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Cada 21 de septiembre, Día Internacional de la Paz, José Manuel Salmón (Santander, 1961) va a trabajar con una sonrisa especial. Ese día, todos los niños del CEIP Magallanes recuerdan que tienen por conserje a un doble campeón de España en colombofilia, esa técnica de ... cría, adiestramiento y competición de palomas mensajeras que practican cerca de 160 federados en Cantabria. «Traigo alguna conmigo y los niños se ponen como locos, les encanta», declara con una sonrisa este vigilante apasionado de este deporte -y sistema de comunicación con siglos de antigüedad-: «La emoción de ver llegar a tu paloma en primera posición es mejor que cuando gana el Racing».
-¿Cómo empieza su afición por este deporte?
-Es una pasión, siempre me ha parecido algo maravilloso. Desde crío, cuando ya tuve mi primera paloma, ya empezó a interesarme. De ahí pasé a federarme en 1984 y apuntarme al Club Colombófilo Bellavista, uno de los cuatro que hay en Cantabria.
-¿Y cómo son los torneos?
-Vamos a los clubes, cada uno con nuestras palomas, las metemos en cestas, viene el camión a recogerlas, las lleva al destino programado y se sueltan a la hora establecida. La que primero llegue gana. Llevan un chip en la pata que sirve para registrar la hora, los minutos, la velocidad, distancia recorrida... Todo. Nosotros tenemos unos relojes controladores y calculamos en base a tiempos, coordenadas, etc.. No hay trampa ni cartón.
-Ustedes son entrenadores. Las deportistas son ellas.
- -Las entrenamos, las cuidamos y les damos lo que necesitan. Desde que nacen empiezan a salir del palomar y, a los 3 meses más o menos, empezamos a hacer sueltas por Cantabria. Hasta Torrelavega, Polanco... Un sitio cercano para que puedan ir conociendo el entorno. Ya habrá tiempo de volar desde Aguilar de Campoo y, a partir de ahí, competir.
-Y entonces llega la emoción.
- -Ver llegar a tu paloma la primera de todas (se lo piensa)... es igual que cuando el Racing gana un partido. Mejor todavía, diría yo, y te lo digo como racinguista. Es una satisfacción enorme.
-Y la conoce bien. Ha sido dos veces campeón de España.
-Primero fue campeona la paloma en la modalidad de gran fondo, a partir de 700 kilómetros, -hay sueltas de gran fondo y de velocidad-, haciéndose con el anillo de oro, la mejor de España. Más tarde, el año pasado quedé campeón de gran fondo, a dos sueltas de gran distancia.
-A usted le dan alegrías, pero a muchos ciudadanos no terminan de gustarle mucho.
-Por la poca información que hay. Las que cuidamos nosotros no son como aquellas. No están como las otras, las pobres, que a la que no le falta una pata le pasa otra cosa. La gente se piensa que todas las palomas son iguales. La morfología, la viveza, el plumaje... Todo es distinto. Pueden ser similares, pero se parecen tanto como un burro y un purasangre. Lo que distingue a las nuestras es su instinto de orientación. Son capaces de regresar a su palomar desde cientos de kilómetros.
-¿Y cuánto tardan en regresar?
-Para hacerse una idea, son capaces de volar mil kilómetros en un día. Hemos hecho sueltas desde Cádiz y, si el tiempo acompaña, a la tarde-noche ya están de vuelta en casa, en su palomar.
-¿Si le digo, por ejemplo, de Santander a Torrelavega?
- -Tardan poco, a lo mejor 20 minutos, menos que un coche. Para hacerse una idea, pueden coger alturas de mil metros y alcanzar los 170 kilómetros por hora.
-¿Tanto?
-Desde luego, y eso que las campañas aquí son muy duras. Con la orografía del terreno no es fácil para ellas. Las entrenamos poco a poco. Hacemos muchísimas sueltas antes de un desafío así. Desde Aguilar de Campoo, Valladolid, Somosierra, Huelva...
-Eso sumado a los peligros que encontrarán por el camino.
-Muchos. Los peores son los cazadores furtivos, pero también las aves rapaces, las granizadas, un temporal inesperado...
-Ustedes esperan. ¿Siempre tienen la certeza de que volverán?
- -Certeza nunca, pero las palomas saben dónde les van a cuidar. Si no tiene ningún incidente por el camino, vuelven. Además, las soltamos en días despejados para evitarnos disgustos.
-¿Cómo se organizó durante el confinamiento y los días posteriores al estado de alarma?
-Por suerte en las últimas semanas hemos estado haciendo competiciones pequeñas, entre nosotros, gracias a los permisos que nos han dado. Hasta entonces, las palomas han estado paradas. La temporada empieza a finales de marzo y para junio ya hemos terminado, por lo que ha coincidido todo. Hemos tenido que tenerlas en casa hasta que nos dejaron hacer alguna suelta, que han sido entrenamientos más que competiciones.
-¿Y, a todo esto, qué le dice la familia sobre esta afición?
-Mi mujer ya me conoció con ello y ya lo tiene asumido, pero es verdad que para ellos no es nada fácil. Este es un deporte que te roba muchísimo tiempo, pero bueno, todo se lleva con esfuerzo. Un poquitín, allá; otro, acá.
-¿Y hay un relevo por parte de los jóvenes?
- -Bastante poco, principalmente porque es una actividad cara. Hay que tener sitio para tenerlas, dinero para la comida, los cuidados... Y la crisis no ayuda. Entran jóvenes, pero no tantos como quisiéramos. Muchos se retiran porque requiere mucho esfuerzo.
-¿Diría que falta cierto reconocimiento en Cantabria?
-Sin duda, y eso que Cantabria es una pequeña gran potencia en el norte de España. Entendemos que es un deporte minoritario y, además, no tiene muy buena fama. ¿Qué le vamos a hacer? Algún día se reconocerá. Después de todo, nosotros somos amateur. En Holanda, Portugal y otros países hay una escena profesional muy importante. En Bélgica, por ejemplo, se organizan ferias para el intercambio de los ejemplares, a las que de hecho hemos viajado alguna vez.
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