Sesenta personas tienen entrada, pero no verán a Pablo López en El Soplao

Desde El Soplao han emitido un comunicado en el que expresan sus «sinceras disculpas». Dicen que, aunque han «gestionado directamente la venta de las entradas, los problemas técnicos que han derivado en la cancelación o falta de confirmación de algunas compras son completamente ajenos» a su «responsabilidad». «Estos imprevistos han surgido –dicen– por cuestiones técnicas fuera de nuestro control». Además, afirman que los reembolsos «serán completados a la mayor brevedad posible».

Pero, ¿qué pasó? ¿En qué consistieron esos problemas técnicos? «Se pusieron –detallan a El Diario Montañés desde la organización– a la venta 300 entradas –el aforo que permite El Soplao– y el entorno de pruebas reales que se realizó antes de abrir la venta se concluyó con éxito. A las 11.00, la web estaba con mucho tráfico, pero vendió las trescientas entradas por orden de llegada y sin incidencias. Tras ello, en lugar de cortar la venta, el sistema sufrió una brecha y siguió generando entradas. El importe no llegó a cargarse en las cuentas, solo quedó retenido, dada la rapidez con la que se detectó el error. Los QR correspondientes con esas entradas han quedado anulados y se ha informado debidamente a todos los afectados. Se estima que son unos 60 compradores».

La explicación no convence a todos los afectados. Uno, en declaraciones a la SER, no descartaba reclamar daños y perjuicios. Otros sospechaban de la necesidad de dar «entradas a los compromisos»... «Lo que me pregunto es cómo, con qué criterio, han decidido que unas entradas valían y otras no», insiste la persona que ha contado lo sucedido a El Diario. Entre otras cosas porque accedió a la venta antes de las once de la mañana (la hora fijada, y no a última hora). Y del mismo modo, sí que confirmó con su entidad bancaria que se le había hecho el cargo. «Pedí la trayectoria del movimiento bancario, tanto del cargo como de la devolución y estaba correcto».

Lo hizo porque, desde el martes, inició un 'recorrido institucional' para dar a conocer los hechos. «Puedo entender que se produzca un error, pero tengo todo el derecho a sentir esta frustración y a hacer que se sepa lo que ha sucedido». Pasó por la Consejería de Turismo, las oficinas del Palacio de Festivales, habló telefónicamente con El Soplao, se fue hasta el Pctcan y llegó, incluso, a Peña Herbosa, a la sede del Gobierno. Asegura que allí llegó a verse con la consejera de Presidencia, Isabel Urrutia, y, posteriormente, en Cantur, con el director general de Turismo.

«Nadie pudo darme una solución y sí que me siento estafada», asegura, aunque quiere dejar claro que tanto la consejera como el responsable del área turística le atendieron con la máxima educación y se preocuparon por el asunto. «He llegado todo lo arriba que he podido», dice aún con el disgusto. Porque lo que ella –y esos otros 59 compradores– quería era, únicamente, poder ir al concierto de Pablo López.