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Poco a poco, el rebrote de covid empieza a dibujar la línea ascendente en las gráficas de Salud Pública. Los 55 contagios detectados el miércoles en los diferentes dispositivos del Servicio Cántabro de Salud (SCS) suponen el mayor pico en un solo día desde ... principios de septiembre, cuando la quinta ola ya estaba en fase de descenso. El virus resurge, pero con menos virulencia por el efecto de la vacunación masiva –ahora el 83% de la población está inmunizada, mientras que a comienzos de verano ese porcentaje se limitaba al 25%–. «Es una onda muy distinta», recordaba días atrás el director general de Salud Pública, Reinhard Wallmann, que espera una proporción menor de carga hospitalaria aunque se alcancen tasas de incidencia elevadas.
La protección vacunal frena las complicaciones, pero no evita el contagio, que se puede confundir más que nunca con los síntomas causados por otros virus respiratorios propios de esta época. Por el momento, la tasa acumulada en los últimos catorce días se sitúa en los 75 casos por cada 100.000 habitantes. En ese tiempo se han confirmado 440 positivos, 72 de ellos en Castro Urdiales, uno de los municipios que más está sufriendo la presión de la cercanía con el País Vasco, cuyo nivel de propagación triplica los índices de Cantabria (ayer llegó a los 230 casos por cada 100.000 habitantes). En cambio, en los hospitales el flujo de la demanda actual no viene de la mano del covid, que se mantiene estable, con quince ingresados (uno de ellos en la UCI), sino por otras causas.
En el área de Pediatría, el problema número uno son las infecciones respiratorias en los más pequeños: la epidemia de bronquiolitis. A la que no tardará en sumarse la llegada de la gripe. La campaña de vacunación, desplegada primero en residencias, se centra ahora en población de más de 60 años y pacientes de riesgo. Dosis que se están simultaneando con las de refuerzo de covid, que ya han llegado a más de 46.600 cántabros. «En los mayores de 70 años, que es la población diana, se ha administrado la dosis adicional al 45% (alrededor de 43.000 pinchazos), más otras 2.500 al colectivo de inmunodeprimidos. Y el resto en residencias de mayores», explica Wallmann.
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En los almacenes del SCS disponen de un stock de 45.158 vacunas (28.428 de Pfizer, 16.690 de Moderna y 40 de Janssen). «La campaña va a buen ritmo», añade, partidario de comenzar «cuando antes» con el refuerzo del grupo de población de 60 a 69 años (la fecha la determinará el martes la Comisión de Salud Pública), e incluso va más allá al considerar necesario avanzar para llegar a la población de la década de los 50. La Ponencia de Vacunas acordó el miércoles también que el tercer pinchazo se extienda al personal sanitario y sociosanitario. Ayer mismo, en Alemania, que tiene una de las tasas de vacunación poblacional más bajas de Europa occidental, junto a las de Austria y Suiza, el organismo equivalente recomendó revacunar a toda la población mayor de 18 años al desbocarse los contagios, en previsión de unas Navidades «terribles». En España, aumenta la presión de las comunidades autónomas para que el Ministerio coordine la implantación del certificado covid para acceder a determinados espacios, una propuesta que no sopesa Cantabria.
Con las dosis almacenadas, la región aún tiene reservas para completar sin problema la previsión de citas de esta semana y la siguiente, pero la Dirección General de Salud Pública ya ha tramitado el pedido al laboratorio central del Ministerio de Sanidad (debe encargarse con tres semanas de antelación) para reponer existencias. En esta fase de la campaña se surte a demanda. Ese nuevo envío está previsto que llegue a la región la semana del 29 de noviembre. Para entonces, se cuenta con haber avanzado con el grupo de población mayor de 70 años, que es ahora la prioridad, y con la población que fue vacunada con la fórmula monodosis de Janssen (22.161 personas en Cantabria), que tienen una menor inmunidad. Para completarla, desde el pasado sábado se les está administrando una dosis de refuerzo de Pfizer o Moderna.
La gestión de estas nuevas citas es parte del cometido del robot Jano, el asistente virtual de voz del SCS, que aunque llama desde un número fijo (ahora es el 942 48 03 85) puede aparecer en la pantalla del móvil como llamante no deseado si se tiene configurado el teléfono con la protección de spam, que salta cuando detecta sospecha de llamada comercial. Si el robot llama para concertar la cita y no se coge, el usuario no puede devolver la llamada para reintentarlo, sino esperar a que vuelva a hacerlo. Así que sirva la advertencia para aquellos que esperan ser convocados para su nueva dosis, porque Jano está en ello.
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