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Todo empezó cuando el Servicio Cántabro de Salud envió los resultados de las PCR que toda la familia Prieto se había hecho tras el positivo del padre. Era enero de 2022, aún había restos de fiesta en forma de confeti por las calles, cuando el ... mensaje de móvil certificó también el positivo de la madre. Pero el de los niños, cuyo nombre empieza por la misma inicial, abrió un interrogante: G.Prieto, negativo y G. Prieto, positivo, ¿quién era quién? Al final salieron de dudas después de varias llamadas a Sanidad: Gael Prieto, el hermano mayor, era el negativo. ¿Cómo es posible si llevaban todas las fiestas juntos? Lo llamativo no fue ese primer regate en la prueba diagnóstica o la confusión a la que dio pie la lectura del mensaje, sino que, diez días después de haber pasado con sus padres y su hermana el confinamiento en su piso en Santander, Gael siguió dando negativo: «Al principio me aislé en la habitación», dice, pero ese aislamiento duró en realidad una hora: «No tenía sentido tener al niño solo y encerrado, al final lo iba acabar cogiendo y decidimos estar juntos», añade su madre, que sigue sin dar crédito a la respuesta inmunológica de su hijo a un proceso que ellos pasaron con fiebre y dolor de cabeza.
El caso de Gael, que a día de hoy sigue sin haber pasado el virus, o al menos su cuerpo no ha dado ninguna muestra de haber sufrido la infección, es uno más de una lista de 'afortunados' que no han pasado el covid. ¿Por qué hay personas que generan inmunidad ante el contagio y otras sucumben? ¿Es una cuestión de suerte o la ciencia puede llegar a explicar su defensa frente al virus? «A día de hoy, no sé si tenemos información suficiente para responder a esa pregunta, puede haber factores que impidan que se infecte, pero el tema todavía está muy verde», dice Javier Llorca, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Cantabria: «Se ha estudiado muchísimo sobre el covid, sin embargo no llevamos más que dos años y medio con esto, y aún falta conocimiento».
Hay algo que confiere un sesgo especial a los que siguen vírgenes de covid y que va más allá de la mera suerte por haber esquivado hasta ahora el virus. De hecho, algunos científicos empiezan a sugerir que en su inmunidad puede estar la clave de bóveda para entender cómo funciona el virus, y sobre todo, cómo enfrentarlo. Sin embargo, apenas hay investigaciones al respecto. Uno de los últimos estudios es el publicado por la revista Nature, que apunta a que la respuesta inmunológica de aquellos que no se han contagiado tienen un tipo de células (células T) que reaccionaron contra el virus (de 68 adultos, el 38%) y que podría explicar cierta inmunidad.
Aitana Avendaño se licenció en Biotecnología en Barcelona en 2020 en plena pandemia. Después de hacer un máster en investigación biomédica en el hospital Vall d'Hebron, se mudó a Santander para hacer su doctorado en el Idival (Instituto de Investigación sanitaria Valdecilla) donde, gracias a una beca, investigará durante cuatro años un tipo de linfoma muy concreto. En este tiempo de pandemia, ni en Barcelona ni en Santander se ha contagiado, a pesar de que todos en su entorno han caído. ¿Suerte o prevención? «Es una mezcla de los dos. Dentro del sector sanitario hemos tenido más cuidado, pero también es un poco azar» ¿Cree que en el futuro sabremos el porqué de esa inmunidad selectiva? «Puede ser que tenga algo que ver con el tipo de anticuerpos que tenemos quienes no lo hemos pasado o que hayamos sido asintómáticos, en cualquier caso creo que podría ser una buena línea de investigación si es que no se está investigando ya, aunque ahora mismo lo más que se está investigando es en el tratamiento y en la prevención». A falta de respuestas que expliquen esa extraña realidad que vive un grupo «imposible de cuantificar», según el profesor Llorca, ¿se siente especial por no contraer el virus? «No, para nada, y de hecho es muy probable que tarde o temprano lo coja. Pero ya no tengo miedo porque ya no convivo con personas de riesgo».
Que una persona sea negativo mientras el núcleo familiar es positivo tiene una explicación científica «seguro», dice la investigadora del Idival. Pero falta «conocimiento», como apunta el catedrático de la UC. «La ciencia tarde o temprano dará una explicación, creo que, de alguna manera, tiene que haber una respuesta sobre el tipo de anticuerpos que cada uno es capaz de fabricar o la respuesta celular que damos ante la infección, y por qué es tan rápida y efectiva en estos casos», dice Avendaño. Por el momento, el grueso de las investigaciones, a día de hoy, como apunta Llorca, se centran en prevenir los contagios de riesgo.
Las medidas de prevención han hecho parte de su trabajo, pero hay circunstancias en las que dicha prevención no explica la ausencia de contagios. «A lo largo de estos dos años me he hecho dos PCR porque había sido contacto estrecho con positivos y en ambos casos di negativo», dice Juan González, profesor jubilado. ¿Ha tenido miedo al virus? «Ahora, no más del que puedo sentir por el virus de la gripe», explica sin perder de vista que en la primera ola el virus fue trágico, pero con las vacunas (tiene tres dosis) y cumpliendo las medidas de prevención, ha hecho vida normal: «Si había que ponerse la mascarilla, me la ponía, pero si había que ir a un bar o un restaurante a comer, también iba». ¿Cómo explica entonces haber esquivado la infección, cuando ha convivido con sus hijas, que sí lo cogieron?«Lo cierto –apunta– es que no me cojo una gripe desde los años 90», responde, «y no me pongo malo, si acaso un catarro algún invierno».
Ante testimonios así, cabe preguntarse si se trata de genética o de puro azar: « Que alguien no se haya infectado tiene un componente de suerte y de qué tipo de relaciones tiene esa persona», dice Javier Llorca. Es el caso de Yolanda Gutiérrez, que a sus 74 años sigue con el marcador de antígenos a cero: «En mi familia se han contagiado todos, hasta mis sobrinos, pero es porque tienen un negocio de pastelería. Mi marido y yo nos aislamos, siempre llevaba mascarilla e incluso cuando salía a la calle llevaba en el bolso trozos de papel recortado para abrir las puertas que después tiraba. He tenido mucho cuidado, no sé si seré especial por no haberlo cogido, tengo buena salud, pero creo que este verano ya me toca salir del pueblo, que llevo casi tres años sin atreverme».
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