«Los pacientes alérgicos están peor por el aumento de calor este verano»

-Calor y alergia, ¿cómo se llevan en un verano como este?

-Hay distintos tipos de alergias en nuestro medio; como a los ácaros o a las gramíneas, así que con el calor determinadas alergias pueden mejorar mientras que otras empeoran, como sucede con el tema de las polinosis (el polen): en los climas que son más secos y no hay precipitaciones se concentra más polen y, por tanto, los pacientes están peor, como sucede por ejemplo en Madrid o en Palencia: ellos están peor que los de aquí, porque en el norte llueve más y hay menos polen en suspensión. ¿Pero qué ocurre este año? Que con este clima tan cálido que hemos tenido, con menos lluvia y tanto calor, hay más polen y los pacientes alérgicos que vienen a la consulta están peor.

-Las temperaturas están subiendo, no solo en verano, ¿qué repercusión puede tener en los pacientes alérgicos?

-Que determinados pacientes pueden empeorar. Algunas alergias van ligadas a la contaminación y el aumento de temperaturas y la falta de precipitaciones puede hacer que empeoren.

-¿Y puede beneficiar a otros pacientes?

-En el norte de España vemos muchísima alergia a los ácaros, si el ambiente se vuelve más seco y hay menos humedad, habrá menos alergia al polvo doméstico. Por ejemplo, en Madrid, prácticamente no hay alergias a los ácaros por el clima tan seco que tienen, así que, en ese sentido, la alergia a los ácaros podría mejorar.

-¿Qué están notando este verano en los casos que ven?

-Lo que estamos notando es la prevalencia de alergias, sobre todo ahora en verano, al polen de las gramíneas, y que los pacientes vienen peor que los del año pasado. Hay varios motivos, por un lado estamos dejando de usar las mascarillas en exteriores, esto lo hemos notado muchísimo. La FPP2 es la más segura para prevenir las reacciones al polen, la de tela no vale para nada y la quirúrgica lo previene, pero no tanto como la primera. El año pasado, cuando todo el mundo las llevaba, los pacientes estaban menos expuestos al polen y se encontraban bien, pero este año que nos hemos liberado, vuelve a haber el paciente polínico con los síntomas típicos de asma y rinitis que veíamos otros años y que habíamos dejado de ver en la pandemia; ahora, ha vuelto a empeorar.

-¿Le recomienda a este tipo de pacientes que usen mascarillas cuando la red de medición de polen advierte de niveles altos?

-Esto puede ser una buena medida. Ahora mismo controlamos mucho mejor los niveles de polen en el ambiente porque en marzo de 2021 se instaló en la azotea del hospital un captador que nos permite medir los niveles en el ambiente. Antes no disponíamos de ello, el medidor estaba a más de 80 kilómetros de aquí, en Vizcaya. Ahora tenemos más fiabilidad porque sabemos qué tipo de polen hay y los propios pacientes pueden ver los niveles de polen que hay en cada momento en la web polenes.com. Lo mejor para prevenir es el uso de la mascarilla en la calle, sobre todo la FPP2, y el uso de gafas de sol.

-Algo propio del verano son también las picaduras, ¿ven más reacciones alérgicas?

-La prevalencia de alergia está aumentando, pero no es de este año. Hay un aumento de la prevalencia de la picadura y reacciones al veneno del himenóptero, que incluye a la avispa, la abeja o la hormiga, aunque no produce reacción. En Valdecilla tampoco vemos muchos más pacientes, quizá lo noten más en Sierrallana porque en las zonas rurales que están más cerca de Torrelavega hay más arbolado. Vemos mucha picadura y lo que se ve cada vez más es la avispa asiática (vespa velutina), eso sí que se ve más desde que se ha asentado hace años en Europa porque le gusta el clima templado. El aumento es tremendo y vemos cada vez más alergia al veneno de este insecto, es más agresiva que la avispa común y está causando auténticos problemas, sobre todo a los apicultores, porque ataca a las abejas.

-¿A qué se debe el aumento de esa prevalencia de las alergias?

-Hay varias teorías, una es la teoría de la higiene. Antiguamente estábamos expuestos a muchos alérgenos en nuestro día a día. Ahora vivimos en un ambiente estéril, menos expuestos por la vida que llevamos, así que aquellos alérgenos que antes no nos hacían daño ahora nos provocan más problemas. Otra explicación está en la contaminación ambiental, que influye mucho en la alergia al polen, porque el polen, en contacto con los combustibles contaminantes, hace que se multiplique la incidencia de los problemas. También el tabaco aumenta la prevalencia de las enfermedades alérgicas, así como los antecedentes familiares.

-En cuanto a la alimentación, ¿tenemos más alergias ahora a lo que comemos? ¿Ve más casos de anafilaxia?

-Las reacciones no son más graves, pero sí hay cada vez más casos porque se diagnostican más. Al tener más conocimiento de la existencia de la alergia alimentaria, y hacerse más conocida la especialidad -porque es relativamente joven y no siempre ha tenido la presencia que tiene ahora-, se deriva mucho más y se diagnostica mucho más.

-¿Cree que los cambios en la alimentación han afectado?

-Lo que más se ve ahora mismo en niños es alergia al huevo y a la leche, es muy frecuente en cuanto a alimentos; a veces con la maduración del niño y su sistema inmunológico lo van tolerando sin problema. En adulto se ve alergia a fruto seco, y al anisakis cada vez se ve menos porque ahora hay más medidas de control, pero no vemos más casos por cambios en la alimentación. Ahora bien, con la cocina moderna se está introduciendo nuevos alimentos y los pacientes consultan más, pero no diría que hay una patología alimentaria despuntando.