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«En la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza…», pero por separado. Este bien podría ser el nuevo voto matrimonial para uno de cada cuatro nuevos matrimonios celebrados en Cantabria. Son cifras recogidas por el Colegio de Notarías de ... España y que ha publicado en su portal estadístico. El número de capitulaciones matrimoniales para establecer una separación de bienes en la región alcanza cifras de récord y no para de aumentar en los últimos años.
En Cantabria se establece por defecto el sistema de gananciales a la hora de contraer matrimonio por ser un territorio de Derecho común; no así en otras comunidades como Cataluña o Baleares, donde se realiza en régimen de separación de bienes. En la región, por tanto, si cada miembro de la pareja desea mantener bajo su poder los bienes patrimoniales tanto anteriores como posteriores al matrimonio, debe hacerlo constar mediante un documento notarial llamado capitulación matrimonial.
Las últimas cifras señalan que una cuarta parte de las parejas cántabras que pasaron por el altar realizaron esta separación de bienes. En números brutos, fueron 687 documentos de separación patrimonial firmados antes de contraer matrimonio. Pero este acuerdo puede pactarse una vez se ha contraído matrimonio. En conjunto, el pasado año lo hicieron 1005 parejas en Cantabria tanto en acuerdo prenupcial como tras la boda.
D. José Corral
Decano del Ilustre Colegio Notarial de Cantabria
Es una opción cada vez más frecuente entre los nuevos matrimonios cántabros. Si al cierre de 2021 alcanzó al 25% de parejas, hace una década tan solo el 15% se decantaba por este sistema de gestión patrimonial en pareja. Y, por supuesto, tienen mucha implicación los cambios sociales. En números en bruto, el cambio ha sido también más que notable: las capitulaciones pre y postmatrimoniales para establecer separación de bienes han crecido en una década un 50% y han pasado de ser apenas 600 a superar el millar que se registró al cierre del año pasado.
En los despachos cántabros también se nota. El Decano del Ilustre Colegio Notarial de Cantabria, José Corral, admite que este procedimiento «es cada vez más habitual». Lo analizan mejor desde hace cinco años, cuando las notarías son un lugar en el que poder celebrar bodas civiles. Corral señala que, en su despacho, «una de cada dos bodas se celebra en régimen de separación de bienes».
Sin embargo, aunque parezca ventajoso a priori, establecer una separación de bienes «es un acto consciente y voluntario que se debe pensar bien ya que determinará la manera en que se gestionarán los bienes durante el matrimonio y lo que sucederá con el patrimonio de la pareja en caso de divorcio», apunta Paloma Lanza, investigadora y profesora en la Universidad de Cantabria.
Paloma Lanza
Investigadora y profesora de la Universidad de Cantabria
No solo se establece pensando en el futuro, en caso de una separación matrimonial, sino también en el presente y cambios posibles en la situación económica y sentimental de la pareja. Los dos casos más frecuentes a la hora de establecer separación de bienes después del matrimonio tienen que ver con «que uno de los miembros asuma un negocio o profesión de riesgo», en previsión de que, en caso de ir mal, los inconvenientes no afecten a los dos miembros del matrimonio. Y también en aquellos casos en que el matrimonio está en vías de disolución, mientras hay una decisión formal a nivel judicial, pero no hay un divorcio declarado y ambos miembros adquieren bienes por su cuenta. «Por ejemplo, si uno de los dos adquiere un piso para poder vivir una vez se ha separado y lo hace sin establecer la separación de bienes, estaría comprándolo en gananciales», resume Corral.
Si la separación de bienes se realiza después de contraer matrimonio, advierte Corral, «tiene el mismo coste, unos 75 euros», pero habrá que realizar una escritura de liquidación de la sociedad de gananciales. Esto es, un documento en el que se determina «quién se queda cada bien adquirido en gananciales» desde el momento del matrimonio hasta que se realiza la separación de bienes.
Además de los cambios económicos, el auge de este modelo viene impulsado por los cambios sociales y que han establecido nuevos roles en los miembros de la pareja. «En base a los nuevos modelos de familia que existen en la actualidad, y en el contexto de que la mujer está incorporada a la vida laboral, la separación de bienes se percibe como un modelo que se ajusta más a la realidad matrimonial» en la que cada miembro de la pareja, en este caso heterosexual, aporta por su lado a la economía familiar con los salarios de trabajos remunerados.
Pero, advierte Lanza, puede generar cierta desprotección, sobre todo en el caso de matrimonios con hijos. «Puede implicar cierta desprotección hacia la mujer, por el simple hecho de que hubiese paralizado temporalmente su carrera profesional para dedicarse al cuidado de los hijos del matrimonio y, por tanto, se entiende que, en condiciones similares entre ambos, pueda tener menor poder adquisitivo que el hombre». Aunque, por otro lado, puede servir de escudo económico en caso de un divorcio o separación. «Si un proceso de divorcio ya es complicado en sí, añadirle la cuestión económica sólo hará que este empeore», analiza la investigadora.
Hablar de dinero en pareja
Y tiene que ver con un cambio de paradigma en las parejas. También en los roles de los miembros de la pareja dentro de la relación: la mitad de la población española considera bastante o muy importante que el otro miembro de la pareja tenga independencia económica a la hora de iniciar una relación. Lo dice el último estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre relaciones sociales y afectivas, publicado este año 2023.
La independencia económica de los miembros de la pareja es una cuestión bastante o muy importante sobre todo para las mujeres: casi el 62% de las mujeres encuestadas para el barómetro del CIS señaló a inicio de este año que tener capacidad de independencia económica era un punto importante para establecer una relación sentimental con esa persona. Y otro dato más: la independencia económica del otro miembro de la relación es mucho más importante entre personas que se ubican ideológicamente más a la derecha que entre quienes lo hacen a la izquierda. Para los últimos, supone un aspecto muy importante en el 21,4% de los casos; entre los primeros, autoubicados en la derecha ideológica, es un punto muy importante en el 36,8% de las personas encuestadas.
Eso sí, a pesar de que la independencia económica es un punto a favor, no es nada importante que el otro miembro de la relación aporte menos ingresos a la unidad familiar: solo lo considera bastante o muy importante un 6,7% de la población.
El barómetro también apunta a una realidad en auge: los temas de las cuentas de la pareja preocupan cada vez más en el país. De hecho, el 25% de las personas encuestadas por el reconoció que hablar de economía de la pareja era un tema cada vez más frecuente en las conversaciones que mantenía con el otro miembro de la relación. Y, frente a una posible visión frívola o interesada de los miembros del matrimonio, «no debería interpretarse como una cuestión de desconfianza en su futura o presente pareja, sino de consenso entre la pareja» por ordenar y organizar la economía familiar. Lanza aconseja «hablar acerca de la gestión de la economía familiar antes de empezar a convivir en pareja», porque «la mayoría de problemas familiares suelen tener origen económico, por lo que se consideraría más 'sano' optar por el régimen de separación de bienes».
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