La pandemia adelgaza la oferta de vuelos del Seve Ballesteros y vacía los aviones

Quedan 19 destinos en la programación, pero hasta con 36 vuelos menos cada semana si uno suma lo que se ha ido limando en cada ruta (y la cifra se compensa un tanto por los estrenos de Viena y los vuelos canarios de Binter). Londres pasó de cinco a tres viajes semanales. Roma o Bruselas, de cuatro a dos. Barcelona, de 16 (entre las dos compañías que operan la ruta) a ocho. A eso hay que sumar los destinos que se han quedado por el camino. Ryanair no ha vuelto a programar viajes a Marrakech, Berlín o Bolonia. Volotea canceló la ruta con Venecia y Wizzair retiró el pasado 18 de julio su avión para ir a Budapest. Estaban (o estaban programados) y ya no están. A esos hay que sumar las rutas que se anunciaron como novedad para esta temporada, pero que no llegaron a estrenarse: Gran Canaria, Alicante y París (las tres de Air Nostrum).

Es ahí, en la pérdida de oferta, de opciones de viajar, donde sobresale el caso de Madrid. De entrada porque se trata tanto o más de un destino laboral como vacacional (y es obvio que con tres vuelos a la semana su capacidad práctica para ir por asuntos de trabajo se ha anulado). Es tan considerable la caída de la ruta a la capital que, siendo siempre de largo la más importante del aeropuerto, en este julio recién terminado fue superada en pasajeros por Barcelona (pese a caer en pasajeros más de un 70%), Londres o incluso Bruselas.

Hay menos vuelos y viene menos gente a bordo. Centrándose en julio -dejando de lado los meses de confinamiento-, la ocupación de los aviones ha caído. Seguro que por la mente de todos pasan las imágenes de algún aparato lleno (las que llamaron la atención cuando se permitió salir de casa), pero la realidad es que, en general, sobran asientos. Los vuelos a Londres han pasado de ir a un 88% de su capacidad a un 57% (en eso tiene que ver mucho la polémica cuarentena). Roma, de un 94% a un 56%. Katowice, de un 91% a no llegar al 34%. Desde la Asociación de Amigos de Parayas recuerdan en este sentido que hay un 15% o 20% como media de pasajeros diarios que no se presenta finalmente a su vuelo, aunque hubiera comprado los billetes semanas antes de su partida.

Y todo esto sin hacer mención -o dejándolo para el final- al balance general de pasajeros en el aeropuerto cántabro. Porque este año, con tres meses sin vuelos comerciales y con la terminal cerrada al público en general en ese periodo, todo el mundo es consciente de que la caída es inevitable. De enero a julio de 2019 (año de récord) pasaron por la terminal del Seve 668.329 pasajeros. En lo que va de 2020 han sido 227.079 (un 66% menos). Las operaciones, por su parte, se han reducido prácticamente a la mitad (de 6.470 a 3.260, un 49,6% de caída).