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Cristina Marcén (Zaragoza, 1981) se mueve despacio, de manera delicada, pero con paso firme. Transmite serenidad y por su mirada, sabes que presta atención. Ella no deja pasar la oportunidad de escuchar ante un buen contertulio. La razón, sus ganas de aprender. La formación continua « ... es algo esencial para mi y considero que todos deberíamos de invertir tiempo en ello».
Licenciada en Ciencias del Trabajo y con un Executive MBA (postgrado en Negocios), es especialista en relaciones institucionales y comunicación corporativa. Ha trabajado en la Administración pública, en los gabinetes de los ministros de Justicia y de Ciencia e Innovación, entre los años 2007 y 2012. Pero, cuando nació su segundo hijo, Manuel, decidió instalarse definitivamente en Santander y dedicarse a su familia por un tiempo, sin pensar que la vuelta al mundo laboral fuera a resultar una prueba de obstáculos.
Consciente de que esta situación es común a muchas mujeres, puso en marcha hace unos meses el programa SUMA, dirigido a recuperar sus grandes potenciales, convencida de que tienen mucho que aportar a las empresas, a pesar de su parón laborar. «España no se puede permitir perder todo este gran valor. Las empresas y la sociedad tiene que cambiar de mentalidad», sentencia.
–La actividad laboral siempre ha sido una de sus prioridades, hasta la llegada de su segundo hijo. Fue entonces cuando decidió hacer un parón. ¿Está el mundo de la empresa preparada para esta decisión?
–He desarrollado mi carrera profesional en Madrid, así que cuando nació mi segundo hijo, decidí que era buen momento para trasladarme a Santander, tierra natal de mi marido, y poder dedicar tiempo a mi familia. Fue una pausa de dos años, en los que disfruté de mis hijos, pero reconozco que también echaba de menos mi carrera profesional. Cuando decidí retomarla no fue sencillo, la incertidumbre de no saber cómo gestionar mi vuelta y las escasas oportunidades laborales, hicieron de esta etapa de transición algo complicado. Por ello, pienso que las compañías deben trabajar por disponer de todo el talento. Es muy difícil pensar en el futuro y en las próximas generaciones, sin contar con aquellas mujeres que han dedicado unos años de su vida a que eso sea realidad. Los ejecutivos deben cambiar de mentalidad, no deben de ver estos años como un vacío curricular y, mucho menos, penalizarlo.
–Un artículo que describía cómo en Silicom Valley (EE UU) están reclutando talento en mujeres que habían hecho una pausa en su carrera profesional, a favor del cuidado de sus hijos u otro familiar, le hizo recapacitar y fue el germen de su proyecto SUMA. ¿En qué consiste?
–Es un programa que nace con un doble reto: visibilizar este talento, poniendo en valor la enorme labor que hacemos las mujeres en esta etapa y, a su vez, ayudar a aquellas que quieren continuar con su carrera profesional y no saben cómo hacerlo. Participan mujeres con estudios medios y superiores de toda España, a través de sesiones individuales y talleres grupales. Trabajamos para que se sientan acompañadas en este tránsito. La mayoría llevan entre tres y seis años apartadas del mercado laboral. Les enseñamos estrategias de búsqueda de empleo, afrontar con éxito una entrevista, cómo diseñar un buen currículum o cómo gestionar un cambio de carrera profesional.
–El proyecto ha superado sus expectativas, en apenas tres meses de su puesta en marcha. ¿Siente que realmente hay gran una brecha por la que se escapa el talento y que las mujeres están deseosas de cerrar?
–Un país con una baja tasa de natalidad y alto índice de envejecimiento no puede penalizar la maternidad; no es la estrategia correcta. Es inevitable que una etapa personal tan importante, como lo es la maternidad, afecte de alguna forma a tu carrera profesional. El problema es ver ese impacto como algo negativo, sin tener en cuenta lo aprendido y desarrollado durante este tiempo. Se crean muchas habilidades que pueden aportar valor al talento de la compañía. En mi caso, me hizo saber gestionar mejor los recursos, previsora y organizada, además de ser más paciente.
–¿Quiénes están involucrados en este proyecto? ¿Quiénes pueden participar?
–Lograr nuestro propósito implica involucrar a toda la sociedad. De una manera especial, hacemos partícipe a las empresas que estén buscando incorporar el mejor talento a sus equipos y proyectos. La Asociación Mujer y Talento está formada por algunas de las empresas más relevantes de Cantabria. Además, sumamos el apoyo de Aedipe Cantabria (Asociación Española de Dirección y Desarrollo de Personas) y Suca Baldor, psicóloga. Imparten talleres y sesiones individuales.
–El desarrollo del talento de la mujer no es algo que le interese de manera reciente. Es una de las fundadoras de la Asociación Mujer y Talento, que mira directamente a las niñas, para que se atrevan con su vertiente más científica. ¿Cómo están respondiendo?
–El programa Stem Talent Girl está ya consolidado y es un referente en Cantabria. Gracias a él estamos fomentando el talento y las vocaciones científicas y tecnológicas de niñas y jóvenes. Iniciaremos la cuarta edición en otoño. Participan 118 niñas de colegios de toda la comunidad, quienes, además de asistir a las diferentes masterclass, impartidas por grandes profesionales, reciben sesiones de mentorización.
–Una madrileña que se enamoró de Santander. ¿Dónde lleva a sus amigos cuando quiere que experimenten esa sensación?
–Procuro que lo hagan con los cinco sentidos: el inconfundible olor a mar, cuando llegas a Santander; viendo el amanecer en El Sardinero; escuchando un concierto en la campa de la Magdalena; dándonos un baño en la playa de las Quebrantas y catando las mejores anchoas, las de Fredo.
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