El Pas, protagonista de buena parte de las inundaciones en Cantabria

El primero de los incidentes data de septiembre de aquel año, cuando una avenida del Pas, el Besya y el Agüera produjo «grandes pérdidas en vidas humanas, arrastre de edificios, árboles y ganado», al inundar los valles de Toranzo y Guriezo.

El Pas fue también responsable de una avenida en noviembre de 1737 que afectó al valle de Toranzo y en la que perecieron 93 personas. Un siglo después, en agosto de 1834, este mismo río, con el Besaya y el Saja, causó grandes destrozos en el valle de Toranzo, y también en Torrelavega, Piélagos y Santander, «destrozando las aguas casas, molinos, puentes y caminos». Ya en el siglo XX, en 1931, una tormenta de pedrisco provocó una enorme ola que se precipitó sobre el Pas desde la cima de los montes, inundando el Valle de Toranzo desde San Martín hasta Luena.

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En agosto de 1960, la rotura del dique El Reocín, de la Real Compañía Asturiana de Minas, que interceptó el Besaya, causó quince muertos.

En 1978, una avenida de los ríos Asón, Agüera y Sámano se cobró dos víctimas mortales en Marrón y Gibaja, y además causó pérdidas de 100 millones de pesetas en la fábrica de Magefesa. Unas 3.000 cabezas de ganado perecieron en la riada.

Pas, Asón y Saja fueron los responsables del desastre acaecido en agosto de 1983, como consecuencia de una gota fría que acrecentó sus caudales. Cinco personas murieron en unas inundaciones que hicieron que se declarara zona catastrófica un total de 24 municipios de Cantabria.