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Hija de conservera y carpintero, nieta de pescador, a Lidia Laso Ramos no le hacen falta más credenciales que ser santoñesa. Y punto, que no necesita más títulos a esta trasmerana que no puede vivir sin suministrarse su dosis diaria de mar. Podría sentirse ... pez en el agua de la playa de Berria, ave sobrevolando el monte Buciero, andariega de machina o fiestera, que a los nacidos bajo en manto de Santa María del Puerto bien que les gusta la juerga, «porque somos personas abiertas, acogedoras y, es verdad, nos gusta, pero no somos frívolos y sí muy trabajadores», precisa, por si acaso.
44 años en Santoña deben otorgar cierto caché, haberse educado con las monjas del Sagrado Corazón y estudiar en el 'insti' Manzanedo, ahonda más las raíces en la tierra que vio nacer a Juan de la Cosa. Profesora de Educación Vial, propietaria de una autoescuela –Asón «como el río»–, madre, esposa, hija y política, la candidata de OlaCantabria a la Alcaldía de la villa que levantó un monumento a Carrero Blanco, necesitaría que los días se estiraran, al menos, un par de horas más. «Así, podría hacer más cosas» porque, aunque le gusta cocinar, «entre semana, ya se sabe, pasta, verdura y legumbres» y cuando llega la costera de bonito, marmite, como la que hacía en el barco su abuelo Juan José, 'El Corneta', un pescador, que por haberle tocado en la mili llamar a fajina, parte y generala, dejó el sobreapellido a la familia.
Posiblemente a María Ángeles, 'Morena', que murió muy joven, le habría preocupado ver a su hija tan atareada y metida en política, pero a Hilario, su padre, un carpintero especializado en abalaustrar y diestro con la escofina, «de los pocos buenos constructores de escaleras», dicen los vecinos que «se le cae la baba» cuando ve los carteles de su Lidia por todo Santoña.
En casa, a esta política que ha pasado por UPyD y Ciudadanos, se le divide la 'afición'. A Celia, su hija de 15 años, no le hace mucha gracia eso de que su madre esté en el candelero: «Dice que tiene miedo de que en las chirigotas se metan conmigo, y yo le explico que eso forma parte de nuestra forma de ser, la de los santoñeses, y que es divertido, que no pasa nada». Sin embargo Miguel, de diez años, está convenciendo a sus amigos del cole para que todos vayan a votar a su madre, a la que ya ve alcaldesa.
Quien la apoya sin remilgos es su marido, Miguel Ángel, un funcionario de prisiones que trabajó en cárceles del País Vasco y ahora en El Dueso, que pasa 12 horas con los presos en contacto directo y a quien ella devuelve ese apoyo a diario «porque su trabajo es duro, muy duro, y hay días que llega a casa muy tocado». Pero ahí están todos, como una piña, ensobrando, pegando carteles, «lo que haga falta, porque todos debemos poner nuestro granito de arena para Santoña» a la que Lidia siempre pone una coletilla: «Mi paraíso».
Dicen que los santoñeses son lo más parecido en días de color rojo en el calendario a los andaluces. «Pasamos de Navidad a Carnavales, a Semana Santa, a las fiestas del verano, a las de la Virgen del Puerto, Nuestra Señora de la Merced, Nuestra Señora de la Soledad y luego, vuelta a empezar. Y si hay algún periodo sin jolgorio, pues nos lo inventamos, que mayor fiesta que estar en la calle no la hay», relata la candidata de OlaCantabria a la Alcaldía de Santoña, número dos al Parlamento de Cantabria y cuatro al Europeo. Lo dicho, que necesitaría días de 26 o 28 horas.
Sabe Lidia que tiene ya dos papeletas seguras, «la de mi marido y la mía, que hemos votado por correo». Ahora, a esperar que los santoñeses se unan a ellos. «Si le soy sincera, tengo buen pálpito. Contamos con un gran equipo de gente joven que no vienen a vivir de la política y que está trabajando a tope».
Aunque haya transitado por tres partidos, asegura que no se ha movido «del centro porque no encontraba mi lugar ni en la derecha ni en la izquierda». La presidenta de OlaCantabria forma un buen tándem electoral con Juan Ramón Carrancio, aspirante a la presidencia de Cantabria.
Dice que ahora «está más cómoda» porque en Ciudadanos «faltaba democracia interna. El afiliado contaba nada. Votábamos aquí una cosa y al final se hacía lo que decía Madrid. Tuvieron oportunidad de modificar cuestiones importantes como la ley electoral, la situación de los trabajadores autónomos y tantas otras cosas, pero nada, nos defraudaron. Van rellenando el ideario según van las cosas».
Si el domingo los santoñeses le dieran el bastón de mando «gobernaría para el pueblo porque los políticos estamos a su servicio, no al revés. Debemos salir a la calle, escuchar, pedir opiniones y gobernar siempre con transparencia. Los ciudadanos son los únicos 'jefes'».
Y en ese gobierno municipal daría la vuelta como un calcetín a Santoña «haciendo de nuestra villa referente arquitectónico, cultural, medioambiental, porque mires por donde mires, tiene absolutamente de todo». De momento, por lo que se ve, una Eva en su particular Paraíso.
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