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Ha entrado en la cárcel en nueve ocasiones y ha salido de ella otras nueve. Desde los años 80, ha sido condenado a casi 40 ... años de prisión -en varias sentencias- por abusar de más de una docena de niñas entre los dos y los diez años. Hasta 2018, cuando fue detenido por violencia de género en Madrid, estaba considerado el mayor abusador de niñas de la historia de España. Marcelino Fernández Arnáiz, conocido como el 'pederasta de El Astillero' por ser vecino de la localidad, donde empezó con sus crímenes, ha sido condenado ahora a cuatro años y medio de prisión por intentar agredir sexualmente a una niña de 10 años en el interior de un portal en Santander.
El tribunal le considera autor de un delito de agresión sexual en grado de tentativa, con la agravante de reincidencia, ya que este hombre, de 70 años, cuenta con numerosos antecedentes por abusos a menores por los que ya ha sido condenado a casi 40 años de cárcel. La última vez que entró en prisión fue en 2009, pero volvió a salir en 2017.
Según los registros policiales, Fernández Arnáiz ha sido detenido por abusos a menores en 1980, 1983, 1986, 1990, 1999, 2000, 2002, 2003 y 2008. Siempre que ha sido puesto en libertad ha vuelto a abusar de menores, excepto en 2018, cuando fue detenido por haber agredido a una mujer. Cuando en 2008 abandonó por penúltima vez la cárcel, en este caso el centro penitenciario palentino de Dueñas donde había cumplido cinco años por otro abuso a niñas, tardó solo unos días en ser detenido de nuevo en Santander, tras secuestrar a una niña de seis años y abusar de ella en un portal. Por esta última agresión fue condenado a nueve años de cárcel, pero salió en 2017. Los forenses aseguraron que el acusado no es capaz de regular sus instintos primarios y que, aunque tiene un coeficiente intelectual muy bajo, es plenamente consciente de sus actos.
Ahora, la Audiencia le prohibe, además, comunicarse y acercarse a la menor durante nueve años y una medida de libertad vigilada tras la salida de la cárcel durante cinco. Por último, le impone una pena de multa de 540 euros y deberá indemnizar a la niña con 3.150 euros por las lesiones y el daño moral causado. Contra esta sentencia, el ahora condenado puede recurrir ante el TSJC.
Según los hechos probados, el acusado se encontraba en las inmediaciones del portal de un inmueble de Santander cuando entró la niña, que había salido para ir a recoger una sartén que había comprado su abuela en un establecimiento próximo. Aprovechando que la niña entraba en el portal, el 'pederasta de Astillero' entró detrás de ella con la finalidad de realizar «actos de carácter sexual, preguntándola cómo se llamaba y cuántos años tenía, diciéndole que subieran juntos en el ascensor».
Al negarse la niña, el pederasta la agarró fuertemente de ambas muñecas y, tras pedirle que la soltase, ella comenzó a gritar pidiendo socorro. Entonces, el hombre soltó su mano de la de la menor para taparla la boca, tirándola también del pelo para tratar de «llevarla a la zona oscura del portal».
Para zafarse, la niña le dio una patada en la entrepierna, pero él le devolvió un puñetazo en la nariz y la boca, por lo que las gafas de la chiquilla se cayeron al suelo. A continuación, la menor siguió defendiéndose y dio al hombre un golpe en la cabeza con la sartén que llevaba, pero el la dio una bofetada, volviendo a darle ella un golpe en la cabeza otra vez con la sartén, tras lo cual el individuo salió huyendo del lugar sin conseguir su propósito.
Para el tribunal, el relato de la menor ha sido «lógico, preciso y coherente, aportando gran lujo de detalles, congruentes con el desarrollo de los hechos», y también ha estimado el reconocimiento fotográfico que realizó, «sin ningún género de dudas».
Así, para la Audiencia concurren todos los requisitos para dotar de valor probatorio su declaración, también «ampliamente corroborada» por los testimonios de quienes la atendieron tras los hechos y por los informes médicos sobre las lesiones.
El acusado trató de exculparse señalando en el juicio, celebrado el pasado mes de marzo, que se encontraba en León en la fecha de los hechos, pero su versión no está confirmada por un amigo que, según su defensa, no podía acudir al juicio por estar en Brasil. Al respecto, la Sala señala que existen «conocidas posibilidades de telecomunicación». Además, considera esta afirmación «realmente desmentida» por su detención meses antes en Astillero, lugar al que dijo que no había acudido desde que finalizó su condena en la prisión de León.
Por ello, estima que su autoría «ha quedado plenamente acreditada» por los reconocimientos de la menor, tanto policiales fotográficos como en rueda de reconocimiento, «con gran seguridad y sin duda alguna», teniendo en cuenta además la gran cantidad de datos y características físicas aportadas en las descripciones facilitadas«.
Finalmente, para la Audiencia queda claro el móvil del condenado de «satisfacer un fin lascivo, no dudando en hacer uso de la violencia ejercida para alcanzarlo».
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Ana del Castillo
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