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Cada día que pasa sin cribado colorrectal se deja de detectar alguna lesión que a la larga puede acabar en cáncer. Y para muestra de su impacto, un dato: si en circunstancias normales a Valdecilla llegan más de 1.300 pacientes derivados por sospechas en ... los test del programa al año, en 2022 apenas se recibieron cien peticiones de colonoscopias por esa vía. Eso (diez veces menos) en el año de la vuelta a la normalidad. Si se suman los datos de 2020 y 2021, en plena pandemia, «el problema es gravísimo, una aberración», denuncia el Sindicato Médico. «Este retraso en la detección precoz del cáncer colorrectal es un daño irreparable para la población cántabra», añade, porque «muchos de esos cánceres no detectados a tiempo acabarán en quimioterapia y serán causa de muerte».
Según el último balance publicado por la Consejería de Sanidad, en 2019 los test enviados a los domicilios de la población de 50 a 69 años (cuando el programa transcurría sin contratiempos la invitación se repetía cada dos años) arrojaron 1.610 positivos entre las 33.929 que respondieron a la llamada (el 47% de los convocados) y entregaron en sus centros de salud la muestra de heces. Curiosamente, participan más las mujeres aunque los peor parados en los resultados son los hombres. Ese año, del cribado se remitió a los servicios de Digestivo a 1.367 personas para realizarse una colonoscopia, confirmando la presencia de carcinoma invasivo en 57 casos. Pero, además, se hallaron 153 adenomas de alto riesgo, otros 294 de riesgo medio, 300 de riesgo bajo y 81 que quedaron en pólipos que no representaban peligro, además de 75 casos que resultaron ser falsos positivos.
En total, más de 800 cántabros con sospecha precancerosa. Pero el cribado lleva paralizado del todo desde agosto, con un retraso acumulado en los años de pandemia de una vuelta completa. Ni en 2021 ni en 2022 se ha convocado a los que les hubiera tocado el turno. Sólo se ha ido realizando un goteo de casos pendientes. Y la explicación que aportan desde Sanidad para justificar ese parón apunta a la licitación para la compra de los kits de recogida de muestras. Lo que dicen desde el departamento de Raúl Pesquera es que «el nuevo contrato se demoró por el relevo en la Gerencia de Atención Primaria, con la salida de Teresa Ugarte, tras la huelga médica, y su sustitución por Iñaki Lapuente». Pero ese cambio en el organigrama se produjo en noviembre, mientras que ya en agosto se habían dejado de enviar invitaciones para participar. ¿Por qué afectó exclusivamente a este contrato? ¿Cómo es que se agota el stock de kits justo cuando menos actividad registra el programa? Son preguntas que quedan en suspenso, igual que el cribado.
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