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EQUIPO GRÁFICO DM y Blanca Carbonell

Santander

Jueves, 14 de marzo 2024, 13:59

Modo oscuro

Han pasado ya cuatro años desde que el covid paró el mundo. Tal día como hoy el Gobierno de España declaró el estado de alarma para frenar los contagios, lo que conllevó una cuarentena nacional. La medida incluyó el confinamiento domiciliario. Nadie podía salir de casa, excepto por causas de fuerza mayor. Lo que seguramente pocos imaginaban entonces es que esa situación se alargaría hasta el mes de mayo, momento en que comenzó la desescalada. La normalidad tardaría aún mucho más tiempo en regresar a nuestras vidas y, especialmente, a las calles. Sin besos, ni abrazos...Todo eran limitaciones.

Durante el confinamiento, se pudo salir para pasear a nuestras mascotas y, también, para realizar tareas esenciales, como ir al médico, a la farmacia o al supermercado. Las calles estaban vacías y en las carreteras no había tráfico. La gasolina, con el precio por el suelo, llegó a valer menos de un euro el litro.

Sólo los servicios esenciales se mantuvieron abiertos. El resto de negocios cerraron sus puertas, algunos de ellos para siempre. Todo el mundo en casa, a la espera de que llegara las ocho de la tarde, cuando mucha gente salía a la ventana para homenajear a los sanitarios. Hace cuatro años que nuestra vida cambió y, en muchos aspectos, no volvió nunca a ser como era.

Gracias a los medios de comunicación nos informábamos de lo que estaba ocurriendo. Su labor también fue esencial, ya que era nuestra ventana al mundo

Gracias a los medios de comunicación nos informábamos de lo que estaba ocurriendo. Su labor también fue esencial, ya que era nuestra ventana al mundo
Gracias a los medios de comunicación nos informábamos de lo que estaba ocurriendo. Su labor también fue esencial, ya que era nuestra ventana al mundo

Las calles de las ciudades estaban completamente vacías, sin coches, sin gente, sin vida. Las persianas de los negocios estaban cerradas y el silencio era omnipresente.

Las calles de las ciudades estaban completamente vacías, sin coches, sin gente, sin vida. Las persianas de los negocios estaban cerradas y el silencio era omnipresente.
Las calles de las ciudades estaban completamente vacías, sin coches, sin gente, sin vida. Las persianas de los negocios estaban cerradas y el silencio era omnipresente.

Los niños no podían salir a la calle y los parques quedaron clausurados. Estaban considerados como muy peligrosos por ser lugares de relaciones y juegos y, por lo tanto, de contagios.

Los niños no podían salir a la calle y los parques quedaron clausurados. Estaban considerados como muy peligrosos por ser lugares de relaciones y juegos y, por lo tanto, de contagios.
Los niños no podían salir a la calle y los parques quedaron clausurados. Estaban considerados como muy peligrosos por ser lugares de relaciones y juegos y, por lo tanto, de contagios.

La hostelería cerró, lo que varió nuestros hábitos de consumo. Los negocios que después se recuperaron lo hicieron con mucho tiempo y esfuerzo. Sus clientes habían cambiado.

La hostelería cerró, lo que varió nuestros hábitos de consumo. Los negocios que después se recuperaron lo hicieron con mucho tiempo y esfuerzo. Sus clientes habían cambiado.
La hostelería cerró, lo que varió nuestros hábitos de consumo. Los negocios que después se recuperaron lo hicieron con mucho tiempo y esfuerzo. Sus clientes habían cambiado.

Algo tan normal como salir a comer se volvió imposible. Nuestras relaciones se limitaron a las personas que vivían en nuestra casa, Sólo podíamos estar con nuestros convivientes. No debíamos tocar a nadie más.

Algo tan normal como salir a comer se volvió imposible. Nuestras relaciones se limitaron a las personas que vivían en nuestra casa, Sólo podíamos estar con nuestros convivientes. No debíamos tocar a nadie más.
Algo tan normal como salir a comer se volvió imposible. Nuestras relaciones se limitaron a las personas que vivían en nuestra casa, Sólo podíamos estar con nuestros convivientes. No debíamos tocar a nadie más.

Las grandes superficies también cerraron sus puertas. Sus tiendas, sus cafeterías, sus restaurantes... mesas vacías, negocios suspendidos.

Las grandes superficies también cerraron sus puertas. Sus tiendas, sus cafeterías, sus restaurantes... mesas vacías, negocios suspendidos.
Las grandes superficies también cerraron sus puertas. Sus tiendas, sus cafeterías, sus restaurantes... mesas vacías, negocios suspendidos.

Los estancos eran considerados como un servicio esencial. La gente hacía cola en la calle para comprar en su interior puesto que sólo podían entrar una o dos personas, que se colocaban cuidadosamente en las marcas del suelo para no tocarse.

Los estancos eran considerados como un servicio esencial. La gente hacía cola en la calle para comprar en su interior puesto que sólo podían entrar una o dos personas, que se colocaban cuidadosamente en las marcas del suelo para no tocarse.
Los estancos eran considerados como un servicio esencial. La gente hacía cola en la calle para comprar en su interior puesto que sólo podían entrar una o dos personas, que se colocaban cuidadosamente en las marcas del suelo para no tocarse.

Confinamiento y distancia social fueron esenciales en esa época. La soledad se impuso, lo infectó todo como si fuera el mismo virus o una variante de la enfermedad.

Confinamiento y distancia social fueron esenciales en esa época. La soledad se impuso, lo infectó todo como si fuera el mismo virus o una variante de la enfermedad.
Confinamiento y distancia social fueron esenciales en esa época. La soledad se impuso, lo infectó todo como si fuera el mismo virus o una variante de la enfermedad.

Muchos restaurantes reconvirtieron sus servicios para que la gente pudiera llevarse la comida preparada a su domicilio. De esta manera pudieron mantener su actividad y ofrecer una salida alimenticia a quienes lo necesitaban.

Muchos restaurantes reconvirtieron sus servicios para que la gente pudiera llevarse la comida preparada a su domicilio. De esta manera pudieron mantener su actividad y ofrecer una salida alimenticia a quienes lo necesitaban.
Muchos restaurantes reconvirtieron sus servicios para que la gente pudiera llevarse la comida preparada a su domicilio. De esta manera pudieron mantener su actividad y ofrecer una salida alimenticia a quienes lo necesitaban.

Las calles estaban completamente vacías y las persianas de los negocios cerradas. Las pocas personas que estaban en la calle sentían las miradas censoras de quienes les observaban desde sus ventanas.

Las calles estaban completamente vacías y las persianas de los negocios cerradas. Las pocas personas que estaban en la calle sentían las miradas censoras de quienes les observaban desde sus ventanas.
Las calles estaban completamente vacías y las persianas de los negocios cerradas. Las pocas personas que estaban en la calle sentían las miradas censoras de quienes les observaban desde sus ventanas.

Sólo un viandante pasea por la Plaza Porticada de Santander, lugar habitualmente bullicioso y lleno de actividad.

Sólo un viandante pasea por la Plaza Porticada de Santander, lugar habitualmente bullicioso y lleno de actividad.
Sólo un viandante pasea por la Plaza Porticada de Santander, lugar habitualmente bullicioso y lleno de actividad.

Las zonas comerciales y de ocio se clausuraron ese día y permanecieron así durante meses. La diversión fuera de casa estaba acordonada.

Las zonas comerciales y de ocio se clausuraron ese día y permanecieron así durante meses. La diversión fuera de casa estaba acordonada.
Las zonas comerciales y de ocio se clausuraron ese día y permanecieron así durante meses. La diversión fuera de casa estaba acordonada.

Los parques estaban cerrados, sin niños, sin razón de ser, con carteles informativos que acrecentaban el temor de todo aquel que pretendiera sólo pensar en columpiarse o tirarse por un tobogán.

Los parques estaban cerrados, sin niños, sin razón de ser, con carteles informativos que acrecentaban el temor de todo aquel que pretendiera sólo pensar en columpiarse o tirarse por un tobogán.
Los parques estaban cerrados, sin niños, sin razón de ser, con carteles informativos que acrecentaban el temor de todo aquel que pretendiera sólo pensar en columpiarse o tirarse por un tobogán.

Y así, las grandes avenidas y los paseos de nuestras ciudades, lugares siempre bulliciosos, permanecerían vacíos y silenciosos durante meses. En la imagen, el Paseo Pereda.

Y así, las grandes avenidas y los paseos de nuestras ciudades, lugares siempre bulliciosos, permanecerían vacíos y silenciosos durante meses. En la imagen, el Paseo Pereda.
Y así, las grandes avenidas y los paseos de nuestras ciudades, lugares siempre bulliciosos, permanecerían vacíos y silenciosos durante meses. En la imagen, el Paseo Pereda.

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eldiariomontanes Cuando se paró el mundo

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