Otoño «lluvioso», según los sabios

El primer miércoles, viernes y sábado después del día de la Santa Cruz (14 de septiembre). Son las fechas de las témporas. «Vinieron y el tiempo cambió. De los días anteriores, mucho más estable, a cambiar a tormentas y agua. Eso sí que lo he observado y ha sido así», explica Álvarez. ¿Y cómo dice que quedaron? «Pues con norte. Y eso es más frío, más lluvioso y más inestable».

Algo se contradice con lo que ha observado otra de las habituales en la región en este asunto. Angelines Nestar, la cabrera de Cervatos (mujer del año de Campoo de Enmedio en 2015 y muy conocida en su zona). Es de las que se fija en todo. «La hoja estaba cayendo antes de tiempo y pasto había poco. Estaba abrasado. Parece que el agua de estos días ha venido bien», explica. Y en eso, en que viene lluvia, sí que coincide con Álvarez respecto a las témporas. «Dije que iban a entrar con agua y así ha sido». Pero ella cree que finalmente han quedado «de sur», más cálidas. Con agua, pero de sur.

¿Cómo explica esa diferencia en la observación? Más allá de los conocimientos -o el tino- de uno u otro, la cabrera explica que «han estado cruzadas».

-¿Qué es eso de cruzadas?

-Pues que en esos días un rato venía norte, otro rato sur... El mismo viernes por la mañana hacía fenomenal y por la tarde te morías de frío.

Eso complica las cosas a la hora de observar. Pero ella insiste, con respeto al resto de predicciones, que el viento venía del sur. Agua de Galicia por Montesclaros -su referencia-, pero aire del sur.

«De madrugada habrá abundante rocío», adelantaba para septiembre el Calendario Zaragozano, una biblia para los amantes de la observación. Esta publicación, fundada en 1840, sobrevive, sobre todo, por la abundante «información de calendarios lunares, muy importante para la agricultura», explicaba en 2018 a El Diario su editor. «Tiempo variable de continuo; a unos días claros, tranquilos y templados, seguirán otros anubarrados y descompuestos, de vientos agitados y desapacibles, y algunos borrascosos, en los que se acentuará el destemple atmosférico», señala justo para estas jornadas.

Muy cerca de Cantabria (en Monasterio de Rodilla, Burgos) ha ganado fama en cuanto al tiempo un chaval de 14 años. Jorge Rey. Se basa en las cabañuelas, «cálculo popular basado en la observación de los cambios atmosféricos en los 12, 18 o 24 primeros días de enero o de agosto, para pronosticar el tiempo durante cada uno de los meses del mismo año o del siguiente», según la RAE. Entre sus méritos, le atribuyen adelantar la famosa 'Filomena'. Aunque ayer aclaraba a El Diario que su pronóstico sirve para Castilla y León -«y con Cantabria y Asturias hay una cordillera de por medio»-, sí que habla de lluvias, de primeras nevadas en cotas altas en octubre y otra vez hacia San Andrés (30 de noviembre). «Y si nieva por San Andrés, nieva mucho más después».