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«Cantabria ha contribuido activamente a la construcción del proyecto compartido de España, practicando la cultura política de la reciprocidad y la lealtad, dos conceptos que tienen que ir unidos y son indisociables del Estado autonómico». Meritxell Batet, presidenta del Congreso de los Diputados, recurrió ... a la Comunidad cántabra como ejemplo y prueba del éxito del modelo autonómico español, impulsor del desarrollo del país, el bienestar de los ciudadanos y la cohesión social y territorial.
De esta manera se pronunció durante su intervención en el Parlamento regional, en el marco de las conmemoraciones del XL aniversario del Estatuto de Autonomía. «Cantabria, como comunidad histórica, ha sabido desplegar una identidad propia en el conjunto de España que ha dotado a los cántabros de un sentido de autoconciencia y que se sientan reconocidos por los demás y respetados en la diferencia», añadió.
La presidenta de la Cámara Baja participó en el homenaje a los diez diputados que redactaron el borrador del Estatuto de Autonomía, en un acto que contó con la presencia de tres de ellos: Mariano Linares, Alberto Cuartas y Jesús Cabezón (los dos primeros por UCD y el tercero por el PSOE). Fueron ellos los responsables de la redacción de aquel primer documento, junto a los ausentes Ciriaco Díaz Porras y Esteban Solana, y otros cinco parlamentarios ya fallecidos: Leandro Valle, Ambrosio Calzada, Alberto Mateo del Peral, Jaime Blanco y Mario García Oliva.
Según sostuvo Batet, los parlamentos autonómicos, además de ser una «pieza medular» de un Estado políticamente descentralizado, juegan «un papel fundamental para dar estabilidad y prosperidad a la sociedad», ya que «son el centro de la deliberación y decisión de los asuntos públicos, el lugar en el que se expresa el pluralismo social».
Frente a su forma de entender la política –«escuchar, debatir, ceder, pactar, son acciones consustanciales al gobierno democrático–, advirtió de los riesgos de la polarización, que produce desafección del ciudadano hacia la política y «destruye el capital básico de los sistemas democráticos: la confianza; la confianza recíproca que nos mueve a cooperar, a aceptar sacrificios en beneficio del interés general».
«Debemos ser conscientes del inmenso poder político del ejemplo, y por ello la forma de hacer política debe rehuir los lenguajes divisivos y la crispación, y centrarse en el debate razonado, las propuestas constructivas y la apertura al pacto». Incluso en el mundo actual, «nuevo, profundamente complejo y en buena parte impredecible», siguen siendo necesarios «ese diálogo y esa capacidad para llegar a acuerdos», defendió.
Por su parte, el presidente del Parlamento regional, Joaquín Gómez, recordó que la consecución de la autonomía para Cantabria fue «un proceso histórico que recuperó nuestra identidad pese a que en los primeros momentos no se apostaba por ella». No obstante, subrayó, el sentimiento autonomista «se despertó con la llegada de la democracia y el debate autonómico, excitado por un contexto de inestabilidad económica, conflictos laborales y reivindicaciones de infraestructuras», que fueron uniendo a la sociedad en torno al proyecto de una Cantabria uniprovincial.
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