«Mi padre se quedó achicando hasta que el barco se hundió en pocos minutos»

«Mi padre era un luchador. Nunca daba nada por imposible, siempre buscaba solución a los problemas. Por eso se quedó achicando agua en el barco hasta el final, junto a otra persona, hasta que se hundió. Todo ocurrió en muy pocos minutos», explica su hija Milagros, la más pequeña de los cuatro que quedaron huérfanos de padre aquel día. La misma que había estado hablando con él una hora antes de que entrara agua en la embarcación.

«Hablábamos cada noche por vídeo-llamada sobre las tres de la mañana. Eran conversaciones cotidianas de cómo había ido el día», continúa Mila, que asegura sentirse, ella y su familia, «atrapados en un callejón sin salida» a la espera de los resultados de la investigación, que sigue sin conocerse un año después.

«La resolución de la investigación tiene fecha de finalización este mes y estamos esperanzados. En el barco había cámaras. No buscamos culpables, pero sí conocer la verdad de lo que le pasó a mi padre y poder cerrar este capítulo», explica la pequeña de los hermanos. «Nuestra familia quiere sacar cosas en claro. Nada nos va a quitar dolor ni traerá de vuelta a mi padre, pero queremos saber qué ocurrió. No queremos sentir odio, porque él no era así», añade.

La Comisión de Investigaciones de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciain) es el órgano responsable de la investigación en curso que ha reunido todas las pruebas e informes elaborados durante las acciones de rescate, que se prologaron más de un mes y medio después del suceso.

Salvamento Marítimo movilizó sus recursos y, a petición del juez, se inició la búsqueda submarina con el robot Rov Comanche, dotado de una cámara y un sónar para proceder a la inspección del pecio de 32 metros de eslora y ocho de manga y buscar el cuerpo del desaparecido, que se creía que podía seguir atrapado en el barco. «Pero no hubo suerte», señala el jefe del Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo en Santander, Germán Erostarbe, al frente del rescate.

«El suelo en la zona del accidente es de arena y fango, por lo que era fácil de encontrar ecos más pequeños que un cuerpo, pero no vimos nada», prosigue Erostarbe. «Se hizo una búsqueda exhaustiva por medios aéreos y marítimo durante 21 días. Muy por encima de los protocolos», añade. Se efectuaron 32 salidas aéreas (aviones y helicóptero) y 49 salidas marítimas.

«Sabíamos exactamente dónde se produjo el accidente, lo que tendría que haber facilitado la búsqueda del cuerpo. A veces está sumergido en el barco o a los días aparece flotando, pero en este caso no pudimos encontrarlo a pesar de los esfuerzos. Puede que la corriente se lo lleve y aparezca en Francia, o que lo detecte un pesquero faenando, o puede no aparecer nunca...», indica el experto en salvamento.

A la familia de Ferreyros le gustaría «recuperar su cadáver». «Creen que es por dinero, pero lo daríamos todo, el dinero de los seguros y venderíamos la casa si hiciera falta, para recuperar su cuerpo». Y subrayan que «solo hace un mes» consiguieron «el acta de defunción después de una larga lucha». Mañana se celebrará una misa en su memoria en Laredo a las 19.00 horas.

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