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Exhausta y consumida por sus batallas internas, la política cántabra trata de cerrar sus heridas a marchas forzadas a siete meses de las elecciones, incapaz de avanzar en la construcción de otra agenda política distinta a la obsesiva e improductiva crisis de liderazgo. El ... último capítulo lo protagonizó José Ramón Blanco al dimitir como diputado y renunciar a sus opciones de futuro acorralado por tres denuncias en Podemos por acoso. Una tormenta perfecta que deja fuera del ojo del huracán a un reforzado Miguel Ángel Revilla que vive en su particular 'Arcadia Feliz', con un cierre de filas sin fisuras mientras él siga al frente del PRC, y que salvo un grave impedimento de última hora, se presentará a al congreso regionalista de noviembre –en breve hará pública su decisión– con la posibilidad real de ganar por primera vez en su vida unas elecciones.
PP María José Sáenz de Buruga espera la visita de Casado para que ratifique su candidatura
PRC Revilla está tranquilo y, salvo causa de fuerza mayor, intentará ganar sus primeras elecciones
PSOE Pablo Zuloaga aprovecha su papel de delegado de Gobierno para darse a conocer y ganar peso
Podemos La dimisión de Blanco da alas a Verónica Ordóñez para luchar por ser la cabeza de lista
Ciudadanos La renuncia de Rubén Gómez a presentarse obliga prácticamente a Félix Álvarez a dar el paso
PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos intentan cambiar el signo de la agenda política y el foco del debate. Todos han vivido convulsos cambios en las cúpulas, con sus respectivos motines y traiciones, que han terminado por romper los partidos y un reguero de cadáveres político por el camino. Tanto que el Parlamento de Cantabria ha tenido que multiplicar casi por siete su partida de prestaciones ante el aluvión de bajas que se esperan tras las elecciones. Y, por si era poco, ahora llega la elaboración de las listas electorales... «Esa es otra. Vamos a ver cómo muchos se quitan la careta y, en el mejor de los casos, empiezan a dar codazos para estar arriba ante el riesgo de quedarse fuera», explican varios dirigentes de PP, PSOE y Ciudadanos y Podemos.
El primero en asomar la cabeza fue José Ramón Blanco, que hace dos semanas anunció la decisión a concurrir a las primarias de Podemos como candidato a la Presidencia, aunque ha terminado dimitiendo después de que este periódico adelantase la existencia de tres denuncias internas por acoso puestas por la diputada Verónica Ordóñez; la líder morada en Santander, Lidia Alegría, y la periodista del grupo Lucía Reguilón. Con la marcha de Blanco, cuyo caso va camino de los tribunales, en Podemos los ojos están puestos en Ordóñez y en la secretaria general, Rosana Alonso, que ya ganó a su compañera en las últimas primarias. Nadie se atreve a apostar que al próximo que aspirante no le saquen también de la carrera electoral ya que la formación se ha instalado en una espiral de desconfianza en el que todos tienen grabaciones y acusaciones contra todos.
Sin llegar tan lejos, en Ciudadanos también esperan las réplicas de su último terremoto. Los naranjas forzaron hace un mes la dimisión del su secretario de Organización, José López, encargado de hacer las listas y de gestionar el aluvión de altas de afiliados –de los 200 a los 600 en los últimos meses–. El motivo que se esconde tras su marcha fueron las discrepancias con Félix Álvarez, el líder regional, para fichar a miembros de otros partidos y colocarlos en puestos de privilegio. Se había generado un fuerte malestar dentro de la formación por el protagonismo que tenían incorporaciones como Joaquín Solanas o Alodia Blanco. La salida de López coincidió con el anuncio del diputado Rubén Gómez de que no irá de número uno al Parlamento, así que todo apunta a que Álvarez será el aspirante a la Presidencia. Ahora la dirección no descarta que el propio López y su guardia pretoriana, compuesta por las agrupaciones que fue impulsando por la región, traten de presentar su propia candidatura.
A los populares les queda muy lejos la mayoría absoluta de hace siete años. Tanto que algunos cargos y militantes apelan a la victoria de Pablo Casado y la regeneración del partido como su mejor arma para ganar. Mucho tendrán que remar en Génova para dejar atrás la crisis interna que sigue sangrando en Cantabria. María José Sáenz de Buruaga, saco de golpes del sector crítico afín a Ignacio Diego, aún no se ha postulado como candidata oficial. En Joaquín Costa esperan inmóviles una visita de Pablo Casado para ungir a Buruaga después de que ésta se reuniese hace un mes conJavier Maroto, el secretario de organización nacional, durante dos horas y media y le diera el respaldo absoluto.
El único que ya ha despejado su futuro es Pablo Zuloaga, secretario general del PSOE y delegado del Gobierno. El sector crítico ha decidido darle tregua hasta después de los comicios pero sin tirar la toalla. En noviembre se enfrentarán a la Conferencia Política que marcará el futuro inmediato de la siglas. La vieja guardia ya se ha dado por amortizada y cuenta con el fin de su siglo, pero el 'sanchismo' contiene la respiración para conocer los primeros puestos de las listas conscientes de que todo lo que no sea ir entre los cinco primeros puestos no garantiza un escaño en la Cámara.
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