Cualquier año de la era 'pre-covid', a estas alturas, con el curso escolar cerrando su primer trimestre y el otoño abriendo camino al frío invernal, las consultas de los pediatras se llenaban de niños con infecciones respiratorias. Cuadros de fiebre, tos, mocos... ... que se propagaban en cadena entre hermanos y compañeros de clase, y que acababan salpicando al resto de la familia. Y en los hospitales azotaba la epidemia de bronquiolitis en los menores de dos años (también conocida como el asma del bebé), originada por el virus respiratorio sincitial (VRS), que siempre precedía a la gripe. En 2019, tras el puente festivo de diciembre, el servicio de Pediatría de Valdecilla tuvo que habilitar camas extra porque en apenas siete días registró cuarenta ingresos por esta enfermedad, que es la primera causa de infección grave en los más pequeños. En torno al 20% de los niños la pasa en el primer año de su vida. Sin embargo, este otoño apenas ha habido rastro de bronquiolitis. «Hasta la fecha no hemos tenido ningún ingreso», señala la jefa de servicio de Pediatría de Valdecilla, María Jesús Cabero, que prevé que «el pico se retrase a la primavera». Tampoco la gripe se ha dejado ver aún, aunque en este caso su llegada suele estar más próxima a las Navidades, pero si se repite el patrón del Hemisferio Sur, que es lo previsible, pasará de puntillas. En la misma línea, los rinovirus, responsables del resfriado común, han perdido presencia.
Pero es más, también está habiendo menos gastroenteritis e incluso han desaparecido los piojos, otros de los incómodos visitantes que siguen a la vuelta al cole. Y las farmacias dan buena cuenta de ello, porque no hay demanda de los productos para combatirlos. La explicación de todo ello se llama covid-19. La pandemia, y sobre todo las medidas de seguridad para contener los contagios (mascarillas, distancia social e higiene de manos), «ha desplazado de forma importante las ondas epidémicas de otros virus. Las infecciones respiratorias en la población infantil, frecuentes en esta época del año, están bajando mucho, en torno a un 75%», resalta Cabero.
«La verdad es que el impacto de la pandemia covid está siendo tremendo en las infecciones respiratorias habituales de los niños a pesar de la asistencia a los colegios; podemos decir que la mascarilla es el mejor aliado de los pediatras», sostiene Alberto Bercedo, presidente de la Sociedad de Pediatría Extrahospitalaria y de Atención Primaria. «En las consultas vemos menos faringoamigdalitis bacterianas, laringitis, otitis medias, bronquitis o crisis de asma... y son contadas las neumonías. Hasta el momento, y siendo cautos por lo que nos queda de otoño e invierno, no estamos asistiendo a una 'tormenta viral' en los niños».
«De momento no tenemos ingresos por bronquiolitis, cuando otros años ya había muchos. Se prevé que el pico se retrase a primavera»
«¿Tendrán complicaciones a medio plazo los niños que han tenido el covid? Lo queremos estudiar, hay que estar muy atentos»
María Jesús Cabero | Jefa de Pediatría de Valdecilla
Incidencia del covid en niños
Un efecto que se nota tanto en las consultas de Atención Primaria, como en la hospitalización y las urgencias, donde sin embargo se dispararon los casos de covid en esta segunda ola, tanto en el pico de finales de verano, como en el repunte iniciado en octubre y que llegó a situar a la región en una incidencia por encima de los 500 casos por 100.000 habitantes, tasa que se ha reducido levemente en las últimas semanas hasta los 368. Del total de diagnósticos covid acumulados en Cantabria (más de 16.200), un 14% son menores de 19 años (en torno a los 2.300 casos), de los cuales el 5% tienen de 0 a 9 años. «Hasta el momento han ingresado un 3% de los niños contagiados, en algunos casos con coinfecciones por bacterias y que desencadenan patologías infecciosas todos los años, menores cardiópatas...», añade la jefa de Pediatría. De los 40 hospitalizados hasta la fecha en Valdecilla como consecuencia del coronavirus, 25 se corresponden con la primera ola. Pero los pediatras reconocen que «existe una preocupación muy importante» por las consecuencias que aún pudiera desencadenar el virus una vez superado el episodio inicial, que la mayoría de las veces cursa con pocos síntomas (fiebre, cuadro respiratorio de vías altas, dolor de garganta) e incluso de forma asintomática, y que son detectados en el contexto del estudio de contactos de otras personas que han dado positivo.
«Después de nueve meses tenemos un conocimiento mayor de la infección por SARS-CoV-2, aunque existen algunos puntos de incertidumbre», subraya Cabero. «Existen manifestaciones neurológicas, musculares, digestivas que aparecen o permanecen tras meses de haber superado la infección. Estamos particularmente preocupados también por la población pediátrica y sus manifestaciones post-covid. Conocemos que, tras el paso de infecciones epidémicas como el caso de la gripe, y tras un periodo de latencia de uno a tres meses, se produce el diagnóstico de enfermedades del espectro inmunológico, como es la púrpura trombocitopénica idiopática, diabetes mellitus tipo 1, enfermedades reumatológicas y otras», explica la jefa de Pediatría.
«Hasta el momento, y siendo cautos, no asistimos a una 'tormenta viral' en los niños. La mascarilla es el mejor aliado para los pediatras»
Alberto Bercedo | Presidente de la Sociedad de Pediatría Extrahospitalaria
Razones que obligan a «estar especialmente atentos a cuál es la incidencia de estos procesos y su posible asociación a una infección previa por covid». Sobre todo después de la experiencia de la primera oleada de coronavirus, cuando los casos más graves en población infantil, por síndrome multi-inflamatorio sistémico, se dieron una vez la pandemia empezaba a dar un respiro. De hecho, aunque varios precisaron ingreso en UCI, no se pudo confirmar el vínculo porque para entonces ya daban negativo en los test PCR.
Encuesta poblacional
Es por eso que el Servicio de Pediatría de Valdecilla y el Grupo de I+D+I de Economía de la Salud y Gestión Sanitaria del Idival han puesto en marcha un proyecto de investigación sobre la educación sanitaria para prevenir los contagios durante la pandemia de SARS-CoV-2 y su repercusión en las infecciones habituales en la población pediátrica. Y para ello se ha elaborado una encuesta (a la que se puede acceder a través del link https://encuestas.unican.es/encuestas/index.php/111194) para la que solicitan la colaboración de la población. «Desconocemos cómo van a evolucionar en un futuro esos niños que han sido positivos en covid, puede que no pase nada, pero hay que estar atentos, y cuanta más información obtengamos tanto de este tipo de casos, como del impacto sobre el resto de infecciones que están disminuyendo como consecuencia de la pandemia, mejor», indica la pediatra. Y más teniendo en cuenta que si los virus se desplazan a otra época del año que no es la habitual, habría que adaptar también las campañas preventivas.
La pandemia por SARS-COV-2 ha generado un incremento notable de vacunación de gripe: «Hasta ahora se conseguían tasas cercanas al 40%, con incremento de hasta el 60% por encima de los 60 años. La posibilidad de una coinfección de ambos virus y el desconocimiento de su sinergia en la patología respiratoria, tanto en niños como en adultos, ha generado que estas tasas mejoren sustancialmente lo que implica una protección mayor de la población». Otro de los motivos que mermarán el impacto de la gripe estacional, que «por los datos que conocemos de los países sudamericanos y de Australia, se ha reducido más del 75%», indica Bercedo.
Los pediatras destacan «la lección de comportamiento que han dado los niños», pero advierten también que «estamos viendo un aspecto que apenas vimos en la primera ola, por la llegada del verano y la relajación del confinamiento, y es la gran cantidad de problemas de conducta, somatizaciones, ansiedad, alteraciones del sueño, empeoramiento o nuevos diagnósticos de niños con TDAH, con la necesidad de su abordaje en Atención Primaria y peticiones de derivaciones a los psicólogos y psiquiatras infantiles. Se está convirtiendo en una 'nueva epidemia', esperemos que no dé problemas a largo plazo en estos niños ni en sus familias», concluye Alberto Bercedo.
Investigan el impacto del covid en recién nacidos con madre positiva
¿Cómo puede afectar el covid durante el embarazo en el neurodesarrollo de los recién nacidos? Esta es una de las respuestas que busca la investigadora del Instituto de Investigación Marqués de Valdecilla (Idival) Rosa Ayesa, a través de un proyecto que ha recibido una beca Innval. El objetivo es testar la hipótesis que relaciona la presencia de estresores e infecciones durante el desarrollo del embrión con un mayor riesgo de padecer trastornos neurológicos y psiquiátricos. Para llevarlo a cabo se ha diseñado un estudio con las cohortes de gestantes covid-19 y sus recién nacidos, coordinado desde el Grupo de Investigación en Psiquiatría del Idival, en el que están involucrados, además los servicios de Ginecología y Obstetricia, Anestesiología y la Unidad de Neonatología, así como el Grupo de Investigación en Trasplante e Inmunología del Idival, y los Grupos de Farmacología y Toxicidad de la Universidad Complutense de Madrid y de Biología Evolutiva de la Universidad de Barcelona.
Según las cifras de incidencia de covid en Cantabria y teniendo en cuenta que la sanidad pública atiende unos 3.400 partos/año, la investigadora necesita reclutar a 50 gestantes que han superado la enfermedad y a otras 50 similares en edad y otras características controlables, para hacer el seguimiento de sus hijos. Las interesadas pueden contactar a través del correo rayesa@idival.org o en el teléfono 942 203826. Todos los datos recogidos sobre estas cien embarazadas se utilizarán para analizar aspectos relacionados con el estrés que el estado de alarma y el confinamiento hayan podido ocasionar.
Ayesa hace hincapié en que «los estudios de estas embarazadas y de sus descendientes ofrecen una oportunidad única para explorar y anticipar los efectos de la infección por covid». Las gestantes positivas pueden proporcionar datos biológicos (muestras de sangre, saliva, sangre de cordón umbilical y de placenta) y datos clínicos que «permitirán obtener información genética e inmunológica que puede ayudar a dilucidar en qué medida el virus se suma a la vulnerabilidad genética». El proyecto incluye el desarrollo de una aplicación (app) para facilitar a los clínicos el seguimiento del neurodesarrollo de estos niños a través de la información cuantitativa y cualitativa que mensualmente puedan ir aportando los padres.
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