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La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) había activado la alerta naranja por fenómenos costeros -lo que en la práctica se traduce en olas de 5 a 7 metros- y el 112, como siempre hace, advertía del peligro que entraña querer ir a ver las olas. « ... Procurar alejarse de los malecones, playas, espigones y de otros lugares próximos a la línea de costa, que puedan ser afectados por las elevadas mareas y oleajes». Los cántabros deberían recitarlo casi de memoria de tantas veces que lo advierten los servicios de emergencia. Sin embargo, por ignorancia o por imprudencia, una pareja de jóvenes decidió ir hasta la playa de Valdearenas, en Liencres, y subirse a una de las rocas del arenal. La mar, que embravecida puede sorprender en cuestión de segundos, acabó por rodearlos. Claro, ellos llevaban plumífero, pero a ver quién era el primero en saltar al agua, con lo fría que está en invierno.
Viendo que no quedaba otra porque el agua cada vez les engullía más saltaron a la mar, que comenzó a embestirles con esas olas que se producen cuando hay activo un aviso naranja.
🟠 PRECAUCIÓN 🟠@AEMET_Cantabria y @112Cantabria nos avisan que seguimos hasta mañana en ALERTA NARANJA por #fma Costeros de mar y viento.
Bomberos Ayto. Santander (@BombSantander) January 9, 2022
Precaución si vas a la costa o playa, un despiste puede ocasionar una tragedia.@BomberosCastro@BomberosCamargo@salvamentogob https://t.co/JpRUa63V76 pic.twitter.com/q6yJ1wZLoz
En la infinidad de comentarios que se han dejado en las redes sociales tras la visualización del vídeo -en su amplia mayoría para resaltar la ignorancia (por no emplear insultos) de estos dos chavales- hay quien les excusa diciendo que era una pedida de matrimonio. Un momento inolvidable, sí, pero no en el sentido que probablemente esperaban.
Y el día antes...
Imprudencias como la de estos jóvenes se repiten como las olas en el mar. Es más, un día antes, el 8 de enero y en ese mismo temporal de mar, una mujer acabó con una oreja semiamputada tras ser arrastrada por una ola en el muelle Don Luis, en Castro Urdiales. Al parecer, la mujer se encontraba en las primeras escaleras de este espigón, en concreto, en la zona de baño, cuando las olas le golpearon.
En lugar de ser arrojada mar adentro, algo que podría haber tenido peores consecuencias, la mujer fue a parar dentro del muelle, en dirección al Club Naútico de Castro, y fue uno de los bancos que hay a lo largo del paseo marítimo el que retuvo a la señora.
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