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Lo encontraron semisumergido en un arroyo, con heridas diversas por el cuerpo e incapaz de mover las patas traseras. Según los técnicos de la Junta que le atendieron en un primer momento en el municipio leonés de Palacios del Sil, presentaba signos de estrés ... y realizaba ruidos a causa del dolor. El primer diagnostico de este oso pardo, realizado por los veterinarios del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre que el Gobierno de Cantabria tiene en Villaescusa, donde ha sido trasladado para intentar salvar su vida, no es demasiado halagüeño. El pronóstico es «grave» debido a lo que aparentemente es una lesión medular. En los próximos días permanecerá en el centro para seguir su evolución.
En la valoración clínica con el animal despierto se ha constatado que el oso es incapaz de mover las extremidades posteriores y que presenta pérdida total de sensibilidad en esta región corporal. Se han detectado diversas heridas profundas en las patas traseras, zona lumbar e inguinal, aunque es capaz de desplazarse con las patas delanteras y de mantenerse en posición esternal. «La ingesta es ligera aunque sí que bebe líquido, y se han observado orina y heces en la cama del animal pero no se sabe con certeza si es capaz de contraer esfínteres», apuntaron ayer desde la Consejería que dirige Jesús Oria.
El oso pardo herido, de unos 170 kilos de peso, ingresó en la madrugada del 7 de mayo en el centro de Obregón (Villapresente), donde llegó tras ser dormido en León. Al día siguiente, ya en la región, se anestesió al animal para realizar una exploración física en profundidad, limpieza y desinfección de heridas, extracción de sangre y radiografías. En la exploración física se observó que por la dentición se trata de un ejemplar de edad muy avanzada, de entre 20 y 25 años.
Los expertos del Gobierno de Cantabria destacan que varias de las heridas que presenta en las extremidades posteriores y en la zona lumbar, muy profundas e infectadas, encajan con las propias de las mordeduras hechas por otro mamífero de gran tamaño, «presumiblemente otro oso adulto». Y presenta otra herida profunda en el hocico que tiene la apariencia de ser más antigua, ya que está en otra fase de cicatrización. A nivel torácico existe una posible fractura a nivel de la vértebra T12, caudal a la apófisis articular. A nivel lumbar se observa una reducción del espacio intervertebral entre L3 y L4, sugestiva de enfermedad discal, y una posible fractura a nivel de la zona dorsal de la vértebra L4. Se ha realizado igualmente un análisis neurológico y se ha confirmado la paraplejia.
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