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Estos días, casi mejor no salir (lo poco que se sale) sin la tarjeta de crédito. Porque van aumentando poco a poco los lugares donde será imprescindible para pagar: Renfe acaba de imponer el abono de sus billetes con el plástico «para respetar las recomendaciones que han realizado las autoridades sanitarias», que aconsejan no andar con dinero en metálico (ni monedas ni papel). Renfe ha avisado de que la medida afecta a la adquisición de «todo tipo de billetes» y de que es «temporal», aplicable solo al periodo de estado de alarma.
La compañía ferroviaria nacional va muy por detrás de la empresa de transporte público de Santander (el TUS) que ya el día 15 de marzo anunció que, entonces, sus conductores dejaban de coger efectivo a los pasajeros como medida de seguridad. Ese día la empresa municipal también avanzó que ya no se permitiría el acceso en los autobuses por la puerta delantera y que se limitaba la distancia a la cabina del conductor.
Santander se adelantó, incluso, a la recomendación global hecha por la OMS (Organización Mundial de la Salud) ya que esta llegó el 20 de marzo, cuando «sugirió» que todos los ciudadanos paguen sus compras utilizando tarjetas de crédito o débito. O incluso, mejor aún, con tecnologías 'contactless' (con el móvil), para evitar el riesgo de propagación del coronavirus.
Tampoco es obligatoria la tarjeta en los supermercados o hipermercados, pero sí la recomiendan -invocando las indicaciones de las autoridades sanitarias- grandes cadenas de distribución como Mercadona, Lidl o Eroski, que en sus páginas web llaman a utilizar el plástico en las cajas. «Evitemos pagar en efectivo», insta Mercadona, la mayor empresa española.
No ocurre lo mismo en las gasolineras, que aceptan por igual metálico que cualquier otro medio de pago si bien -explica Jorge de Benito (de la Asociación Regional de Empresarios de Estaciones de Servicio)- desde el primer día de esta situación excepcional se dieron unas directrices en el sector que se están «siguiendo a rajatabla, como el usar guantes para coger dinero y, en caso de usarse la TPV (Terminal de Punto de Venta), la máquina por la que se pasa la tarjeta de crédito o el móvil, «se está desinfectando continuamente con una solución» adecuada.
En los taxis se encuentran igual: la tarjeta «no es obligatoria, aunque los taxistas proponen el pago con ella a todo el que quiera o pueda», ha señalado Manu Andoni Ruiz, presidente de la Federación Cántabra del Taxi, consciente de que los riesgos que corren estos días los taxistas vienen por lo pequeño de los vehículos y por los medios de pago.
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