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«No podía partir una barra de pan»

Tres pacientes que ganaron la batalla al covid en la primera ola relatan lo difícil que es dejar atrás las secuelas que suceden al virus

José Carlos Rojo

Santander

Domingo, 22 de noviembre 2020, 07:37

Ernesto, 58 años, dos semanas ingresado en Valdecilla por covid: «La fatiga me ha acompañado meses. Hoy todavía no estoy al cien por cien». José María, 65 años, 34 días hospitalizado, doce de ellos en la UCI: «Tardé cuatro meses en recuperar la cuerda vocal derecha». Margarita, 58 años: «He estado cinco meses sin gusto ni olfato. Hoy, todavía, sigo con cefaleas y tos».

Tantas complicaciones lleva asociadas el covid en su estadio agudo, como secuelas deja el dichoso patógeno a muchos tras haberlo superado. Es pronto todavía para completar estadísticas, pero alrededor de un 20% de cuantos lo han cursado con sintomatología grave, arrastran problemas respiratorios y de fatiga meses después de abandonar el hospital. Otros incluso hablan de cefaleas, de afecciones cutáneas, problemas articulares o musculares. Un calvario que aún no han logrado dejar atrás muchos de los pacientes de la primera oleada de marzo y abril.

«En este mismo momento que hablo por teléfono estoy paseando por la playa con mi mujer y mi perro. Esto, hace tan sólo unos pocos meses, era impensable». Ernesto ingresó en el Hospital Valdecilla el 23 de marzo tras sufrir siete días de dolores y fiebre alta. «Me hicieron una placa de tórax y vieron que tenía algo afectado el pulmón, con lo que decidieron ingresarme», relata.

Las tres principales secuelas

  • Respiratorias: Los pulmones quedan dañados y el paciente siente falta de aire cuando realiza esfuerzos.

  • Cefaleas: No existe evidencia científica de que estén causadas por el covid, pero sí por la ansiedad sufrida por la infección.

  • Síndrome de UCI: Problemas cutáneos, articulares y musculares son comunes entre quienes han estado en cuidados.

Al noveno día empeoró. «Tuve que estar con respiración artificial en la UCI». Tuvo suerte, lo superó y el 6 de abril le dieron el alta hospitalaria. «Es difícil de creer pero siempre recordaré la sensación de impotencia al no poder cortar ni la barra de pan para comer», explica. «Es un malestar muy complicado, muy raro. Sientes, literalmente, como que se te apagara la vida».

Su cuadro de secuelas es el más habitual entre quienes han cursado la infección con mayor virulencia y viene derivado del daño pulmonar. Afecta al mecanismo por el que los alveolos transportan el oxígeno a la sangre. «La fatiga me ha acompañado durante semanas, meses. Incluso ahora, que estoy bien, no termino de notarme al cien por cien. Si hago algún esfuerzo de subir una cuesta pronunciada, todavía noto que no soy yo del todo», confiesa.

Tras salir del hospital pasó un mes de reposo en casa;aunque fue un descanso relativo. «Tenía que moverme algo porque si no, me anquilosaba. Había estado tanto tiempo inmóvil que necesitaba reeducar al cuerpo y en eso siempre he sido muy disciplinado».

Cuando en mayo España salió del confinamiento domiciliario comenzó a dar paseos por la calle. «Ha sido un largo camino, pero ahora estoy bien. Creo que es importante saber que en Cantabria contamos con grandes hospitales y grandes profesionales, que saben lo que hacen, y que de esto se sale». Es un pensamiento que se afana en mantener como mantra para superar también las secuelas psicológicas que son, en buena medida, otro de los efectos secundarios de la enfermedad. Una amenaza contra la que han luchado otros que ganaron la batalla al covid.

«La fatiga me ha acompañado por semanas, incluso meses. Ahora no estoy aún al cien por cien»

ernesto, 58 años

«Tardé cuatro meses en recuperar la cuerda vocal derecha y he perdido movilidad en un pie»

josé maría, 66 años

«Sufrí pérdida de gusto y olfato casi desde el principio y me ha durado casi cinco meses»

margarita, 58 años

José María pasó 34 días ingresado en Valdecilla –del 17 de marzo al 21 de abril– y doce de ellos en la UCI. «El resto fue aislamiento en la habitación, la prueba más dura a nivel psicológico que puede pasar un paciente», sentencia. «Tuve el apoyo telefónico de mi mujer y con fuerza salí adelante porque es un trance muy duro en el que has de ser fuerte para curarte», asevera. Porque él, además, es persona de riesgo con una patología previa como es el Parkinson.

Una vez dado de alta tuvo que curar las úlceras cutáneas surgidas tras la inmovilización en UCI, arrastró durante cuatro meses la paralización de la cuerda vocal derecha y todavía hoy acude a rehabilitación para recuperar la movilidad perdida en un pie. «Puede tener que ver también con el Parkinson, pero son todo achaques que he sufrido tras el covid», lamenta.

Gusto y olfato

Cuando al principio de dar la cara el coronavirus los síntomas eran desconocidos, la fiebre, la pérdida de gusto y el olfato se tuvieron como marcadores claros de que la infección era producida por el nuevo microorganismo. Y aunque más tarde se ha demostrado que la sintomatología es mucho más variada y compleja, hay pacientes que han comprobado cuan extraña es la sensación de perder estos dos sentidos. «Tuve mucha colitis, dolores de cabeza y me ha costado recuperar el gusto y el olfato», explica Margarita, infectada también en la primera ola.

«Tuve pérdida de gusto y olfato casi desde el primer día y es algo que me ha durado casi cinco meses. Tarda mucho en recuperarse y lo sé porque conozco más gente que ha estado como yo», razona. Los dolores de cabeza han sido recurrentes también durante la fase aguda de la enfermedad como en la convalecencia. «Nunca he sido de sufrir cefaleas y todavía es el día en que tengo que tomar un ibuprofeno para calmarlos. Es muy raro, pero es lo que queda tras el covid». Y la tos, «que en algún caso también me ha quedado tras pasar gripe», es algo que ha mantenido durante unas semanas. «No me puedo quejar, no he pasado mal la enfermedad. No como los que tienen que ingresar, pero sí que sentí una sensación de desprotección, de peligro físico real», evoca sobre un tiempo que prefiere olvidar.

Los expertos

La casuística sobre las secuelas que deja el covid tras su paso por el organismo está aún por estudiar. Depende del paciente, de la intensidad con la que ha cursado la enfermedad y sus patologías previas; pero las tres principales áreas donde se trata este problema tienen que ver con los servicios de Neumología, Neurología y Rehabilitación.

«Desde un punto de vista respiratorio, y tras el seguimiento de tres meses de más de 150 pacientes que sufrieron neumonía por covid 19 durante la primera ola, hemos comprobado que un 20% tiene alteración de las pruebas de función respiratoria», explica el doctor José Cifrián, responsable del servicio de Neumología de Valdecilla. «Esto significa que van a tener una sensación de falta de aire (disnea), fundamentalmente cuando realizan esfuerzos». A ello se suma el cansancio, los dolores osteo-musculares, etc. Incluso, también, problemas neurológicos como falta de concentración, que pueden ir acompañados de cefaleas;aunque en ese campo, aún no hay evidencias científicas de que la enfermedad los desencadene.

«La secuela más habitual es la sensación de falta de aire cuando el paciente realiza algún esfuerzo»

josé cifrián, Jefe de Servicio de Neumología

«No existe base científica que indique que el coronavirus deja como secuela las cefaleas»

julio pascual, Jefe de Servicio de Neurología

«Estar mucho tiempo en la UCI deja problemas por la respiración asistida y la sedación intensa»

Lourdes López de Munaín, Jefa de Servicio de Rehabilitación

«No existe una base orgánica que nos indique que sea consecuencia del covid; aunque sí es cierto que por la consulta vienen personas con estos problemas», certifica el jefe del Servicio de Neurología de Valdecilla, Julio Pascual. «Hemos hecho investigaciones en muchos hospitales del mundo y no podemos certificar científicamente que el enfermo que ha superado el coronavirus pueda experimentar estos síntomas de cefalea».

Muchos de los afectados son personas que contaban con una historia de dolores previa, que quizá, con la presión psicológica que trae asociada la infección y el paso por la UCI, puede verse acentuada. En el Servicio de Rehabilitación de Valdecilla encuentran muchos de estos casos. Su máxima responsable, Lourdes López de Munaín, habla del conocido popularmente como síndrome de postintensivos. «Es gente que ha estado mucho tiempo en la UCI y que tiene problemas derivados de la respiración asistida, de una sedación intensa, de haber permanecido mucho tiempo en una misma postura, etc». Todo se traduce en mayor debilidad muscular, afecciones articulares y nerviosas. No son consecuencias directas de la enfermedad, pero sí de lo que trae consigo el tratamiento. Por eso es tan importante el seguimiento de estas convalecencias. «Los enfermos postcovid presentan tantos y tan variados efectos secundarios que deberían centralizarse en una misma consulta multidisciplinar que sirviera, además, de lugar donde estudiar todo lo que sucede después de la enfermedad», sugiere el doctor y profesor de la Universidad de Cantabria Ángel de Francisco. «Desgraciadamente nos queda mucho por pasar, y cuanto más aprendamos de esta enfermedad, antes podremos vencerla».

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