la casa, en la que también estaban sus dos hijos, de 5 y 10 años. Huyó tras haber cometido su crimen y unas horas después se suicidó lanzándose al vacío desde la peña de Peñacastillo.
En enero de 2019, Rebeca Alexandra Cadete Santana murió en su casa Laredo tras recibir múltiples puñaladas de Tomás Maestre, que una hora después del crimen se entregó a la Policía. Dejó a una hija de cinco años huérfana en la República Dominicana, su país natal. Al asesino le condenaron a 27 años de cárcel.
Maruchi Rodríguez fue encontrada muerta en su casa en julio de 2019. Cuando la Guardia Civil fue a comunicarle el accidente mortal de su marido, natural de Zaragoza y con segunda residencia en Escalante, encontraron el cuerpo de la esposa tendido en el suelo de la vivienda. La mujer presentaba varias heridas mortales por arma blanca. Había sido apuñalada.
En septiembre de 2020 en una zona de arbustos junto al elevador de la Calle Alta de Santander encontraron el cuerpo de una mujer descuartizado y en avanzado estado de descomposición. La mujer de origen guatemalteco había sido vista por última vez el 20 de agosto. Su familia en Ciudad Real había denunciado su desaparición. Los agentes localizaron en la espesura hasta siete bolsas de basura con restos humanos. Fue detenida su pareja con la que llevaba unos meses viviendo en Santander. La sospecha es que el detenido planeó el viaje con la única intención de abandonar su entorno social y esconder el cuerpo.
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