Pardo de Vera cree que Revilla pidió su cabeza para tapar «temas de corrupción»

La exnúmero dos del Ministerio, durante su intervención en el II Foro Económico El Español, que se celebró este jueves en A Coruña, reiteró que «nunca se han fabricado trenes que no quepan por los túneles ni se ha desperdiciado un solo euro». Aunque, reconoció que «sí que es verdad que ha habido una ineficiencia en el contrato, como la ha habido con los trenes Avril».

«El problema estaba resuelto antes de que surgiese», explicó. El Ministerio de Transportes «tiene muchas empresas que han de gestionar sus contratos para que todo funcione», indicó, en referencia a Renfe. Según Pardo de Vera, el asunto se vio afectado por un contexto «político de elecciones locales, autonómicas y generales», al que se suma otro en el que «el tiempo de lectura de una noticia por parte de un español medio está en 13 segundos». La suma de estas circunstancias hace que «se haga muy difícil para los que gestionamos explicar temas complejos». Y el tercer factor, el efecto Revilla.

Haciendo memoria, Pardo de Vera aseguró que en su etapa como presidenta de Adif «nos ocupaba traer la infraestructura», y después, cuando en 2021 fue nombrada secretaria de Estado «la prioridad una vez solucionada la infraestructura era que circulasen los trenes, y no las cabezas». Respecto a su dimisión, aseguró que nunca había tenido «apego al puesto». «Además era un cargo de confianza y cuando ya no se tiene la confianza no hay ningún problema», concluyó.

Han pasado ya tres meses desde que saltó por los aires el escándalo de los trenes. Fue precisamente Pardo de Vera, durante una visita a Asturias a finales de enero, la que confirmó que los 31 convoyes de la red de Cercanías de Ancho Métrico –los de la antigua FEVE, hoy integrada en Renfe Cercanías AM– que prometió el operador ferroviario en 2020 para renovar la flota cántabra y asturiana se retrasarían «dos o tres años» por un error en sus dimensiones. La empresa fabricante de los convoyes, Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles (CAF), recibió medidas de gálibo erróneas. Adif y Renfe, las dos empresas públicas donde estaban centradas todas las miradas, se metieron en la trinchera en la guerra de culpas y ninguna ha reconocido de forma pública el error.

Aunque, la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, firmó una auditoría interna para aclarar el origen del fiasco. En consecuencia, el Ministerio amplió el número de máquinas del contrato –siete más para Asturias– y prolongó la gratuidad de las Cercanías en ambas comunidades hasta la llegada de los nuevos trenes, en 2026.

El caso también provocó los ceses de Pedro Alcaraz, exresponsable de Gestión de Material de Renfe y Ángel Moya, jefe de Inspección y Tecnología de Vía de Adif. Además de la dimisión de Pardo de Vera y del expresidente de Renfe, Isaías Táboas.