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El boom de infecciones, con el Virus Respiratorio Sincitial (VRS) en plena ebullición, ha disparado las urgencias pediátricas y ya terminado llenando la planta de hospitalización de Valdecilla, que este lunes además contaba con cuatro ingresos en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) con ... tratamiento de oxígeno de alto flujo. Sólo durante el fin de semana -de viernes a domingo- se han atendido más de 600 urgencias infantiles entre Valdecilla y Sierrallana, «el doble de lo habitual. Y lo peor es que esperamos que la presión vaya a más en las dos próximas semanas», señala la jefa de Pediatría, María Jesús Cabero, que hoy abordará con la Dirección un plan de contingencia para hacer frente a este notable incremento de la demanda.
Bronquiolitis, crisis asmáticas, laringitis, tos persistente, cuadros febriles... dominan el primer invierno sin mascarillas después de la era covid. «Estamos ante una situación que se repite en los hospitales de las comunidades de alrededor, la epidemia de bronquiolitis está teniendo un impacto mayor que otras temporadas», entre otras razones porque «aunque el VRS afecta a todas las edades, en las que puede causar más desajustes es en los menores de dos años», que son precisamente los que no han estado expuestos al virus hasta ahora. «El problema es que no hay un tratamiento efectivo para el VRS, más allá del soporte respiratorio cuando hace falta», indica Cabero, que recomienda a las familias acudir a Urgencias, sobre todo en el caso de los más pequeños, cuando se identifiquen señales de alarma como «mal estado general, fiebre que no cede o dificultades respiratorias».
Sólo en la Unidad de Corta Estancia de Urgencias se han atendido en lo que va de noviembre 74 ingresos, más de la mitad por problemas respiratorios (bronquitis, asma, neumonía...) y el 50% de ellos con el VRS como causante. La gripe, en cambio, ha bajado de forma notable en las últimas semanas -el pico de contagios e ingresos se alcanzó a mediados de octubre-, aunque no es descartable que con la brusca bajada de temperaturas pudiera repuntar. Y también el covid se mantiene con una incidencia discreta, «a la espera», como avanzó días atrás el director general de Salud Pública, Reinhard Wallmann, de «cómo evolucione la última subvariante de Ómicron (BQ.1)», que se está imponiendo a gran velocidad.
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«La demanda en las consultas de Pediatría está siendo descomunal por el cóctel de virus que hay, todos a la vez. Los más pequeños van cogiendo uno tras otro, entre otras cosas porque no se les deja en casa cuando están con síntomas. Ahora estamos ante un pico brutal de Virus Respiratorio Sincitial», coincide Alberto Bercedo, presidente de la Sociedad de Pediatría de Atención Primaria, como se refleja en los test de vigilancia epidemiológica.
«Por suerte, no todo acaba en bronquiolitis, a muchos menores les causa sólo un cuadro de catarro y fiebre», pero los más pequeños son los más vulnerables. Para que un niño tenga cierta inmunidad frente a este virus habitual del invierno tiene que pasarlo al menos en tres ocasiones, pero buena parte de los niños de corta edad se enfrentan en la actualidad a su primera vez, lo que aumenta la probabilidad de complicaciones.
Este lunes había cuatro menores en la UCI por esta causa, pero el fin de semana llegó a haber hasta siete. De los 630 niños que han pasado por las urgencias hospitalarias entre el viernes y el domingo, 26 tuvieron que ser ingresados (4%). «Ya no es sólo que estemos viendo un gran volumen de urgencias, sino también de hospitalizaciones», declara la jefa de Pediatría.
Con la dificultad añadida de los problemas de desabastecimiento de algunos fármacos. Al margen de la escasez de la amoxicilina en jarabe -el antibiótico por excelencia de los menores-, que hasta el momento se ha ido salvando porque no se ha llegado a agotar el stock en los almacenes de distribución, sí que ha habido faltas de determinados inhaladores respiratorios. «También este verano tuvimos problemas de desabastecimiento, ocurre de forma intermitente desde hace años. Ese trastorno también aumenta la demanda de consulta, porque implica que las familias tienen que venir al centro de salud para que les renovemos la receta con la alternativa para sus hijos, puesto que en ese caso los inhaladores para tratar el asma no son reemplazables por otros directamente en la farmacia», indica Alberto Bercedo.
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