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LAURA FONQUERNIE
Sábado, 23 de abril 2022, 07:32
Pidió acompañar el paseo con la canción 'Libre', de Nino Bravo, porque es su favorita. Quizá también porque eso fue lo que sintió al salir a la terraza del pabellón 17 de Valdecilla tras pasar 95 días en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital por covid. Con esa banda sonora, el martes Paulino Gómez volvió a ver el sol. Un momento que para él fue «maravilloso», cuenta Carmen, su hija. A su padre todavía le cuesta hablar, pero está «muy contento».
La salida fue idea del equipo de profesionales que han acompañado a Paulino en su paso por la UCI durante los tres meses de ingreso. «Surgió porque se hace en otros centros», explica Marina Parcha, enfermera. Forma parte de la iniciativa 'Paseos que curan' que busca humanizar la atención de los pacientes en estas unidades. «Estaba decaído» y pensaron que salir a la terraza de la planta podría ayudarle a recuperar las ganas. En cuanto vieron un rayo de sol, no lo dudaron y acertaron. «Son momentos muy importantes. Le ha mejorado muchísimo el estado de ánimo», añade Parcha. Ella lo sabe bien porque gestiona el equipo por las mañanas y «le veo todos los días».
Son gestos fundamentales para las personas ingresadas y que las sanitarias viven con «ilusión». Es tan sencillo como aprender a «cuidar lo invisible», explica Silvia Santamaría, también enfermera y parte de la plantilla de la UCI. En eso consiste el proyecto HU-CI, en humanizar los Cuidados Intensivos. «Fue un momento mágico», añade. Aquella mañana estaba de turno todo el personal involucrado en el cuidado de Paulino (quienes le acompañan en la foto) así que pusieron su cantante favorito y salieron a la terraza. «Percibir las emociones, que él pudiera saborear el aire, el sol...». Esa combinación hizo mágico aquel paseo. No supuso recorrer un camino muy largo, más bien al contrario, pero permitió a Paulino «romper con la rutina». Con ese día a día gris, ingresado en el hospital y con el techo como único paisaje.
A pesar de que todavía tiene dificultades para hablar, sí pudo decirle a la enfermera que aquello estaba siendo «maravilloso». Y es que son sensaciones que, de alguna manera, «les dan vida», resume Santamaría. Es más, les cambia directamente el estado de ánimo. Porque tan importante es atender la parte física «como la psicológica». Y en eso se enfoca la humanización, en conseguir una atención que esté «más centrada en la persona, darle una atención integral que involucre a familiares y profesionales», añade la enfermera.
Cuando alguien ingresa en la UCI, de pronto todo se rompe, el día a día, la rutina y las vistas se reducen a un box. Por eso muchos comparten la sensación de «enclaustramiento» y definen su paso por la unidad como un espacio en el que «no pasa el tiempo y las horas se hacen lentas». Y el martes pudo volver a observar un paisaje, aunque fuera durante unos minutos.
Después de tres meses cuidando de su padre, Carmen Gómez solo tiene palabras de agradecimiento para los profesionales de Valdecilla. «Son como ángeles de la guarda», cuenta. En la delicadeza con la que cuidan de cada paciente se nota que «son muy humanos». Les tratan con un «cariño tremendo, se desviven por ellos», añade la hija. Más allá de la fuerza de Paulino, «si él está hoy aquí también es por ellos». Y así habla de la unidad, con mucho cariño, aunque quizá no sería capaz de reconocer a la plantilla por la calle porque de momento solo se conocen con mascarillas. Ahora Paulino permanece hospitalizado, recuperándose poco a poco de un «duro camino» que casi no termina. Eso sí, en una habitación que su familia se ha encargado de decorar con fotos para cambiar las vistas del techo por las caras de sus nietos.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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