Patrullas forestales para apagar el virus

Las cuadrillas del operativo de lucha contra incendios forestales en Cantabria llevan desde que se decretó el estado de Alarma por el Covid-19 realizando labores de desinfección en un total de 63 ayuntamientos de la región. Unas 400 personas, que son las que componen el operativo, han pasado en las últimas semanas de apagar fuegos a regar las calles con agua y lejía. Su labor fue reconocida ayer por el presidente del Gobierno de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, que acudió al municipio de Ruiloba acompañado por el consejero de Desarrollo Rural, Guillermo Blanco, para presenciar 'in situ' una de estas actuaciones de desinfección.

Rodeados de cámaras y ante la expectación de tres o cuatro vecinos, los políticos, entre los que se encontraba la alcaldesa de la localidad, Sara Portilla, observaron como un equipo formado por media docena de personas rociaba la plaza del barrio de la Iglesia con desinfectante. Una marea naranja (llevaban buzos de este color) anti Covid-19. «La reconversión», como denominó Revilla a este cambio de labores, «se puso en marcha en Cantabria desde el primer momento». La exhaustiva desinfección «se ha traducido en unos índices de personas contaminadas mucho menores que en el resto del país». Eso y la «excelente labor» del Servicio Cántabro de Salud «han contribuído a lograr una tasa de mortalidad muy inferior a la media nacional». El presidente recordó también a los operarios que se encargan de reparar las instalaciones del Gobierno de Cantabria. «Gente muy trabajadora y con mucho ingenio, que se ha reciclado y ha empezado a diseñar pantallas protectoras», algunas de la cuales Revilla repartió ayer entre los vecinos del pueblo, que salieron diligentes a la puerta de su casa para no perderse la visita del presidente.

Por su parte, el consejero de Medio Ambiente concretó que los agentes encargados de apagar incendios «han realizado 263 actuaciones de desinfección en casi el 70% de los municipios de Cantabria». A pesar de que una pandemia no es lo mismo que un incendio, los trabajos para sofocar ambas cosas no difieren entre sí, salvo porque «en un caso empleamos solamente agua y en otro agua con lejía», explicó el jefe de la comarca 13 del Servicio de Montes, Severiano Arenal, presente en el acto de ayer. «Un trabajo indispensable para luchar contra la pandemia», resumió el consejero. La presencia del coronavirus no es óbice para que dejen de arder los bosques, «por eso también estos operarios han participado en la extinción de más de 200 incendios desde el pasado 14 de marzo». Doble trabajo y esfuerzo. «Todo el mundo ha dado un paso adelante y ha brindado la ayuda necesaria, a pesar de no tener competencias en este ámbito», dijo Blanco.

Ruiloba es uno de los lugares donde desde mediados de abril la cuadrilla de montes desinfecta a diario la calle, la sucursal bancaria o la farmacia. «Los operarios han estado entregados y siguen prestándonos su apoyo día a día», declaró la regidora. Continuarán haciéndolo mientras esta labor sea compatible con la extinción de incendios. En caso de que haya que elegir, sofocar el fuego tendrá prioridad frente al virus. En este sentido, Revilla envió ayer un mensaje de tranquilidad. «No hay que tener miedo, sino seguir las indicaciones», señaló. Antes de marcharse con prisa, ofreció otro titular: «La vacuna, en enero».